Los viajes en coche tienen algo de poético. Enseguida
vienen a nuestra cabeza imágenes de largas carreteras secundarias rodeadas solo
por naturaleza con el horizonte como único límite, casi sentimos el viento en
la cara y escuchamos esa combinación tan especial del ruido del motor y la música que
hemos escogido. La realidad es muchas veces distinta, pero ¿de quién
es la culpa cuando las cosas salen mal? A veces es solo mala suerte. Otras,
podríamos haberlo evitado.
No consultar la
información de tráfico. Y ahí estás ahora, en mitad de un atasco. Muchas
veces son imprevisibles, pero en otras muchas ocasiones es posible evitar
quedar atrapados en un embotellamiento. Cada día antes de salir deberíamos
consultar la información de tráfico correspondiente a nuestra ruta y tener siempre alguna app que nos ayude a evitar los atascos
a mano.
No revisar el coche antes
de salir. Pocas cosas nos fastidian más unas vacaciones
que ver cómo nuestro coche se estropea en mitad de la carretera y perder uno o
más días entre garajes y mecánicos. Muchas de esas averías podrían haberse
evitado si hubiésemos revisado el coche antes de salir de viaje: los problemas
se habrían detectado a tiempo, solucionado y no nos molestarían durante nuestra
ruta.
Ser demasiado ambicioso. Sí,
sí, todos somos un poco culpables de esto. Sentimos que tenemos pocos días de
vacaciones y que queremos ver cuantas más cosas posibles, así que al final
acabamos planeando demasiadas cosas y kilómetros para demasiado poco tiempo.
¿El resultado? Nuestras vacaciones se convierten en horas y más horas de coche
y carretera, en estrés por hacer todo lo que habíamos planeado y en cansancio.
¡Piensa en la calidad y no la cantidad!
Olvidar las carreteras
bonitas. En el momento en el que te planteas un viaje en
coche, deberías pensar en que el trayecto es tan importante como el destino.
Las autopistas nos llevan rápido a los sitios, sí, pero a cambio nos dejan sin
paisaje y sin la posibilidad de improvisar cuando vemos que, de pronto, estamos
en un lugar hermoso. Busca las
carreteras más bonitas y no tengas prisa.
Ser objetivo de ladrones. A todo
el mundo le puede pasar y suele tener que ver con la mala suerte. No vamos a
decir que es tu culpa que te hayan entrado en el coche por dejar el portátil a
la vista, pero quizá lo podríamos haber evitado. Más
vale prevenir que curar y no cuesta nada meter las cosas de valor en el
maletero y dejarlas fuera de la vista.
No planear días lejos de
la carretera. Nos gusta conducir, sí, pero a veces hay que
descansar también de coche. Procura que en tu road trip haya varios días en los
que no coges el coche.
Ser inflexible en tu
planificación. Lo mejor de viajar en coche es esa libertad que
nos da y todas las posibilidades de improvisación que nos brinda. Tener un plan
demasiado estricto, acabará con esa
libertad y hará, además, que cada imprevisto se convierta en una molestia y no
en una nueva aventura.
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