Tres concesionarios han demandado a Volkswagen en
EEUU argumentando que el fabricante alemán les defraudó intencionadamente al
instalar el software en los vehículos de motor diésel para engañar en las
pruebas de emisiones contaminantes del Gobierno. La demanda colectiva, presentada este miércoles
ante un tribunal federal de Illinois, acusa a Volkswagen de atraer franquicias
para que invirtieran en exposiciones para vender vehículos respetuosos con el
medioambiente, mientras que la compañía germana estaba mintiendo a los
reguladores estadounidenses.
La denuncia busca una compensación por las
pérdidas que sufrieron los concesionarios por la caída del valor tanto de los
vehículos afectados que no han podido vender como de la marca Volkswagen. La demanda también acusa a Volkswagen de
favorecer de forma inadecuada a ciertos concesionarios y forzar a los
minoristas a llegar a acuerdos con una filial financiera de la compañía.
Una portavoz de Volkswagen dijo que la empresa
está revisando la denuncia. La compañía está comprometida con resolver la
investigación regulatoria en Estados Unidos de la cuestión de las emisiones de
diésel tan rápido como sea posible, y con aplicar una solución para los
vehículos afectados, mientras trabajamos para recuperar la confianza en
nuestros clientes y operadores y el público, dijo la portavoz.
Volkswagen tiene la fecha límite establecida por
un juzgado federal del 21 de abril para alcanzar un acuerdo con los reguladores
sobre la reparación de aproximadamente 600.000 vehículos diésel que han violado
las leyes de contaminación del aire. Las ventas en Estados Unidos de Volkswagen se han
desplomado desde que las autoridades desvelaron en septiembre el escándalo de
las emisiones.
La compañía ha reconocido que instaló el software
para falsear las pruebas de sus vehículos, que les permitía contaminar más en
la carretera que durante las pruebas del Gobierno. Los concesionarios de Volkswagen han manifestado
una frustración cada vez mayor en las últimas semanas, mientras la empresa
germana sigue negociando con los reguladores medioambientales en Estados Unidos.
¿Recuerdas cuando Volkswagen vendía sus TDI
como Clean Diesel? En Estados Unidos lo tienen muy presente. Las
actuaciones de la Agencia de Protección Medioambiental contra Volkswagen
arrancaron, precisamente, de una promesa incumplida: la garantía de unos
niveles de óxidos de nitrógeno que, fuera de las pruebas estandarizadas, no se
cumplían. Y eso sólo fue el principio.
Estados Unidos es un mal lugar en el que hacer
publicidad de algo que no se corresponde con la realidad. Ford y Hyundai lo saben. Por eso, no es
de extrañar que ahora la Comisión Federal de Comercio esté siguiendo a los jueces para que obliguen a Volkswagen a
compensar económicamente a los afectados.
Mucho dinero, pero no sólo dinero
Los receptores de la compensación, cuya cuantía
aún no ha sido confirmada, serían los propietarios y arrendadores de vehículos
Volkswagen y Audi afectados por el fraude entre finales de 2008 y finales de
2015. La suma de la sanción por motivos medioambientales y la sanción por
posible fraude bancario ya se acerca a los 46.000 millones de dólares. Cuando
se dé a conocer la cantidad que debería pagar Volkswagen por publicidad
engañosa, lo más seguro es que todo acabe en algún tipo de acuerdo. Sería o eso, o dejar caer al 2,7 % del PIB
alemán.
Por otra parte, la FTC espera que los jueces
sentencien de manera que se impida que Volkswagen vuelva a utilizar esos
engaños como estrategia de marketing. Es lógico desde dos puntos de vista. Uno
es el que tiene que ver con la prevención, y es absolutamente esperable, pero
el otro habla de un trasfondo mucho más amargo para la firma de origen alemán.
La bofetada que ha supuesto el engaño de los NOx va mucho más allá de lo que dijo Michael Horn al verse al descubierto.
No sólo la han cagado por completo, como dijo Horn textualmente, sino que
van a pasar años hasta que en Estados Unidos dejen de ver la mancha y dejen de
oler el resultado de esa cagada.
De hecho, el punto del engaño es el que centra
ahora el debate en Estados Unidos. Los Volkswagen Passat, Jetta y Touareg, y
también varios modelos de Audi que ahora están marcados como fraudulentos, se
utilizaron como reclamos publicitarios durante años, y a menudo lo hicieron
apelando a los clientes con conciencia medioambiental. Unos clientes que,
por cierto, son altamente pasionales. Del amor al odio, en un simple pero firme
paso.
Las formas de la demanda son, en consecuencia,
duras con la automovilística.
Clean Diesel: de mito confirmado a mito cazado
En Jalopnik han rescatado del baúl de los
recuerdos una parte del programa Cazadores de Mitos correspondiente
al año 2009, donde los presentadores Grant Imahara, Kari Byron y Tory
Belleci demostraron que los diésel eran tan limpios como aseguraban
sus fabricantes. Lo hicieron a lo mythbusters: poniendo un
Volkswagen Jetta TDI a rodar en un banco de trabajo, para medir sus emisiones.
Y, sí, al parecer el coche detectó el protocolo de medición e hizo trampa. Lo
que entonces quedó como confirmado ahora sería un cazado.
Todavía quedan muchos episodios pendientes de
este pequeño gran culebrón que mezcla todo tipo de pasiones industriales. Hay
un componente de fidelidad, hay un componente de dinero, hay un componente de
salud, hay un componente de amor por la marca, incluso todo esto da para un
conflicto internacional entre potencias económicas. Sin duda, el día que
alguien compre los derechos para hacer de esta historia un thriller socioeconomicopolítico,
reventará las taquillas de los cines. Tiempo al tiempo. Mientras,
en Europa, nada. Pero eso ya era previsible.
Comentarios
Publicar un comentario