En el automóvil hay una parte pasional, para nada es todo funcional. Hay coches que buscan un equilibrio entre ambos mundos, otros directamente inclinan la balanza hacia uno de los lados, como los monovolúmenes o los superdeportivos. Y de vez en cuando alguien nos sorprende con algo nuevo, algo que se escapa a la razón y que se centra sólo en esa parte del cerebro que busca marcha.
El Swincar E-Spider es un claro ejemplo de esto y no, no sé ni cómo catalogarlo. ¿Es un coche, un buggy, una especie de quad con volante, una araña de patas largas y ruedas en las puntas? Ni idea, pero de algo estoy seguro, tiene pinta de ser muy divertido.
Este engendro con aspecto de robot y fines off-road cuenta con un cockpit monoplaza que es pendular, es decir, mantiene la verticalidad cuando el terreno se inclina y tumba en las curvas como las motos. La estructura es de aluminio y las suspensiones tienen unos recorridos espectaculares que le permiten trepar y bajar por sitios complicados.
Lleva un motor eléctrico en cada rueda de 1,5 Kw y hay versión con dos o con cuatro ruedas directrices además de diferentes tamaños de batería.
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