¿Y si el reciclaje de botellas de plástico diera para pavimentar montones de kilómetros de carretera? Esa es la apuesta de la holandesa VolkerWessels con PlasticRoad, y esa es la idea que está considerando el Ayuntamiento de Rotterdam para sacar partido a este material, ahorrando una buena dosis de CO₂ al planeta. ¿Quién dijo que el asfalto fuera necesario para pavimentar el suelo?
Hace muchos años que se utiliza el plástico para usos industriales en los que este material debe soportar grandes presiones. Pensemos, sin ir más lejos, en los depósitos de carburantes o, yendo más allá, en el terreno de los encofrados para la construcción y nos daremos cuenta del potencial que tienen determinados plásticos a la hora de conseguir superficies resistentes y duraderas.
En cuanto al montaje e instalación, no hay comparación: los tramos de pavimento son modulares, por lo que se almacenan, se transportan y se instalan con una sencillez que el asfalto no permite. Además, al ser material hueco las canalizaciones de cables, tuberías y dotaciones se realizan de un modo sencillo, igual que las reparaciones y mantenimiento cuando sean necesarias.
Adiós a las operaciones de perforación y parcheo que amenizan las calles de las ciudades sobre todo en verano, cuando parece que a todos los alcaldes les da por buscar un tesoro enterrado. Con este pavimento plástico, las obras se limitan a abrir, cambiar el elemento que falla y cerrar. De hecho, este plástico requiere menos mantenimiento que el asfalto. La empresa que lo utiliza habla de una duración tres veces superior a la del asfalto convencional, y de temperaturas de uso de entre -40 ºC y +80 ºC.
En lo que se refiere al ahorro energético, habría que echar cuentas, pero por lo pronto sabemos que el asfalto convencional es responsable cada año de la emisión de 1,6 millones de toneladas de CO₂ a nivel mundial, lo que supone un 2% de todas las emisiones correspondientes al transporte por carretera. Si esa cifra desciende utilizando botellas recicladas, bienvenido sea el nuevo material. De todas formas, queda por saber si el ahorro compensa, teniendo en cuenta que reciclar plástico tampoco es gratis, o qué sucederá cuando la cuota de plástico pendiente de reciclar vaya en descenso porque este producto haya absorbido la materia prima. Sí: habría que echar cuentas.
Ahora, las investigaciones que se llevan a cabo en los Países Bajos tienen que ver con el uso realista de este material. ¿Aguantará las inclemencias meteorológicas? ¿Cómo se conseguirá una correcta adherencia del neumático sobre el pavimento aun en condiciones de mojado o helado? Rotterdam está siendo el laboratorio de este material, y es posible que dentro de poco tiempo tengamos ya algunos resultados para ver si el plástico gana la batalla al asfalto, aunque sea una victoria que vaya por barrios. Habrá que verlo.
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