
Hablamos del caso de Volkswagen con los datos de emisiones de NOx en Estados Unidos. Aunque no se trata esta de la primera actuación en el sentido de vigilar cómo se elaboran y utilizan los datos relativos a consumos y emisiones. Antes cayeron Hyundai por un lado, a manos de la EPA, y Ford por el otro, a manos de Consumers Report, en el turbio asunto del miles per gallon y su uso publicitario. Y luego está lo de Mercedes-Benz y BMW en Europa, que es como para echar a correr.
Por qué las marcas photoshopean sus datos

- Alguien que quiera obtener algo de forma no muy limpia.
- Alguien que por ignorancia, desconocimiento o pereza se deje engañar.
- Un escenario que propicie el engaño.
Despejando al primer actor, por estar bastante clara su motivación, y al segundo, por estar bastante clara su indefensión, sólo nos queda hablar de ese potaje llamado ciclo de homologación. Esta cifra muestra un acuerdo para poder comparar modelos. Se trata de una cifra que en un mundo ideal nunca debería utilizarse como reclamo publicitario y que en el mundo real es uno de los factores más utilizados como reclamo publicitario.

Estamos ante una mentira aceptada. Salvo por el pequeño detalle de que esta mentira aceptada se vende como si fuera una verdad. Y si a esto le añadimos ya la voluntad de saltarse a la torera los controles para salir aún más guapos en la foto, y además borrando los archivos de Photoshop para que nadie se aperciba del macroengaño, con lo de los retoques made in Volkswagen, apaga y vámonos.
En emisiones, consumos y ciclos de homologación, ¿estamos dispuestos a pagar por tener la verdad?
En primer lugar, cabe dejar algo muy claro: es imposible conseguir un ciclo de homologación que reproduzca fielmente nuestra conducción. Más que nada, porque nuestra conducción no existe. Existe mi conducción cuando estoy más o menos normal, mi conducción cuando tengo prisa o me pongo a darle caña al motor por amor al arte y odio al medio ambiente, luego está la conducción de mi vecino, que por lo visto perdió un pie en la guerra y se lo sustituyeron por un bloque de plomo, la pluma en el zapato de mi otro vecino, que no es que sea ahorrador sino que no le gusta nada pasar por la gasolinera y, por supuesto, está la conducción del otro vecino mío, que lleva el maletero a rebosar de trastos inútiles, arrastrando peso extra porque sí.

Dicho todo esto, buscar un ciclo de homologación más realista sí que es posible, y de hecho en el caso europeo este objetivo está fijado para 2017. Estemos atentos, porque cuando se fijen las nuevas cifras de consumo homologado según el NEDC, veremos cómo deberán variar, antes o después, los impuestos que pagamos al comprar un vehículo. Ese 0,0% de los coches con CO₂ inferior a 120 g/km, por ejemplo.
Y sin embargo, buscar un ciclo de homologación más realista no servirá para evitar estos episodios

Los desmanes a los que nos tienen ya acostumbrados las marcas son trampas en un solitario que se juega en un tapete lleno de agujeros. Cuando hablamos de las pruebas de choque de Euro NCAP es evidente que los golpes en la vida real no llegan a 64 km/h contra un muro de ciertas características, colocado frontolateralmente al 40% de la anchura del vehículo y todo eso que sabemos, porque estas son pruebas de homologación. Esto es así y no pasa nada, en principio. Sin embargo, lo perverso del sistema es:
- Basar la publicidad para la venta en un dato de comparación, sin compararlo con los demás.
- Trabajar exclusivamente de cara a conseguir buenos resultados en la homologación, y pasar olímpicamente de todo lo demás.
- ¡Novedad! Saltarse a la torera las pruebas cuando a uno le viene en gana. Presuntamente.

Esto es un poco como el niño aquel que le preguntaba a su madre si ese día llevaría manga larga o corta, para saber hasta dónde se tenía que lavar. Cambiar el ciclo de homologación será como comprarle una camiseta nueva al niño. El crío parecerá otro, pero seguirá siendo igual de guarro.
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