El caso de las emisiones de Renault, Ford y Mercedes-Benz, como quizá podríamos comenzar a ir denominando ya a este culebrón en ciernes surgido a rebufo del caso Volkswagen, acaba de pasar a un segundo estadio de confirmaciones. Después de la llamada de atención que conocimos las pasadas semanas, muchos fueron los rumores y los dimes y diretes sobre las emisiones de estos fabricantes y sobre las implicaciones que podría tener un nuevo escándalo industrial en Europa. Bien. Hoy tenemos sobre la mesa un avance en forma de llamada a revisión.
Según ha declarado esta mañana a RTL Radio la ministra de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía de Francia, Ségolène Royal, Renault retirará más de 15.000 vehículos para realizar los ajustes necesarios a fin de cumplir con las normas vigentes.
A pesar de que las primeras evaluaciones realizadas por la comisión que lleva el nombre de la ministra descartaron la presencia de un software malicioso en los vehículos Renault, las últimas pruebas apuntan a que la información proporcionada por Renault en cuanto a niveles de contaminación no se corresponde con la realidad. De ahí la llamada a fábrica.
Cada reglaje de motor se llevará media jornada de trabajo, según ha explicado Royal, y la medida afecta a vehículos que ya están circulando, además de los vehículos que están a la espera de ser matriculados, que obviamente saldrán al mercado con las correcciones realizadas, cualesquiera que estas sean.
Ségolène Royal también ha aprovechado para recalcar que otras marcas superan los estándares, sin especificar cuáles. Días atrás, el otro gran grupo automovilístico francés, PSA Peugeot Citroën, a través de sus tres marcas emitió un comunicado en el que daban a conocer el visto bueno de la Comisión Royal sobre los niveles de emisiones de su motor BlueHDi. Para Royal, sin embargo, lo importante ahora no es dar nombres sino lograr una mejora en los motores. Según ha anunciado, los fabricantes están de acuerdo con dar explicaciones ante la Comisión, y destaca que lo importante es que la contaminación del aire se detenga.
También ha entonado un mea culpa institucional: "Podemos decir que las pruebas no eran suficientes". Después de examinar las emisiones de los coches en un banco, de manera estática, ahora se han decidido a sacar los coches a la calle y medir sus emisiones en situaciones de conducción real. Todo, según explica la ministra francesa, en aras de dar un paso adelante en protección medioambiental, salvando la industria del automóvil y garantizando los derechos del consumidor. Si es o no posible concluir de forma exitosa semejante triple salto mortal, el tiempo lo dirá.
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