Hace poco publicamos una serie de tres reportajes de acercamiento al detailing, una pequeña guía para conocer este mundo con unas nociones básicas para conseguir una limpieza mucho mejor de la que obtenemos con un lavado normal. Pero la realidad en muchos casos no nos permite llegar hasta ese punto o, al menos, no siempre. Bien por falta de tiempo, espacio o ganas, al final el coche suele acabar, en el mejor de los casos, en un lavado con mangueras de agua a presión. El funcionamiento es sencillo, una manguera y un selector de modos numerado generalmente del uno al cuatro para ir cumpliendo pasos y dejar el coche limpio. Pero muchas veces no es así, así que vamos a ver cómo podemos sacar rendimiento a este tipo de lavados.
Tenemos dos opciones, centrarnos sólo en lo que nos ofrece el lavado o aportar nosotros mismos algún extra para que el resultado sea mejor, mucho mejor. Tampoco creas que nos vamos a volver locos, en este tipo de lavados no está permitido utilizar elementos externos para que no nos enrollemos mucho y no ralentizar la cadencia de vehículos. Con un par de bayetas de microfibra y un limpiallantas tenemos suficiente y nadie nos va a regañar. Y, si puedes elegir, mejor ve a un lavado con agua caliente, el resultado es muchísimo mejor que con agua fría.
Paso 1: Las llantas
Seguro que has visto a más de uno utilizar un desengrasante de cocina o hasta un limpiahornos para quitar la suciedad de las llantas, uno de los puntos más complicados. Nuestro consejo es que compres un limpiallantas específico y preferiblemente de calidad.
El resultado será mejor y sobre todo no dañarás las llantas y estarán igual de bonitas dentro de años. Metes el coche en el box de lavado y lo primero que haces es cerrar los seguros de las puertas. Sí, los amigos de lo ajeno suelen acechar por los lavados en busca de despistados, es más, suelen ir en parejas, uno te pregunta por una calle y el otro por detrás se lleva lo que tengas de valor a la vista dentro del coche. Siguiente paso, aplicas el limpiallantas y lo dejas actuar mientras preparas el resto del coche.
Paso 2: Lavado con mangueras a presión
Cierra bien las ventanillas y puertas, levanta las escobillas del limpiaparabrisas y ten cuidado durante el lavado de no engancharlas con la manguera. Empiezas con un prelavado para ablandar la mugre, siempre de arriba abajo, siempre por piezas para no dejarnos zonas sin lavar y siempre a una buena distancia para no dañar la pintura. Si algo no sale ya lo quitaremos, pero no acerques la manguera para arrancarlo con la presión. Mojamos bien todo el coche y pasamos al lavado propiamente dicho.
En algunos casos hay una manguera con cepillo, yo personalmente no las quiero ni ver porque las cerdas del cepillo arañan y es fácil pasarse de presión o golpear diversas partes con el cepillo. No veas la cara de tonto que se te queda cuando estás lavando tu coche y de repente golpeas un elemento que sobresale y ves cómo sale volando. Te sale caro el lavado. Lavamos con la manguera escupiendo agua con jabón en el mismo orden que hemos realizado el prelavado. No olvides los laterales exteriores de los neumáticos y el interior de los pasos de rueda. Ah! y las uniones entre piezas como las puertas, capó, maletero o incluso faros y pilotos.
Paso 3: Aclarado con manguera
Toca retirar el jabón. Idéntico proceso que en el lavado con cuidado de arrastrar bien todo resto de jabón y prestando atención de nuevo a las uniones entre piezas, que no dejarán de chorrear jabón. La mayoría de lavados ofrecen un segundo aclarado con brillo que contiene ceras. Si el agua no es muy dura se puede evitar, pero suele aportar un mejor acabado. Ya que estamos le damos una pasada en el mismo orden.
Paso 4: Los detalles son importantes
Sacamos el coche del lavado para no estorbar y lo normal es que haya sitios donde poder secar el coche. Si el agua es dura lo ideal sería secarlo entero, pero hemos dicho que se trata de un lavado más o menos rápido, no de volverse locos. Así que cogemos las bayetas de microfibra y secamos los faros, cromados, espejos retrovisores, cristales y también es aconsejable secar el techo para que no descargue el agua sobre la luneta trasera al ponernos en marcha.
Limpiar los cristales por dentro implica sólo unos minutos y hace que el resultado mejore infinitamente. Un coche con los cristales limpios parece mucho más limpio. ¿Qué nos queda? Sacudir las alfombrillas, si queremos le pasamos la aspiradora y otro detalle que aporta calidad al trabajo: secamos la zona que queda a la vista cuando abrimos las puertas, esa parte de chapa que acumula polvo y suciedad.
En unos 20 minutos hemos pasado de tener un coche sucio a tener un coche con buen aspecto, no estará para concurso pero es un coche limpio. ¿Podemos dar el proceso por terminado? Sí, pero si con esa bayeta húmeda que tienes de haber secado los cristales le das una pasada a las escobillas del limpiaparabrisas, el día que llueva lo vas a agradecer pero bien.
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