Muchas son las historias que se han creado alrededor de los coches híbridos, su funcionamiento o sus características, especialmente en los albores de su historia. Ahora cada vez vemos más normal su presencia por las calles y su imagen está dejando de ser puramente anecdótica.
Los híbridos a medida que van evolucionando y asimilando nuevas formas de construcción e innovaciones se van convirtiendo en productos cada vez más atractivos. Hasta lucen mucho mejor estéticamente. Poco a poco se van quitando sambenitos de encima, aunque por si aún te quedaba alguna duda, hoy vamos a ahondar en seis creencias erróneas sobre los híbridos que no son como mucha gente piensa.
Falsas leyendas urbanas
Una de las historias más sonadas de todos los tiempos sobre la comparación entre los híbridos y los coches de combustión convencional fue aquel artículo aparecido en el año 2006 gracias a la consultora de marketing CNW y que se llamaba Dust to Dust: The Energy Cost of New Vehicles From Concept to Disposal. Allí defendieron la teoría de que desde el comienzo de la producción hasta el final de la vida útil un Hummer H3 era menos contaminante que un Toyota Prius II.
Por desgracia para la fama de los híbridos en un momento en el que empezaban a abrirse paso, los argumentos utilizados eran tan sesgados como falaces, y el problema es que el mensaje caló entre el público. La validez de ese artículo a lo largo de los años ha quedao sobradamente rebatida. Bastó con poner un poco de atención para que se dieran cuenta que, por ejemplo, la vida útil del Hummer se consideró como exageradamente larga y la del Prius muy corta. De hecho ya no sólo los coches son más eficientes, sino que se buscan cada vez formas menos costosas de fabricar.
Los híbridos son coches pesados como barcos
Obviamente, a un coche al que además de la motorización convencional hay que sumar el peso de un paquete de baterías, un motor o motores eléctricos y el resto de parafernalia eléctrica es un coche con algo de sobrepeso con respecto a la media de su segmento. Pero claro, si no tenemos en cuenta el resto de factores a considerar. Por un lado el reparto de pesos de todo el sistema eléctrico se distribuye de una forma responsable para centralizar las masas y mantener un centro de gravedad bajo. De hecho dinámicamente este punto puede mejorar la conducción del vehículo al aplomarlo sobre la carretera.
Siguiendo con esto, cada vez tanto las baterías como los motores son más ligeros. Es una tecnología en constante evolución del mismo modo que se estudia concienzudamente la construcción de todas las piezas convencionales de forma que sean más ligeras y ahorrar por otra parte el peso extra de la hibridación. Para ilustrar el asunto podemos tomar el peso del híbrido de Peugeot, el 508 Hybrid4 de 200 caballos, que arroja sobre la báscula un peso de 1735 kilogramos, mientras que el Opel Insignia con motor 2.0 turbo de 163 caballos se va hasta los 1733 kilos y el Volkswagen Passat equivalente 1721. Vamos, en la media. Y ahora hasta los SUV vienen al mundo híbrido.
Los coches híbridos son aburridos
Bueno, quizá sí para los petrolhead, pero todo depende de cuánto valores cada cosa. Quizá un vehículo con cambio automático también parezca aburrido, pero lo normal no es que vayamos de tramos por la vida a diario.
La comodidad cada vez juega un papel más importante pero los cambios automáticos o los EAT cada vez tienen una respuesta más humana. Conducirlos es una auténtica delicia en la mayoría de las ocasiones y gracias a las buenas cualidades dinámicas de las que hablábamos antes pueden ser entretenidos antes de que salten las ayudas electrónicas. Y sino que se lo digan a la nueva hornada de superdeportivos con propulsión híbrida.
Las baterías de los híbridos se acaban antes de tiempo
Una falsa creencia más viene fundada por el actual pánico que representan las baterías de la infinidad de gadgets electrónicos que pueblan nuestras vidas. Desde teléfonos móviles, portátiles, o tablets hasta atornilladores eléctricos o un GPS. Sus baterías cada vez que las usamos consumiendo ciclos de carga duran menos hasta que en muchos casos tenemos que recurrir a los servicios técnicos correspondientes para que sustituyan la unidad recargable.
Ese temor se extiende, como es comprensible, a las baterías que usan los sistemas de propulsión híbrida. La gran diferencia es que tanto por el tipo de baterías que usan como por la benevolencia utilizada en los ciclos de carga estas baterías están pensadas para igualar la vida útil del vehículo sin tener que preocuparnos de que su duración se vuelva ridículamente reducida.
Si se acaba la batería y no tienes un enchufe cerca estás perdido
Eso sólo puede pasar en un coche eléctrico puro, sin asistencia térmica. Aquí estamos hablando de coches híbridos o enchufables, incluso de eléctricos de rango extendido, que son tres cosas distintas dicho sea de paso. Un híbrido combina energía producida por la electricidad almacenada en baterías y la generada por un combustible en un motor térmico.
Si usamos mucho el coche en modo eléctrico y le forzamos a trabajar exclusivamente así las baterías se irán descargando, pero la gestión electrónica es mucho más lista de lo que pueden ser algunos conductores y antes de que nos quedemos tirados entrará en acción el motor de combustión tanto para mover el coche como para recargar las baterías.
Cualquier diésel o gasolina moderno, con o sin turbo, es capaz de igualar el consumo de un híbrido
Vale, puede ser, pero una gran parte de esos candidatos a coche ahorrador se esfuma si no somos tan crédulos y miramos un poco más allá de los consumos homologados. Generalmente el dato de consumo que nos encontramos en las fichas técnicas se hace en condiciones muy favorables para un motor térmico, a velocidad constante y en condiciones de tráfico absolutamente irreal. No voy a negar que gracias al downsizing actual y al uso de la nueva generación de motores turboalimentados, desconexión selectiva de cilindros y demás tecnologías se consiguen consumos muy, muy buenos. Pero si nos vamos a la vida real y contextualizando es cuando un híbrido saca pecho.
En un entorno urbano con tráfico denso y continuas paradas y arrancadas un coche convencional dispara sus consumos mientras que un híbrido casi ni se despeina. Tampoco quiero decir que los híbridos sólo tengan sentido para usarse en ciudad, pero es donde más ventaja sacan. Además de estos seis puntos que no dejan de ser los más evidentes tenemos falsas historias que no por ser poco creíbles han dejado de rellenar texto en la red. He llegado a oír que eran peligrosos por presentar riesgo de incendio, que es muy fácil quedarse tirado con ellos en invierno y algunas tontunas más a las que, como se suele decir, a palabras necias oídos sordos. Y recordad que este sólo es el comienzo, cada vez se hacen nuevos descubrimientos que ayudan a que los híbridos sean cada vez más populares.
Comentarios
Publicar un comentario