Seguro que en alguna ocasión nos hemos encontrado en esta tesitura. A medida que han ido pasando los años, los vehículos se han especializado cada vez y han aparecido nuevos tipos y, con ellos, nuevas denominaciones que nos pueden parecer iguales si no nos fijamos en sus particularidades. Y así encontramos todocaminos, todoterrenos, crossovers y SUVs. Un verdadero lío.
Pero a la hora de la verdad resulta que las diferencias saltan a la vista y estas son muy sencillas de encontrar y de entender. Porque al final tendremos los 4x4 de toda la vida, los que cuentan con ligeras aptitudes off-road y por último, los que únicamente es cuestión de apariencia.
Lo primero que hay que saber es que, aunque parezca que hay cuatro tipos diferentes de vehículos, dos de ellos comparten denominación. Así los todocamino no dejan de ser la palabra castellana del acrónimo inglés SUV. Dicho esto, vamos a ver cada uno de ellos por separado y cuáles son sus particulares características.
Todoterreno
En un primer lugar hablaremos de los todoterreno. Se trata de los 4x4 de toda la vida, esos vehículos rudos, resistentes, capaces de llevar a sus pasajeros o carga a lugares inaccesibles para cualquier otro tipo de automóvil.
Aunque en la actualidad y debido a las mejoras en los procesos de fabricación y los materiales utilizados también cuenta con chasis de tipo monocasco, en su origen contaban con chasis de bastidor en acero, largos recorridos para las suspensiones que podrían tragarse casi cualquier bache, carrocería elevada para evitar pegar con la panza en los obstáculos y cortos voladizos delanteros y traseros para mejorar los ángulos de ataque y salida cuando afrontamos pendientes.
En ellos es muy importante la tracción por lo que normalmente siempre cuenta con tracción a las cuatro ruedas con mayor o menor reparto entre el eje delantero y trasero en función de las condiciones del terreno que estamos pisando. Este reparto era mecánico aunque ahora la electrónica ayuda a que las pequeñas variaciones sean casi inmediatas.
También cuentan con cajas de cambios con reductoras que permiten afrontar obstáculos o circular a bajas velocidades sin perjudicar la mecánica, consiguiendo más tracción y dosis de par en aquellos momentos que son necesarios. Tienen además ayudas a la conducción específicas como los controles de descenso que permiten bajar pendientes sin necesidad de tocar el freno, evitando así los bloqueos de ruedas y pérdidas de control.
Como están adaptados para una conducción en terrenos complicados, en asfalto no cuentan con buenas prestaciones: las suspensiones son excesivamente blandas, el centro de gravedad está muy alto y el elevado peso y mala aerodinámica perjudica el consumo.
Suv o todocamino
A mitad de camino entre un turismo y un todoterreno tenemos los SUV o todocaminos. Cuentan con características similares a los anteriores en cuanto a altura de carrocería, recorrido de suspensiones pero sus capacidades offroad están más limitadas ya que no cuentan con sistemas de tracción integral tan sofisticadas.
Éstas suelen ser electrónicas en muchos casos, sin reductora y otros elementos propios de los todoterreno. Los neumáticos que suelen montar de origen son mixtos para que puedan defenderse correctamente tanto en carretera como en asfalto, de perfil bajo, lo que perjudica su funcionamiento en pistas y empeora la absorción de baches.
La suspensión también busca un compromiso entre el uso en carretera y fuera de ella. Son más ligeros y normalmente de unas dimensiones más contenidas.
En los últimos años, las marcas ofrecen los vehículos todocamino incluso con tracción sólo a uno de los ejes, sabiendo que muchos clientes los usan siempre o casi siempre por el asfalto, con lo que se mejoran sus prestaciones en carretera a la vez que se reduce el precio de adquisición y mejoran las prestaciones de aceleración y consumo.
Crossover
Por último tenemos los crossover, que han sido los últimos vehículos en llegar al mercado. Se tratan de modelos que en su origen habían sido concebidos como turismos pero que, o bien por demanda o bien por diferenciación de la marca respecto a sus competidores, deciden darle una apariencia más campera pero sin por ello mejorar sus capacidades fuera del asfalto.
Para ello los cambios son casi por completo estéticos, usando carrocerías de tipo SW o también llamadas familiares a las que se les aumenta el recorrido de las suspensiones, se le refuerzan las defensas y los pasos de rueda y leves protecciones en los bajos. En el caso de que el fabricante cuente con turismos con tracción a las cuatro ruedas, éstas suelen ser las versiones que se convierten en crossover, con el fin de facilitar su conducción por pistas sencillas o nieve.
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