El tercer fin de semana del mes de agosto en Monterey, California, Mecum Auctions pondrá a subasta un gran número de joyas automovilísticas justo antes del Pebble Beach Concours d'Elegance que se celebra el 21 de dicho mes. Una de estas joyitas es un coche de Indy Car que corrió con el dorsal número #4: este bonito Hupp Comet de 1932 completamente restaurado.
Puede que el nombre Hupp no evoque demasiados recuerdos incluso a los más aficionados al mundo del motor, pero lo cierto es que fue la compañía matriz de Hupmobile, una exitosa firma de coches que operó entre 1909 y 1940. Este Comet en concreto es el único coche con motor Hupmobile que ha competido nunca en las 500 Millas de Indianápolis: en la edición de 1932 clasificó 4º y terminó 5º con Russ Snowberger al volante.
¿Y qué tiene de especial, además de un atractivo diseño? Pues lo mejor de todo es que el coche lo fabricó y puso a punto el propio Snowberger, un talentoso piloto-mecánico-diseñador-manitas que participó en la Indy 500 durante 15 años con vehículos diseñados por sí mismo. Entre 1930 y 1934 consiguió quedar en el Top 5 e incluso consiguió una pole en 1931. Nunca llegó a ganar, pero entró en el club de las 100 millas por hora al terminar en 1934 con una media superior a 160 km/h. El Hupp Comet ha sido restaurado por completo a manos del hijo del piloto, John Snowberger, quien ha dedicado parte de su vida a restaurar los coches creados por su padre y a crear maquetas a escala 1/8.
El coche incluye el motor original Humpmobile de ocho cilindros con el que corrió en 1932 y, de hecho, ha llegado a participar en eventos como el desfile inaugural de la Indy Brickyard en 2009, 77 años después de su última hazaña en circuito. Originalmente Snowberger quiso equipar su Comet con un motor Studebaker, aunque Hupmobile, que quería entrar en la competición, lo convenció para montar un motor suyo, el llamado HC001 de cuatro carburadores que él mismo puso a punto. No obstante, en 1932 se quedó sin patrocinio y hubo de devolver el motor de ocho cilindros a Hupmobile, que lo vendió y fue a parar al famoso Boneville Hupp que alcanzó 235 km/h en Bonneville.
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