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Rally de Córcega: Neuville saca provecho de los problemas mecánicos de sus rivales

Tras un Rally de Córcega plagado de problemas mecánicos que han afectado a varios equipos, incluyendo a un Kris Meeke que podía haberse llevado la victoria si su motor no lo hubiese dejado tirado, Thierry Neuville marca una victoria que rompe récords. Y es que, en los cuatro primeros rallyes de la temporada han ganado 4 equipos distintos, lo que refleja la alta competitividad de los nuevos WRC. 

Sol y asfalto seco. Así ha recibido la isla de Córcega a los pilotos del Mundial de Rallyes en el principal cambio en el calendario que hemos tenido esta temporada más allá de la caída de un Rallye de China que nunca llegó a disputarse. La prueba mediterránea supondrá un pequeño alto en la minitemporada de tierra y sin duda fue una buena vara de medir el rendimiento de los coches antes de dirigirse de nuevo a Argentina, una cita en la que sus especiales características no suelen ser un buen indicador de la posición en la que se encuentra cada uno.
Partíamos con presión sobre Hyundai, único fabricante que restaba por ganar, mientras que también era seguido de cerca las prestaciones del C3 WRC, con una Citroën que lograba tomar algo de aire en México y que aquí, al igual que Sébastien Ogier jugaban en casa. El piloto de M-Sport precisamente golpeaba primero. Tras una primera pasada en la que los tiempos han estado muy apretados, el de Gap se ha destacado al frente de la clasificación del Shakedown, aventajando en seis décimas al segundo mejor tiempo logrado por Hayden Paddon también en su tercera pasada y más de un segundo mejor sobre el crono de Kris Meeke. Jari-Matti Latvala, el más rápido tras la primera pasada se queda con el cuarto mejor tiempo, no mejorando en ninguno de sus pasos posteriores, situación similar a la de Thierry Neuville o Dani Sordo, los otros dos grandes candidatos a la victoria. A sólo una decena de kilómetros de la asistencia de Bastia, el shakedown se disputó entre Querciolo y Castellare di Casinca, apenas 5,40 kilómetros para los que los participantes han contado con un juego extra de neumáticos para evitarse resultados tan poco concluyentes como los vistos en Suecia o Monte-Carlo.
Era un buen momento para ver a pilotos menos acostumbrados al alquitrán sobre una superficie en la que suele costar tomar el ritmo. Es por ello que Hayden Paddon disputaba el pasado fin de semana el Rallye San Remo al volante del Hyundai i20 R5 para coger sensaciones, cita en la que terminaría segundo, sólo superado por el experimentado Paolo Andreucci. De nuevo la isla corsa despertaba con sol y el asfalto seco en su gran mayoría a la mañana siguiente. Únicamente se mantenían pequeñas humedades en zonas con sombra, algo que restaba más confianza a los pilotos, obligados a afrontar un recorrido ya de por sí bacheado y tortuoso. El primer tramo parecía propicio para que Sébastien Ogier intentara distanciarse desde el primer momento aprovechando su posición de salida, sin embargo, le salía un Kris Meeke muy contestón que lograba colocarse en cabeza viniendo desde atrás.
El francés salía a morder, consciente de que en un rally con sólo diez tramos cronometrados era vital sacar diferencias muy pronto. Lo conseguiría con todos menos con el ganador del pasado Rally de México, Kris Meeke. El piloto de Citroën, que siempre ha mostrado un muy buen tono sobre el asfalto de la isla de Córcega, conseguía endosarle 5,7 segundos de diferencia tras los primeros treinta kilómetros, en una nueva demostración de que lo vivido en Suecia y Monte-Carlo fue una pequeña pesadilla invernal para la firma de los dos chevrones. Por detrás, Dani Sordo empataba en el cuarto mejor tiempo de un desconocido Ott Tänak, muy competitivo sobre una superficie en la que no se le recuerdan grandes actuaciones. El cántabro por su parte, reconocía estar algo incómodo en este inicio de jornada, dejándose casi 14 segundos respecto a Meeke y quedando justo a espaldas de su compañero de equipo, Thierry Neuville, el cual también cedía 11 segundos.
Las peores noticias llegaban de la mano de Juho Hänninen. El finlandés, que tuvo percances en Suecia y Monte-Carlo, aquí arrancaba la prueba sufriendo un toque con la rueda trasera derecha contra un puente, algo que, además de reportarle problemas de suspensión, también le provocaba un conato de incendio que afortunadamente podría sofocar antes de pasar a mayores. El piloto de Toyota llegaba a meta como último clasificado, con casi 14 minutos perdidos y con la única buena noticia de haber marcado tres parciales cercanos a los de su coequipier, Jari-Matti Latvala. Juho intentaría continuar, pero tomaría la decisión junto al equipo de regresar a la asistencia para reparar. El segundo y último tramo del primer bucle mantendría el guion mostrado en el anterior, con Ogier atacando, pero con un ritmo ligeramente inferior al mostrado por Kris Meeke que se anotaría el segundo scratch posible. Por detrás, destacaban los problemas de Dani Sordo para encontrar el ritmo. El cántabro decía estar contento con su velocidad, pero el cronometro revelaba de nuevo una pérdida de 12,8 segundos que lo relegaba por detrás de Tänak en la clasificación general.
Thierry Neuville por su parte se mantenía tercero, en esta ocasión con un inicio distinto al realizado en las dos primeras citas del Mundial, esperando su momento para tratar de asaltar la victoria que tanto se le ha resistido hasta el momento. No se encontraba Hayden Paddon, al que le caían 45 segundos después de las dos primeras especiales, situándose a espaldas de un Jari-Matti Latvala que por el momento no se encontraba en disposición de luchar por posiciones de cabeza. En cuanto a la lucha entre los dos jóvenes pilotos de Citroën, por el momento Breen, el más experimentado en Córcega, le ganaba la partida a Lefebvre, más de medio minuto mejor que el francés. Por su parte, el tercer Fiesta RS WRC aquí, el de Elfyn Evans, sufría problemas hidráulicos, algo que le hacía dejarse dos minutos y 10 segundos. 

El segundo bucle del día comenzaba casi con 20 minutos de retraso por la mala colocación de algunos espectadores. Sin asistencia intermedia, los pilotos tenían que realizar ellos mismos el cambio de neumáticos, apostando todos ellos por montar cinco neumáticos de compuesto duro para afrontar los más de 60 kilómetros de los que se conformaba cada uno de los bucles. La primera especial tras el mediodía correspondía con el primer scratch de Sébastien Ogier en la cita de casa. Sin embargo, apenas eran ocho las décimas que podía recortarle a Kris Meeke en la encarnizada lucha que mantenían dos de los tres ganadores que había hasta el momento esta temporada. El tercero, Jari-Matti Latvala, debía conformarse con ser sexto, precisamente tras Dani Sordo el cual ganaba una posición en la clasificación general después de la salida de pista sufrida por Ott Tänak. Tanto Sordo como Neuville destacaban que no habían encontrado las sensaciones. 

Los dos especialistas sobre asfalto de Hyundai aseguraban que tenían la impresión de haber realizado un tramo mejor de lo que se podía apreciar en el crono. Tänak no sería el único que caía en la tercera especialMeeke se anotaba el último scratch del día para irse al hotel con una ventaja superior a la barrera psicológica de los 10 segundos. Tres de cuatro posibles para el norirlandés de Citroën. Por su parte, el francés de M-Sport reconocía encontrarse cada vez más cómodo al volante del Ford Fiesta WRC. Thierry Neuville se consolidaba en la tercera plaza, con suficiente colchón a sus espaldas sobre el nuevo cuarto clasificado, Craig Breen.
El piloto de Citroën superaba a Dani Sordo en la última especial. El cántabro llegaba a meta con la esperanza de encontrar unos reglajes que le permitan estar más cómodo al volante del Hyundai i20 WRC. Por detrás, mantenía una ventaja de 6,4 segundos sobre Jari-Matti Latvala, mientras que Hayden Paddon terminaba a 18,6 segundos de su compañero de equipo. Pero llegaba la debacle. La buena actuación de Kris Meeke y Citroën llegaba a su fin. Tras dominar la primera jornada de competición en Córcega, Kris Meeke fue capaz de aguantar el tirón de Thierry Neuville durante la mañana del sábado y de hecho constaba como líder tras el sexto tramo de la prueba. Pero su propulsor comenzó a fallar durante esa especial, en la que cedió quince segundos, y pocos minutos más tarde Citroën comunicó la peor noticia posible: abandono por rotura de motor.
Tampoco se puede decir que Thierry Neuville se haya encontrado con el liderato sin más, pues el belga de Hyundai ya había marcado el scratch en el primer tramo del día y además de recortar tiempo a Kris Meeke acechaba ya a Sébastien Ogier, a quien terminó superando en la siguiente especial. La diferencia entre él y el campeón del mundo era de 8,2 segundos. Pese a que Dani Sordo sufrió en el primer tramo de la jornada, que llegó a describir como el peor de su vida por la cantidad de gravilla suelta, el cántabro logró progresar y distanciarse de Craig Breen y con el abandono de Kris Meeke se situaba en el tercer escalón del podio. Diez segundos le separaban del irlandés de Citroën, único superviviente de la marca pues también abandonó Lefebvre, quien a su vez mantenía idéntica renta sobre el Toyota Yaris de Jari-Matti Latvala. Por cierto, su compañero, el reenganchado Juho Hänninen, marcó tiempos bastante interesantes en el bucle matinal. Un accidente de Elfyn Evans completó la nómina de abandonos matinales.
Si el abandono de Kris Meeke en la mañana del sábado nos servía un apetitoso duelo entre Thierry Neuville y Sébastien Ogier por el triunfo en el Tour de Corse, éste apenas duró tramo y medio más. Hasta que el Ford Fiesta WRC del campeón del mundo sufrió un problema hidráulico en el último tramo del día, dejándole sin cambio secuencial y con tracción simple, lo cual le hizo ceder medio minuto y prácticamente toda posibilidad de triunfo final. Y es una pena porque en el primer tramo de la tarde Ogier se hizo con el scratch para quedarse así a tan sólo 2,2 segundos de Thierry Neuville. Pero la primera victoria del de Hyundai parecía al fin a tiro de piedra tras los sinsabores de Monte-Carlo y Suecia esta temporada. También el primer tramo del bucle vespertino hizo que se animara brevemente la lucha por el podio, pues con un segundo scratch Jari-Matti Latvala se situó cuarto a 11 segundos de Dani Sordo, pero el cántabro contuvo el ataque del de Toyota. Y ambos tendrían que tener aún cuidado con Craig Breen, que no se había descolgado.
Apenas quedaban dos tramos para el final del Rallye de Córcega, más que suficientes para que en la primera especial, de más de 53 kilómetros ya fuésemos testigos de la primera sorpresa. Sébastien Ogier llegaba a la meta del Antisanti – Poggio di Nazza con gesto totalmente contrariado y sin muchas ganas de hacer declaraciones. El piloto de M-Sport, líder del Mundial, se dejaba la segunda plaza en el primer tramo del último día, abandonando el Control Stop sin revelar qué tipo de problema llevaba. Precisamente eran Hyundai y Dani Sordo los que aprovechaban los problemas del francés para encaramarse a la segunda plaza por apenas 2,5 segundos de margen sobre el tetracampeón del Mundo. El equipo coreano pasaba de ser el último equipo que no ha conseguido ganar esta temporada en el Mundial de Rallyes, a tener al alcance de la mano la posibilidad de ser el primer fabricante que lograra un doblete en 2017.
A falta de sólo 10,42 kilómetros de la Power Stage, Thierry Neuville tenía al alcance de la mano el triunfo en Córcega, escenario en el que ya ha conseguido la victoria cuando la prueba formaba parte del Intercontinental Rally Challenge, en 2010. Escoltándole, Dani Sordo, el cual reconocía seguir sin encontrarse cómodo, tal y como demuestran sus cronos durante el fin de semana, pero que estaba en disposición de completar una actuación muy valiosa para el equipo, teniendo en cuenta el abandono de Meeke, el nefasto fin de semana de Juho Hänninen y los problemas sufrido por M-Sport. Tan sólo restaban 10 kilómetros y parecía que el fin de semana de Hyundai estaba cada vez más cerca de redondearse después de los problemas que habían lastrado a Ogier en la primera especial. El fabricante coreano no sólo estaba más cerca de conseguir su primer triunfo de la temporada gracias a Thierry Neuville, sino que además podría quitarse la presión de ser el último de los equipos oficiales en conseguirlo con un muy valioso doblete.
Valioso después del abandono de Kris Meeke por rotura de motor cuando era líder y los problemas sufridos por los hombres de M-Sport, Juho Hänninen y el propio Sébastien Ogier. Esto se traducía en un buen botín de puntos para el equipo después de un inicio de temporada en el que Dani Sordo se había convertido en el salvavidas de la formación coreana con dos cuartos puestos en las citas invernales. Sin embargo, no sería finalmente así, y al resurgir de Ogier se sumaría a que el tiempo de la Power Stage de Sordo no iba a permitirle mantener la posición. Thierry Neuville completaba el tramite de la Power Stage para alzarse con su tercer triunfo en el Mundial de Rallyes tras los cosechados en Alemania 2014 y Cerdeña 2016. Mientras tanto, Hayden Paddon sufría pequeña salida de pista sin mayores contratiempos más que la interrupción de la espectacular demostración que el neozelandés decidía dar en el noble arte del uso del freno de mano.
Todavía restaba lo más interesante, la lucha por la segunda y la cuarta plaza entre Sébastien Ogier y Dani Sordo por un lado, y entre Craig Breen y Jari-Matti Latvala por el otro. En esta última, sería el finlandés de Toyota el que se llevaba la posición, después de superar por 2,1 segundos el tiempo del irlandés, algo que le daba derecho a ser cuarto en la general por sólo una décima tal y como mostraba la expresión de alivio y alegría de Jari-Matti. Ogier por su parte, parecía haber solucionado los muchos problemas que le habían acosado durante la primera especial para pelearle al cántabro el segundo escalón del podio. El tiempo marcado por Ogier, 8 décimas peor que el de Latvala, era más que suficiente para superar a un Sordo sin poder de reacciónUn segundo y tres décimas, cifra por la que se le había escapado al piloto de Hyundai una más que valiosa segunda plaza después de un fin de semana complicado en cuanto a sensaciones tal y como reconocía el propio Sordo. Sébastien por su parte, salvaba los muebles y se iba de la isla corsa con una posición que sabe un poco mejor después de haberla visto irremediablemente perdida.

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