Se pudo comprobar en el último CES, los
servicios de música en streaming y por suscripción como Spotify,
Pandora o Rdio quieren hacerse uno de los últimos
reductos que les queda por conquistar. Vivimos en el coche y escuchamos música
en el coche: el puzzle es sencillo de encajar.
Somos muchos los usuarios de
estos servicios, Spotify en mi caso, los que reproducimos música desde nuestro
smartphones mediante una conexión de cable, pero lo que proponen estos
servicios va más allá. La idea es integrarse en el
salpicadero de los coches conectados como una aplicación más.
Rdio
se ha asociado con Bosch, una de las compañías que fabrica la interfaz de muchos
vehículos. La idea es que usuarios de determinadas marcas de coche que de
otra manera jamás habrían descubierto Rdio. Apple planea una maniobra similar
con su Carplay. Servicios como Pandora saben
que el coche conectado es un pastel de la tarta demasiado grande como para irse
sin pelear por el y ya están integrados en más 150 modelos de coche.
Su objetivo es convertirse en la
radio por defecto en
los coches de los americanos. Seguramente estamos avanzado
hacia un escenario en que la mayoría de fabricantes apostarán por incluir más
de un servicio de música en su oferta. Para no cerrar la puerta a nuevos
clientes. Evidentemente esto redundará en calidad para el cliente.
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