La marca alemana presenta un pequeño motor tricilíndrico de un litro, hasta aquí todo aparentemente normal, pero con inyección directa de gasolina, turbocompresor y una cifra de potencia que no deja impasible: 272 CV.
No eches cuentas, son 272 CV por litro y 270 Nm de par motor máximo, como muchos diésel, así que las recuperaciones están garantizadas. De momento no se ha confirmado que este motor llegue a producirse en serie y puede quedar como una simple prueba de lo que se puede conseguir y para dejar claro que no sólo Ford es capaz de sacar caballos a los motores de gasolina de un litro.
El despliegue de tecnología, al margen de técnicas de endurecimiento por láser para reducir fricciones en el pequeño y conocido bloque EA211, se encuentra en su e-booster, un turbocompresor eléctrico. El turbo se mueve gracias a un motor eléctrico, no a los gases de escape, así puede tener mayores dimensiones y eliminar el retraso en la respuesta.
Hasta ahora la respuesta para minimizar el turbo-lag era emplear turbos de pequeño tamaño, que cogen revoluciones antes que los grandes, y en algunos motores se combinaba el uso de un turbo pequeño para la respuesta inicial y otro grande encargado de exprimir al máximo el motor. Con el turbo eléctrico se consigue un resultado similar de forma más sencilla porque no se depende del flujo de gases de escape para lograr las revoluciones necesarias en la turbina.
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