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El gusto por el Color (Parte V)

En nuestra búsqueda de la personalización y del apartarnos de los gustos corrientes podemos cambiar de color nuestro coche. Ya hemos visto que hay efectos de pintura muy chulos, como la pintura mate, pero la lista de inconvenientes se me hace demasiado grande, especialmente el precio.
No solo eso, aunque queramos pintar entero un coche blanco estándar, difícilmente bajará de 1.000 euros, pero hay una interesante alternativa: el vinilado. Se puede usar también como una forma de personalización, como el que se pone un tatuaje, pero con efectos secundarios mucho más nimios, o directamente ninguno.
Para el que nunca haya oído hablar de los vinilos, son como pegatinas gigantes, que pueden cubrir piezas enteras del coche o el coche por completo. Enfrentando los costes de pintura y de vinilar, esta última opción suele ser más económica. Como queramos algo rarito como carbono o mate, ahorraremos mucho dinero.

El ahorro viene de la materia prima, ya que el vinilo es relativamente económico y no requiere más productos químicos. A la hora de pintar hay que utilizar más productos aparte de la pintura, por ejemplo, todas las protecciones de las zonas que no van a pintarse.
Respecto a la mano de obra, puede tener un coste inferior, depende del detalle que se quiera. La parte fundamental del proceso es aplicar vinilo, adherirlo bien a la carrocería y eliminar los sobrantes. No hay que hacer un trabajo previo de imprimación, solo asegurarse que la carrocería está sólida, sin boquetes.
A efectos del seguro hay que declararlo como accesorio si queremos que esté cubierto, ya que no es equipo original. En cuanto a la ITV, no debería haber problemas usando un vinilo homologado. No supone un problema de importancia si se hace bien.
Los pasos fundamentales para colocar un vinilo
Una vez hemos escogido el vinilo que queremos, hay que calcular cuánto necesitamos. Cantidades orientativas son 13 metros para un coche de segmento B, 16 metros para berlinas D o casi 20 metros para berlinas de segmento E. Eso, claro, si lo queremos integral.
O llevamos el coche a un taller profesional, donde tendremos que pagar la mano de obra, o nos podemos plantear hacerlo por nuestra cuenta. El kit entero, que incluye el vinilo y las herramientas, entre 450 y 650 euros según el tamaño del coche y la tonalidad escogida, de calidad media.
El coche a vinilar debe estar bien limpio, sin restos de agua ni porquería, para que el pegamento asiente bien. También ayuda retirar todo aquello que no haya que vinilar, como la matrícula, molduras, retrovisores. Si llevamos el coche a un taller, eso nos ahorrará dinero, a los operarios tiempo.
Después hay que medir las piezas y cortar la cantidad necesaria de vinilo para cada una. Hay que hacerlo de una sola vez, no a retales. Se coloca el vinilo sobre la superficie deseada y se va repasando el contorno con las herramientas hasta eliminar cualquier burbuja o imperfección. Es como tintar lunas pero en superficies no planas.
Esta es la parte más delicada, el moldeado. Cuando hayamos terminado, tendremos pequeños sobrantes, que eliminaremos con un cúter y/o espátula. Hay que cuidar que no queden puntas abiertas ni defectos de acabado. Ya solo quedaría dejar reposar el vinilo unas horas, y no lavarlo en unos días.
Si el vinilo es de calidad, puede durar de cinco a 10 años. En el caso de que una pieza se dañe por ejemplo al aparcar, basta con reparar esa pieza, no haría falta vinilar todo el coche para que quedase bien. Todo depende del nivel del estropicio.
La vida tras vinilar
Algunos tipos de pintura son tan delicados como puñeteros, y más que lavado, lo que necesitan es detallado. Costes y más costes. El vinilo basta con lavarlo de vez en cuando, mejor con agua a presión que en túnel, pero con cuidado de no colar agua bajo el vinilo. En principio no hace falta usar productos especiales. 

Si queremos, podemos aplicar un producto restaurador/protector para que tenga una duración más elevada. Se puede vinilar también cerca de zonas muy calientes, como el vano motor o cerca de los colines de escape.
Si nos aburrimos del vinilo se puede retirar con más facilidad de la que imaginamos, y se habrá preservado la pintura al no haber tenido contacto con los agentes externos, ni la luz solar. Se puede hacer con un secador de pelo, opcionalemte jabón, y algo de paciencia, sin conocimientos previos. Si no queremos vinilo integral, las opciones son diversas. Este vinilado no llegó a 500 euros, ya que el color rojo es pintado. Los límites de personalización solo los pone la imaginación.
Vinilar puede ser una buena idea si compramos un coche que no está en el color que nos gusta y no queremos gastarnos un dineral en ello. Si luego queremos venderlo, retirando el vinilo estará la pintura original en una excelente forma, muy presentable, lo cual preserva el valor en el mercado.
Si queremos vinilar piezas de interior, en el caso de que sean rugosas, habrá que aplicar una capa de imprimación o un producto adherente, y eso sí dejará restos al retirarlo. En las zonas lisas no hay problema. La verdad, después de haber visto ventajas de inconvenientes, estoy más convencido con el vinilado que con la pintura

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