Analizando con un poco más de perspectiva que la noticia seguida con cuentagotas, el caso de Volkswagen con las emisiones de NOx, da para reflexionar de forma más amplia sobre el contexto en el que se ubica. Un contexto en el que Europa es el último bastión de un ciclo de combustión para turismos, el diésel, que ha recibido todos los palos del mundo fuera de nuestro mercado. En Europa, los turismos diésel copan el mix de ventas, con un 60%. En España estamos alrededor de un 63 %.
En Japón no se venden coches con motor diésel: lo tienen claro desde finales del siglo pasado; y en América ni se les pasa por el cráneo echarle gasóleo a un coche, por más kilómetros que hagan. De hecho, el chanchullo de Volkswagen con los NOx bien podría venir de la necesidad de vencer comercialmente esas reticencias.
Lo que de verdad importa es la situación del gasóleo como combustible para automoción en los diferentes mercados. El gusto por el cáncer de gasóleo ha ido en declive por barrios. Por detallar un poco los ejemplos anteriores, si en Japón se abandonó el gasóleo en los años 90 después de una operación de desdieselización que arrancó como consecuencia del auge de este combustible en los años 70, debido a la diferencia de precio con la gasolina, en Estados Unidos no existió nunca el factor económico que al país asiático le vino bien para impulsar el consumo de gasóleo. Tener el grifo de los pozos petrolíferos de medio mundo, más algún que otro grifo agarrado por la fuerza, les daba cierta ventaja competitiva.
Europe is different: Europe's living a celebration!
Sea como fuere, por neoconciencia ecológica nipona, o por puro pragmatismo americano, el gasóleo empezó a recibir palos en todas partes. ¿En todas partes? ¡No! Aún hoy existe, en el mundo conocido, un pequeño mercado que se resiste, irreductible, al cambio. Nunca mejor dicho, lo de pequeño mercado, tanto por volumen como por capacidad de compra, sobre todo en los últimos tiempos. Y un buen lío con tanto país, tantos idiomas y tantas culturas diferentes, a los ojos de ciertos fabricantes de otros continentes que nos ven como a un bicho raro, caro y complicado de narices.
Total, que Europe is different, y además el gasóleo aquí resiste. ¿O habría que decir que lo hacen resistir, con ojos avizores, los fabricantes de automóviles diésel, con la connivencia necesaria de los cargos que organizan la cosa pública desde Bruselas y Estrasburgo? Como son elucubraciones sin más peso que la evidencia de que la industria del Motor hace rodar la economía europea, lo dejaremos en tablas. En cualquier caso, Europe's living a celebration!, y a ver quién es el guapo que les dice a los fabricantes y a los altos cargos europeos que la fiesta terminó.
Porque preguntarse las cosas a veces puede ser interesante
Si a Abraham Jebediah Simpson alguien le hubiera hecho caso la primera vez que gritó como un desesperado aquello de ¡EPA, EPA, EPA!, quizá su amarilla descendencia se habría ahorrado algún disgusto en aquella película, y los espectadores nos habríamos ahorrado algo de tiempo. En el caso de los NOx de Volkswagen, hay algo que huele a chamusquina desde el primer momento, y que no tiene que ver con una mala combustión sino con algunos detallitos que dan como para pensar.
- ¿Por qué nadie había reparado hasta ahora en el chufo de Volkswagen con la EPA, teniendo en cuenta lo muy mucho que miran con lupa en Estados Unidos el tema de las emisiones de NOx?
- ¿Por qué descubren todo este quilombo, casi de casualidad, los muchachos de la organización Clean Transportation con la ayuda de la Universidad de West Virginia y su ingeniero valenciano?
- ¿Por qué tenemos todos el runrún de que Winterkorn estaba en el punto de mira de Piëch y este monumental lío ha servido para echar al presidente de Volkswagen, si las consecuencias para el grupo han sido desastrosas, y lo continuarán siendo según opinan todos los analistas?
- ¿Seguirán a Volkswagen otros casos similares? En el terreno de los NOx, quizá no, pero en el del CO₂ ya sabemos que sí.
Es decir, lo que viene siendo un culebrón de libro. Con sus misterios, con sus intrigas palaciegas, con sus casualidades y con sus amplias posibilidades de llamar al conspiranoico que llevamos dentro.
¿Qué salida le queda a Europa con el diésel?
Europeos: el gasóleo ha muerto. Y ha muerto matando, según dice la OMS, que en principio es un organismo que debería gozar de la suficiente credibilidad. Además, de un barril de crudo sale, en proporción, menos gasóleo que gasolina, por lo que gastar más gasóleo que gasolina, como venimos haciendo en Europa por puro cuñadismo inducido, es cualquier cosa menos sostenible o inteligente.
Europeos: hay vida más allá del gasóleo. Incluso el Grupo Volkswagen, que protagoniza este thriller porque estaba convencido de poder hacer las Américas con su producto estrella, tiene pensado utilizar los motores TDI con otra cosa que no sea el caldo de parafinas que nos servimos en las gasolineras. Otra cuestión es si podrán explotar rentablemente todo lo necesario para aprovechar el conocimiento acumulado tras ciento y pico años trabajando con el ingenio de Rudolf Diesel.
Europeos: siempre nos quedará la gasolina. Hasta que esta aumente tanto de precio que no nos compense utilizarla para propulsarnos, claro. El problema industrial de Europa tiene una salida, aunque esta no será precisamente barata. Y menos, si los consejos administrativos de los fabricantes se enrocan en una posición conservadora, sin abordar una solución que ya se debía haber hallado mucho antes. Justo antes de que se hiciera público algo que se sabía: que el gasóleo mata.
Hay una analogía que nos puede servir para dibujar un escenario futuro. Se trata del tabaco y la publicidad que hemos ido viendo desde los tiempos de Mad men hasta hace cuatro días, cuando fumar se ensalzaba como una virtud, pese a que los fabricantes eran plenamente conscientes del poder cancerígeno que tenían sus productos. Al menos el gasóleo como sustancia química no genera adicción en el consumidor. Bastante tenemos ya con la necesidad económica.
El caso de las emisiones de Volkswagen no sólo ha elevado frenéticamente el ritmo de trabajo de las redacciones de prensa económica y de motor, también ha generado conversaciones a todos los niveles y los foros no iban a quedar exentos. Hemos echado un vistazo en los diferentes foros relacionados con las marcas del Grupo Volkswagen para tomar el pulso de la situación. Es tensa. Los foros relacionados con VAG arden, no es difícil encontrar hilos al respecto del tema del engaño/trampa/truco/picaresca de las emisiones con más de 250 entradas. Como es lógico, con tantísimos comentarios hay de todos los gustos y colores, desde agobio, duda, queja o enfado hasta impotencia, resignación, humor y sarcasmo.
La tónica general es una sensación de decepción y engaño que desemboca en una falta de confianza hacia todo el Grupo Volkswagen y, ya de paso, hacia el resto de marcas. No faltan los comentarios del tipo si eso lo hacen todos y desde hace años o la culpa es de los que se piensan que el coche va a gastar lo que dicen en las pruebas de homologación. Pero entre toda esa diversidad de comentarios hay una inmensa mayoría en los que existe preocupación y, sobre todo, duda. Los propietarios de coches Volkswagen, Audi, Skoda y SEAT no saben si sus coches montan uno de los motores trucados para pasar las pruebas de emisiones. Y además, tampoco saben exactamente en qué les afecta.
Estos foros ven cómo sube el número de usuarios a cada día que pasa o a cada nueva información que se desgrana y se publica en prensa. La gran mayoría de nuevos usuarios llegan para buscar o pedir información sobre su coche en concreto y también se generan una innumerable cantidad de preguntas ya respondidas. Un poco caótico en algunos casos. Los defensores de la gasolina respecto al diésel están en su momento dulce y no dudan en reafirmarse en su teoría: el futuro es la gasolina y el diésel es algo que nos han impuesto. lo mismo sucede con los anti-VAG, que ahora tienen motivos de peso para atacar y disparar a bocajarro.
No faltan los chascarrillos punzantes con el Thinkblue, el Bosque Bluemotion y el Adblue. Me gusta la ocurrencia del forero Ocio de Audisport-iberica: ¿NOx engañan? A esto se suma la búsqueda de responsabilidades y si es posible o no pillar cacho en forma de indemnización. Encontramos múltiples invitaciones para unirse a la plataforma para afectados que ha creado Facua. O incluso un usuario de VAGclub ha montado en Facebook una plataforma independiente para no tener influencias de ningún tipo.
Y es que se respira intranquilidad en el ambiente, los propietarios ya hacen cuentas de los litros de gasoil extra que han debido consumir y hasta si sus coches se van a devaluar antes de tiempo. Un ejemplo es este nuevo usuario de Forovolkswagen: ¿alguien ha pensado en el menor valor que tiene su coche de VW a la hora de venderlo por el mero hecho de ser sospechoso de fraude en sus motores? No saben si sus coches pasarán las futuras ITV o no debido al cambio que realiza la gestión del motor en el momento de la homologación y no sólo por los datos actuales que se manejan, también pensando en una futura medición del NOx en las ITV.
Se habla de una llamada a revisión para corregir todos los coches afectados, pero claro, esto tampoco convence a todos porque se valora la posibilidad de una pérdida de potencia si se reducen las emisiones para igualarlas a las cifras obtenidas en la homologación. Unos apuestan por esa reducción y otros no están de acuerdo. Como era de esperar hay mucho movimiento en los foros con este tema, pero lo peor yo creo que es la masificación que se está produciendo en los hilos, que oculta la información válida y se llena de preguntas lanzadas al vuelo que se repiten una y otra vez porque no se ha hecho una lectura previa.
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