Igual que Polaris anunció que sus ruedas sin aire se venderían para usos militares, la gente de Michelin ha anunciado el arranque de la producción industrial a gran escala de sus Michelin X Tweel, sus neumáticos que no son neumáticos porque no contienen aire a presión. No son las únicas apuestas en este sentido: También Bridgestone cuenta con sus neumáticos de resina, aunque hasta la fecha la introducción en el mercado de estos avances tecnológicos era casi una quimera.
¿Qué ha cambiado, entonces, para que los de Clermont-Ferrand hayan destinado 12.500 m² a unas nuevas instalaciones que fabricarán estas ruedas en exclusiva? Michelin invertirá unos 50 millones de dólares en Piedmont, en la que será su décima fábrica en aquel estado y la decimosexta en Estados Unidos. ¿Cómo amortizará esa inversión en un producto que todavía no tiene un horizonte claro?
Michelin X Tweel, sin riesgo de pinchazos
Como sabemos, las Michelin X Tweel se presentaron como prototipo en el Salón de París de 2004. La idea era reducir el tiempo que se pierde por la reparación de los pinchazos de los neumáticos, pero sin perder ni tracción, ni manejabilidad ni comodidad de marcha. También desaparecería con estas ruedas el cuidado por la presión de inflado de los neumáticos, que como sabemos es una asignatura pendiente para los responsables del 48% de los vehículos que circulan por España.
Si observamos un Michelin X Tweel, veremos que está compuesto por un cubo rígido conectado a la banda de rodadura por medio de radios deformables de poliuretano, y que todo funciona como un conjunto. Desaparece la idea de neumático y llanta, por separado, y se pasa a considerar la rueda como un todo, con puntos de elasticidad y puntos de rigidez calculados para mantener las funciones clásicas de una rueda al uso. Eso sí, con la ventaja de no tener que sufrir por un posible pinchazo.
¿Y en qué condiciones se pueden poner a prueba la capacidad de adaptación y deformación del neumático con respecto a la superficie de contacto que es necesaria en una rueda tan diferente a lo que conocemos hasta ahora? Para dar respuesta a esta pregunta, y a la de unas líneas más arriba, la de la inversión económica, hay que hablar de dos productos que serán todo un banco de pruebas para los desarrollos que puedan venir detrás: Michelin X Tweel SSL y Michelin X Tweel Turf.
El primero es un Tweel pensado para maquinaria industrial, y el segundo está concebido para tareas agrícolas. De las duras condiciones de uso que se les presuponen vendrá, en primera instancia, el dinero necesario para ver si los Michelin X Tweel tienen o no recorrido por delante más allá de estos campos de trabajo tan específicos. Y de los resultados, quizá, futuros desarrollos para otros terrenos.
John Deere ya ha firmado un acuerdo para dotar a su cortacésped John Deere Ztrak 900 con las ruedas Michelin X Tweel como equipamiento de serie. En paralelo, el Centro de Investigación de Michelin en Greenville sigue adelante con sus investigaciones. De allí salió la idea de tener un neumático que no fuera neumático, una rueda sin aire a presión.
Y será en aquella área donde se fabricará un producto que, según la firma francesa, está llamado a satisfacer el interés y la creciente demanda de los mercados. A saber cómo evolucionará esto, pero tampoco lo debió de tener fácil John Boyd Dunlop cuando le puso bandas de caucho a las ruedas del triciclo de su hijo y pensó que aquello podía ser un producto comercializable, o los hermanos Michelin cuando decidieron que aquellos tubos de caucho podrían ser desmontables para ser reparados.
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