
El sistema en sí de hibridación hidráulico-neumática, combina un motor de gasolina con un motor hidráulico, y una reserva de aire comprimido depositado en una bombona que se comprime al recuperar energía y se descomprime al funcionar el motor hidráulico. Fue desarrollado junto con Bosch. El problema es que implementar esta tecnología en un coche de producción que se pueda vender viene a tener un coste de unos 500 millones de euros.

Este tipo de alianzas para reducir costes es muy normal en el mundo del automóvil, por ejemplo, sin salir de PSA, podemos pensar en los pequeños utilitarios Peugeot 108, Citroën C1 2014 y Toyota Aygo 2014, todos ellos primos, pero también hay otros ejemplos, como en furgonetas tales como la Mercedes-Benz Citan y la Renault Kangoo, o las Citroën Jumper y Toyota Proace.
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