En un
movimiento de lo más inesperado, Citroën ha confirmado que el fin de sus sistemas de
suspensión hidroneumática está cerca. El motivo parece ser la
reducción de costes que el CEO de PSA, Carlos Tavares, busca
implementar a lo largo y ancho de su gama. Un representante del Grupo PSA ha
confirmado esta triste noticia y comunicado que cuando la actual generación del Citroën C5 se
deje de fabricar, así lo harán los sistemas de suspensión hidroneumática
en Citroën. El Citroën C5 lleva
a la venta desde el año 2008, sin cambios más allá de un ligero lavado de cara.
Actualmente,
el Citroën C5 es el único Citroën en equipar suspensión hidroneumática. La berlina
media equipa la última generación de una suspensión hidroneumática que el Citroën DS estrenó en el lejano año 1955. Su
funcionamiento es bastante complejo: esferas situadas en cada rueda reemplazan
a los amortiguadores convencionales. Estas esferas están rellenas de un fluido
compuesto principalmente de nitrógeno, comunicadas con una bomba hidráulica
central que regula sus presiones a la hora de absorber los baches.
Suena
complicado, y realmente es un sistema sofisticado, pero su efecto en
circulación es muy palpable. La diferencia con respecto a una suspensión
neumática convencional está en el fluido presurizado empleado por las esferas
en Citroën, por lo que también se conoce a este tipo de suspensión como suspensión oleoneumática. Los sistemas convencionales de suspensión neumática emplean simplemente aire,
por lo que también son conocidos como suspensiones de aire. La diferencia
terminológica es pequeña, pero en la práctica es muy palpable. Y eso se nota en
la comodidad de esta suspensión en condiciones reales de circulación.
Comodidad
suprema. Si alguna vez habéis viajado en un Citroën equipado con suspensión
hidroneumática sabréis de qué hablo. Una sensación similar a la que se debe experimentar viajando
en una alfombra voladora. Las imperfecciones del asfalto dejan de
existir y el coche flota sobre los baches. Además, se mantiene sorprendentemente
firma en curvas. El mantenimiento del sistema es más complicado: las esferas
deben recargarse y si un componente del sistema presurizado se estropea, la
avería es cara. Con todo, era un sistema con el que Citroën aún retenía parte
de su personalidad, esos ramalazos de locura de los franceses que han enamorado
al mundo desde hace décadas.
Este anuncio
coincide con el relanzamiento
de DS como marca propia. Es casi irónico: en 1962, un sistema de
suspensión hidroneumática salvó la vida de Charles de Gaulle cuando unos
terroristas dispararon contra su Citroën DS. Sin la estabilidad de su
suspensión Francia habría perdido a su héroe con seguridad. En el imaginario
colectivo quedan anuncios icónicos, como el de un Citroën DS circulando con
tres ruedas sin problema alguno de estabilidad. Es una pena que la actual gama DS nunca
haya equipado la suspensión Hydractive, ni lo vaya a hacer. Futuros
modelos de DS y de Citroën seguirán enfocados al confort, pero lo harán con
suspensiones convencionales.
Siendo
francos, las ventas de la suspensión Hydractive han sido bajas últimamente.
Sólo 10.000 Citroën C5 la equiparon el pasado año. Aunque quizá el motivo es
que no fue promocionada por parte de Citroën y el C5 es un coche que pide un
reemplazo a gritos desde hace ya años. Un detalle a tener en cuenta es que la
fábrica donde Citroën produce la suspensión Hydractive también suministra
componentes a Rolls-Royce, concretamente para los Phantom. Equipados con
la misma suspensión se quedarán huérfanos de
proveedor. Imaginamos que Rolls-Royce tendrá que buscar otra alternativa a esta
externalidad negativa.
Actualmente,
sólo ofertas tope de gama por parte de fabricantes como Audi o Mercedes siguen
disfrutando de suspensiones neumáticas similares a las pronto difuntas
Hydractive.
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