La BBC se ha hecho eco de una historia que evidencia la picaresca e infinita inventiva del ser humano. En Hopeman, un pequeño pueblo de Escocia, se han hartado de que los viajeros que atraviesan las carreteras del pueblo circulen a gran velocidad y pongan en peligro a los niños que cruzan para ir al colegio. Han decidido tomar la justicia por su mano y actuar de manera parecida a los habitantes de Stirling, otro pueblo escocés cuyos habitantes decidieron pintar líneas curvas en una carretera recta para conseguir que los conductores redujeran la velocidad.
En este caso, engañan a los usuarios de la vía secador en mano. La inactividad de la policía escocesa, al tanto de la situación, según informa la BBC, ha conseguido que un grupo de ciudadanos pase de hacer señas a los infractores a armarse con secadores de pelo. Hasta los niños pegaron señales de papel en las farolas para recordar los límites, pero no sirvió de nada.
Su táctica consiste en vestir chalecos reflectantes y aguardar en lugares estratégicos hasta que pasa un coche. Es entonces cuando empuñan el secador de pelo y apuntan a los estupefactos, imaginamos, conductores. Una técnica disuasoria casera que consigue que algunos caigan en la trampa pensando que se trata de algún tipo de radar y reduzcan la velocidad.
Hasta los niños empuñan este aparato, lo que quizá pueda dar una pista de que no se trata de agentes del orden, precisamente. Esperamos que ningún habitante de Hopeman y alrededores que exceda los límites de velocidad de forma habitual lea esto. Queremos que sigan pensando que les apuntan con radares caseros.
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