En 2015 Citroën DS cumple 60 años. Allá por 1955, el diseñador italiano Flaminio Bertoni, padre del Citroën Traction Avant y del Citroën 2CV, vio realizado el que sería considerado su trabajo más rompedor: el Citroën DS. Impactaba por su línea y convencía por su tecnología. El Tiburón cosechó 12.000 pedidos en su primer día en el Salón del Automóvil de París, el 6 de octubre de 1955
Junto a Bertoni, otros dos nombres fueron imprescindibles para que existiera un automóvil cuyo rastro ha perdurado hasta nuestros días: el ingeniero aeronáutico André Lefèbvre, con el que Bertoni compartió la realización del Traction Avant y del 2CV, y el padre del innovador sistema de suspensión hidroneumática que montaba el Tiburón, Paul Magès. Comenzarían en aquel momento dos décadas marcadas por uno de los modelos más recordados de la marca del doble chevrón: el Citroën DS.

Estas cualidades permitieron que el DS alcanzara cotas de gloria en pruebas como el Rallye de Monte-Carlo, donde venció en 1959, o el Mil Lagos de Finlandia, donde salió victorioso en 1962. De nuevo coronó el podio de Monte-Carlo en 1966, aunque en aquella ocasión su triunfo se debió a una controvertida descalificación del ganador, un MINI Cooper que no cumplía con las especificaciones que exigía la prueba. En 1974 el DS obtendría por última vez un primer puesto, en la UDT World Cup Rally.

Suspensión hidroneumática: una necesidad
De hecho, la suspensión hidroneumática ya se había probado en la última generación del Citroën Traction Avant, pero solamente en el tren trasero. El Citroën DS fue el primer modelo en montarlo sobre ambos ejes, en una época en la que triunfaban las suspensiones independientes.

Como en tantos avances tecnológicos, la inspiración vino de la necesidad. Con unas carreteras francesas que habían quedado destruidas durante la guerra, era preciso montar en una berlina de la clase del Traction Avant, y después en el Citroën DS, un sistema que lograra amortiguar realmente el paso del vehículo sobre las tremendas irregularidades de terreno. La solución de Magès usaría unas esferas divididas por membranas elásticas que contendrían dos fluidos, nitrógeno y líquido hidráulico, como sustitutos de los elementos que componían la suspensión mecánica: muelles y amortiguadores.

Las bondades de la suspensión hidroneumática no sólo tienen que ver con la suavidad de sus reacciones sino también con la posibilidad de mantener la altura del vehículo, con independencia de la carga que transporta. Esto es posible incluso si se pierde una de las cuatro ruedas, lo que hemos visto en vídeos como el clásico anuncio del Citroën GS a tres ruedas. Obviamente el sistema funciona también si se pierde no una rueda sino una de las membranas de la suspensión, por rotura.

Citroën DS: un diseño irrepetible a prueba de dioses
El otro gran punto del Citroën DS en 1955 fue aquella línea exterior tan vanguardista. Las formas fluidas que evocaban la silueta de un tiburón conocerían una decena de variantes, entre las diversas generaciones del DS, las carrocerías Pallas, Break, Familiale, descapotable, ambulancia, etcétera.

Las formas que mostraba el Citroën DS motivaron que el lujoso sedán mereciera el título de coche más bello del mundo. De él ha dicho una figura como Giorgetto Giugiaro que es el único ejemplo de automóvil realmente concebido sin ataduras, y que resulta simplemente imposible de imitar.

En materia de diseño, tal y como resume Giugiaro, no pudo hacerse mucho más. En los 20 años exactos que se mantuvo en producción se fabricaron 1.455.746 unidades, de las cuales 1.330.755 salieron de París, mientras que el resto se ensamblaron en Mangualde, Portugal; Slough, Reino Unido; Heidelberg, Australia; Johannesburg, Sudáfrica; y Koper, Yugoslavia.
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