
Por debajo de 100 km/h se puede usar la opción que mantiene el dispositivo atado al coche policial, mientras que a mayor velocidad se recomienda el modo en que la trampa se aferra a la rueda del sospechoso pero no sigue amarrada al patrulla. Una de las principales ventajas del sistema frente a otros es que resulta seguro incluso para utilizarlo en tráfico, puesto que el conductor en principio no pierde el control del vehículo pero sí acaba deteniéndose, ya sea por sí mismo o por la acción del coche patrulla al frenar, si se utiliza la opción en la que la red sigue atada.
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