
Con sus 4,58 metros de largo, 2,1 metros de ancho y 1,73 metros de alto, luce un diseño que la marca define como de fluidas y orgánicas líneas. Destaca por una línea de cintura paralela a la carretera, techo flotante, faros delanteros estrechos, pilotos traseros con efecto 3D o grandes llantas de 22 pulgadas con neumáticos Continental de aspecto todoterreno. Se trata, por cierto, de un híbrido enchufable.
Diseño futurista

Citroën afirma que el color rojo anaranjado de la carrocería significa optimismo y apertura de mente. A nivel interior se habla de un habitáculo moderno, que haga sentir bien a sus ocupantes. Al acabado bitono gris/blanco se suman multitud de detalles de color anaranjado.

Una de estas pantallas, la de la derecha, está montada sobre un raíl y puede desplazarse por el salpicadero para pasarse de un pasajero a otro con un simple movimiento de mano; cuenta con un sensor de movimiento, así que ni siquiera hay que tocarla, o bien se pueden juntar para tener un gran cuadro de mandos. El prototipo cuenta incluso con dos cámaras web instaladas en las puertas que permiten tomar imágenes del viaje, que pueden mostrarse directamente en las pantallas del vehículo.
Híbrido enchufable

El motor eléctrico se ubica en el eje trasero y permite, junto a las baterías, una autonomía eléctrica de 50 kilómetros. No obstante, si queremos hacer uso de todo su potencial solo hemos de hundir el pie derecho y ambos motores trabajarán de forma conjunta para dar el máximo de sí, unos 313 CV de potencia máxima combinada. La explosiva aceleración de 0 a 100 km/h, en 4,5 segundos, se completa con un consumo homologado que sería únicamente de 1,7 litros a los cien kilómetros, mejor que muchos deportivos del mercado.
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