Corría el año 1951 cuando se lanzó en Francia. Siete años más tarde, en 1958, la Citroën 2CV Furgoneta desembarcó en España al abrirse la factoría de Vigo, La Citroën. A partir de entonces, comenzó en España la singladura de la furgoneta por excelencia: un vehículo de cargas ligeras basado en un turismo, que resultaría un éxito comercial.
Versatilidad, prestaciones, un mantenimiento sencillo y unas suspensiones a prueba de todo fueron los amuletos que permitieron a la Citroen 2CV Furgoneta en un aliado de miles de trabajadores. Pero para cuando eso sucedió, el proyecto ya hacía mucho que estaba en camino.
Capaz de transportar un cesto de huevos por un campo sembrado
Es sabido que el Citroën 2 CV constituyó una interesante alternativa a la movilidad de los franceses. La idea era tener un automóvil pequeño y ligero, pero avanzado técnicamente, que pudiera suponer un relevo a los carros y las mulas. Esta idea se remonta a 1935, pero no fue posible comercializarla hasta 1949. Entre las exigencias que debía cumplir aquella Toute Petite Voiture estaban algunas que, vistas desde nuestra perspectiva actual, nos pueden parecer curiosas, pero que en aquel momento eran lógicas e hijas de su tiempo, a saber:
- Debía ser capaz de transportar un cesto de huevos por un campo sembrado sin que se rompiera ni uno, además de 50 kg de mercancías.
- Debía ser un vehículo fácil de manejar incluso por alguien que nunca antes hubiera conducido.
- Debía tener unos costes de mantenimiento reducidos.
- Debía tener un consumo máximo de 3 l/100 km de gasolina.
- Debía contar con la laureada tracción delantera de Citroën.
En julio de 1949 comenzó la comercialización del Citroën 2CV. Fue un éxito rotundo. Apenas se puso en el mercado, los plazos de espera para la entrega de aquel utilitario se dispararon hasta nada más y nada menos que tres años. Era manejable en pueblos y ciudades, no se atascaba en los caminos y resultaba económico de utilizar y mantener. ¿Quién daba más por lo mismo? En 1951 llegó la Citroën 2CV Furgoneta, primero en su versión AU 1951-1956, que montaba un motor de 375 cc. para ser reemplazada más adelante por la AZU250 1954-1978, equipada ya con un propulsor de 425 cc.
La variante comercial del 2CV conseguía media tonelada de carga sin perder las ventajas de la versión turismo, y más de 575 kg en la generación AZU. Además, mantenía dos de los atributos que caracterizaban al Citroën 2CV y que fueron una de las bases de su éxito: el motor bicilíndrico refrigerado por aire de Walter Becchia y la suspensión conjugada de muelles helicoidales con amortiguadores de fricción que fueron un éxito a la hora de afrontar los socavones de las carreteras en la posguerra.
Citroën Hispania y la Citroën 2CV Furgoneta
En 1958 abrió sus puertas en la Zona Franca de Vigo Citroën Hispania, la factoría de automoción que pasaría a conocerse popularmente como La Citroën. La marca de los dos chevrones llevaba operando en España desde 1924 con vehículos de importación, y apostó por fabricar en España, en parte por la situación geográfica de Galicia, en parte para hacerse con el mercado emergente de nuestro país sin seguir pagando aranceles.
Precisamente el primer modelo que salió de la línea de Vigo fue la Citroën 2CV Furgoneta. Más tarde se empezarían a fabricar también los Citroën 2CV turismo. Casi seis décadas más tarde, la fábrica de PSA en Vigo es uno de los centros de referencia del grupo francés de automoción.
Durante décadas, la Citroën 2CV Furgoneta fue uno de los vehículos oficiales más reconocibles de empresas y organismos públicos como Correos y Telégrafos o la Compañía Telefónica Nacional de España. Eran furgonetas de color gris que se popularizaron rápidamente. Tanto, que acabaron siendo también la referencia para miles de trabajadores que necesitaban un vehículo con el que trabajar. Así nació el segmento de los llamados vehículos comerciales ligeros.
Con los años, la Citroën 2 CV Furgoneta fue evolucionando. De las AU y AZU se pasó a las AK y AKS, con capacidades de carga superiores a los 600 kg. En 1977 dejó de producirse la Citroën 2 CV Furgoneta como tal, y le tomó el relevo el derivado del Dyane 6, la Citroën Acadiane o Citroën Dyane 400 en el mercado español. En 1987, Vigo dejó de fabricar esta heredera directa de la Citroën 2 CV Furgoneta y se puso manos a la obra para llevar a cabo lo que sin duda sería el siguiente gran paso en la Historia de las furgonetas blancas: la Citroën C-15, y de ahí, hasta la actual generación de Berlingo.
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