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Neumáticos: edad y caducidad a tener en cuenta

Los neumáticos son el calzado de nuestro coche, y muchas veces les prestamos demasiada poca atención, algo que nos puede costar bien caro en cuanto a nuestra seguridad personal, pero que se evita de forma sencilla si sabemos interpretar la salud de nuestros neumáticos correctamente. 
Sobre los neumáticos influyen muchos factores, como por ejemplo las presiones de inflado o el deslizamiento sobre el asfalto, por ejemplo al acelerar muy fuertemente, o al frenar y bloquear alguna rueda, que son fácilmente detectables. Pero el paso del tiempo también es determinante para la salud del neumático.
Los neumáticos tienen una fecha de fabricación, y también un límite de tiempo tras el cual no se garantiza la calidad del material. Por decirlo de otro modo, el material se degrada con el tiempo, y a partir de una cierta edad, no sirven para circular con seguridad por la pérdida de propiedades que sufre el neumático.

Pérdida de elasticidad y propiedades de la goma
Con el tiempo, los neumáticos pierden las propiedades que los hicieron buenos. Cuando compramos un neumático nuevo, hemos de saber que a partir de su monta nos va a durar X años. Probablemente no nos dure tanto, pero a partir de los 5 años de la monta se considera que el neumático ya no sirve, y es cuando se dice que el neumático ha caducado. Ya no tiene la elasticidad de antes, y eso se va a traducir en una menor seguridad.
El neumático puede agrietarse, puede romperse con facilidad, podemos tener un reventón y no nos sujetará igual en los desplazamientos laterales. En resumen, se convierte en un peligro para todos: conductor, ocupantes, terceros que pasaban por allí. Es el momento de cambiar los neumáticos y seguir circulando seguros.
Las condiciones de almacenamiento y de conservación son clave
Un neumático nuevo, cuando lo montamos en las ruedas, comienza a perder propiedades paulatinamente: con el paso de los meses, de soportar las inclemencias del tiempo como el sol, la lluvia, el frío. Por otro lado, con el paso de los kilómetros, se desgasta y va perdiendo grosor en la banda de rodadura, hasta que llegamos al límite legal de los 1,6 mm de profundidad en el surco, momento en el que debemos cambiarlos.
Hemos de cambiar los neumáticos motivados por lo que suceda antes: gastar los neumáticos hasta los testigos de medición, o que cumplan 5 años desde la monta. Lo normal es que los neumáticos se desgasten antes, a menos que no lleguemos a los 3.000 km al año: en ese caso caducarán antes de desgastarse. Un neumático de más de cinco años desde la monta no es seguro, toma nota.
¿Qué pasa con la fecha de fabricación?
Muchos estaréis pensando que los cinco años de los que hablamos deben ser desde la fecha de fabricación, porque si no podríamos estar comprando hoy, en 2014, unos neumáticos de 2011, 2010 o 2009 a los que les quedarían tan solo dos, uno o cero años de vida. Falso, es un mito. La fecha de fabricación nos indica cuándo se fabricó el neumático, pero si la conservación del mismo es la correcta en cuanto a temperatura, humedad, y muchos otros factores, el neumático está en perfectas condiciones.
Sin embargo, al montar el neumático lo sacamos de su medio de conservación ideal, así que empieza la degradación más en serio. No obstante, los neumáticos siempre van a caducar, estén muy bien conservados, o muy mal conservados. Se recomienda que un neumático con fecha de fabricación de diez años o más no está en condiciones de ser montado para circular con seguridad.
Ni que decir tiene que un neumático de segunda mano es todavía menos seguro, y se recomienda encarecidamente no comprar neumático de segunda mano, porque solo conoceremos seguro la fecha de fabricación, no conocemos el historial del neumático y no sabemos ni cómo se conservó en uso, ni cómo se conservó mientras esperaba a ser vendido.
Así que nos juntamos con varias cosas. Si la fecha de fabricación es de más de diez años, excusamos comprarlo; si lo montamos y se cumple su quinto aniversario desde esa monta, los podemos descartar, y debemos cambiar a otros neumáticos nuevos; y si el neumático deja los testigos al aire, debemos cambiarlos porque hemos rebasado el límite legal de profundidad mínima para el surco.

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