Lincoln, esa gran olvidada a este lado del charco, es la marca de lujo de Ford en Norteamérica. Y en el Salón de Los Ángeles, Lincoln presenta un restyling de su berlina de acceso a la marca, la MkZ. Además de dotar el coche de un diseño infinitamente más agraciado que el modelo actual, Lincoln añade a la gama un modelo equipado con un nuevo V6 3.0 litros biturbo de 400 CV y un diferencial electrónico trasero de tipo torque vectoring.
El Lincoln MkZ comparte con el actual Ford Mondeo la plataforma CD4. Y viendo como los chicos de Lincoln han dejado el MkZ no puedo evitar pensar que éste sería el modelo acertado para el sello Vignale de Ford en Europa. En todo caso sería una apuesta mucho más coherente que la del Ford Vignale Mondeo.
Vignale fue en su día fue un prestigioso carrocero italiano. Alfredo Vignale creó su estudio de carrocería en 1946 tras trabajar varios años en los Stabilimenti Farina. Hasta 1969, año en el que vendió su estudio a De Tomaso, vistió numerosos Fiat, Ferrari, Lancia y Maserati.
Por las vicisitudes de la vida el nombre comercial de Vignale acabó en manos de Ford. A priori usar el nombre de Vignale para un modelo es una buena idea, siempre y cuando comuniques sobre ese nombre y su historia. Cosa que Ford, por razones evidentes, no hace. Lincoln, por otra parte, es igualmente desconocida a este lado del Atlántico. Aunque no tanto como Vignale, que sólo a los que nos gustan los coches conocemos.
La necesidad de un elemento diferenciador
De todos modos, un coche de lujo es algo más que un nombre. Ford nos presenta Vignale como una experiencia diferente, con servicio de conserje las 24 horas, servicio de recogida y entrega a domicilio del coche para las operaciones de mantenimiento. Ciertamente es un servicio que el cliente de un coche premium sabrá apreciar, pero no lo es todo. Vignale son, también, acabados más cuidados en los detalles, con tapicerías artesanales de piel. Todo eso suena muy premium, sin embargo al Vignale Mondeo le falta algo: un elemento diferenciador. Y es que no deja de ser un Mondeo. Es un buen coche, pero carece de imagen premium.
Para intentar replicar el éxito de PSA con DS no basta con proponer un servicio plus y acabados lujosos. Los DS de PSA tienen un diseño propio que los diferencia del resto de las marcas del grupo. No es el caso del Vignale Mondeo.
Por último, Vignale carece de un coche halo que vaya asociado a un estilo de vida y que hable de los valores de la marca. Ford tiene ese coche halo, el Mustang. Un coche eminentemente yanqui, con una motorización downsizing, para darse una conciencia respetuosa con el medio ambiente, y otra para llamar la atención, hacer soñar y demostrar que no todo es marketing: el V8 5.0 litros.
Nombre, halo y carácter propio
Y ahora es donde entraría a escena el Lincoln MkZ. El MkZ cumple con todos los requisitos que el Vignale Mondeo no cumple. De entrada, la marca Lincoln es genuinamente estadounidense y en el imaginario colectivo es más conocida que Vignale. En términos de imagen, Lincoln recuerda a los Estados Unidos y se podría asociar con el Mustang, mientras que el Focus RS sirve de coche halo para el resto de la gama Ford, reforzando la vertiente deportiva de la marca.
Siguiendo con la necesidad de un coche halo, el nuevo MkZ equipa un V6 3.0 litros biturbo, derivado directamente del 2.7 Ecoboost, que desarrolla 400 CV y entrega 543 Nm. Este motor va asociado a una tracción integral y opcionalmente a un Driver's Package. Éste incluye una puesta a punto de la suspensión más deportiva, un interior más deportivo y un diferencial trasero que reparte el par motor de forma electrónica. Es un sistema similar al del Focus RS, aunque no es exactamente el mismo. Además, el MkZ contará con motorización híbrida y un 4 cilindros 2.0 litros turbo como motor de acceso a gama.
En términos de diseño, el nuevo modelo tiene un aspecto diferenciador y con cierto carácter. Es verdad que el frontal, con la nueva calandra y los faros con tecnología LED, recuerda mucho al Jaguar XE. Podría ser un problema, pero tampoco veo a nadie quejarse que su Ford Fiesta o Ford Focus tiene una calandra sospechosamente parecida a la de un Aston Martin. Además, de cara a la variante híbrida, la zaga del MkZ le da un aire tecnológico o futurista con el que el Mondeo sólo puede soñar.
Los acabados, siendo Lincoln, ya son similares o superiores a los del Vignale Mondeo, comparten incluso tapicería de piel. Por lo demás, el servicio de conserje y las demás atenciones de las que se beneficiará el cliente de Vignale se pueden extrapolar al MkZ.
Lógicamente, no todo es tan sencillo. Ford debería invertir en la adaptación del MkZ para la legislación europea, realizar una puesta a punto de las suspensiones y dirección específica para Europa y sobre todo adaptar el MkZ para que pudiese albergar un motor diésel. La elección del Mondeo para Vignale es la opción que suponía una inversión menor, pero al final tengo la sensación que Vignale, con un Mondeo, no cuajará y que con el MkZ habría tenido muchas más posibilidades.
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