
No nos vamos a meter a mecánicos de acera porque eso está reservado para los profesionales en un local adecuado para ello y para aquellos a los que les encanta mancharse las manos de grasa y no les importa sufrir un poco porque disfrutan metiendo mano a su coche. Si no sientes esa pasión es mejor ni intentarlo porque no suele salir nada bueno. La mayoría de los que estáis leyendo esto seguro que lo tenéis más que controlado, pero nunca viene mal dar un repaso a los básicos precisamente por eso, porque son básicos y puede que alguno haya caído en el olvido, no le hayamos dado la importancia que se merece o por simple dejadez.

Mínimo, mínimo hay que revisar presiones una vez al mes, aunque yo aconsejo cada 15 días, y si la presión siempre es la correcta, mejor, pero no por ello debemos dejarlo pasar. Y ya que nos hemos agachado y manchado un poquito las manos, aprovechamos y vemos cómo andan de dibujo y posibles abombamientos o cortes.

Y ya que estamos con los neumáticos, si eres de los que prefiere rotarlos para cambiar los cuatro a la vez, esta operación también la puedes hacer tú mismo. Es sencilla y hasta sirve de entrenamiento por si pinchas y tu coche es de los que llevan rueda de repuesto. ¡Ah! la rueda de repuesto es la eterna olvidada cuando se trata de revisar las presiones y encima suele llevar algo más de lo normal.

¿Y qué niveles hay que mirar? Aceite y líquido refrigerante por la salud de nuestro motor y por nuestra seguridad revisamos el nivel del líquido de frenos y del limpiaparabrisas. Los coches con dirección asistida hidráulica tienen un nivel de aceite de la dirección y en los que usan urea para reducir emisiones también conviene tenerlo controlado.
Escobillas del limpiaparabrisas. No sólo hay que cambiarlas cuando estén deterioradas, si las cuidamos un poco podemos mejorar su función, alargar su vida útil y ahorrar unos buenos euros. El secreto es tan fácil como limpiarlas bien con agua y jabón cada vez que lavamos el coche, hay que frotar y mancha mucho la bayeta, pero luego limpian mucho mejor y duran más.
Si llega el momento de cambiarlas la operación se puede hacer en unos minutos salvo en algunos modelos de escobillas flexibles que exigen tener cierta maña.
Luces. Por legalidad pero sobre todo por seguridad, para ver y que nos vean. No se tarda nada en comprobar si funcionan todas las luces del coche. Consejo:conecta varias a la vez para comprobar que no hagan cosas raras al actuar dos o tres al mismo tiempo. Lo más cómodo es hacerlo con ayuda para que alguien pise el freno mientras tú compruebas, pero se puede hacer solo en un garaje o de noche, pones la trasera contra una pared y por el retrovisor se comprueba si las luces funcionan o no al pisar el freno.

Fugas. Hasta aquí más o menos, pero esto ya lo hace menos gente. Además de revisar con frecuencia la zona donde el coche ha estado aparcado, no está de más agacharse y echar un vistazo a los bajos del coche en busca de posibles fugas. Si además revisas los guardapolvos de las transmisiones en busca de posibles agujeritos por los que se escape la grasa, mejor que mejor.

Si se frena a la primera, perfecto, si hay más movimiento la cosa se pone fea y hay que pasar por taller para que lo revisen. Esto es un poco a ojo, pero si lo hacemos con frecuencia nos da una idea de su estado. Revisar que no haya fugas ni costras de suciedad apegotonada en los amortiguadores es otro punto importante a tener en cuenta.

Limpieza cristales. No es broma, unos cristales limpios son más seguros porque se empañan mucho menos y el agua de la lluvia no se acumula en ellos, desliza. Podemos incluso sellar el parabrisas como vimos en la serie de reportajes de iniciación al detailing, pero sin llegar a eso sólo con tener un cristal limpio por fuera y por dentro mejoraremos nuestra seguridad.

Entonces la aguja de la temperatura sube al rojo y decimos adiós a la junta, a la culata o hasta al motor entero. Todo por una avería que podría haberse solucionado cambiando un manguito de cinco euros. Como puedes ver son una serie de puntos a revisar sencillos, que requieren sólo unos minutos y para los que no se necesitan conocimientos de mecánica. Hay más puntos a revisar, pero la cosa se complica y ya lo decía al principio, si te gusta la mecánica no es que puedas hacerlo, es que lo haces y lo disfrutas. Pero si no te gusta puede ser peor el remedio que la enfermedad.
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