En el CES 2015 de Las Vegas, Estados Unidos, Mercedes-Benz ha desvelado su última creación, un prototipo autónomo denominado Mercedes-Benz F 015 Luxury in motion que adelanta una de las posibles alternativas para la movilidad del futuro. Se trata de un escaparate tecnológico que muestra todas las ideas desarrolladas por la compañía alemana en el ámbito de la conducción autónoma.
Con un moderno diseño, que pretende llamar la atención del espectador, y un interior lujoso con ambiente de salón, pensado como un espacio privado para el descanso, el ocio o el trabajo, una vez liberados nosotros de la tarea de conducir, este F 015 se une a la familia formada por el S 500 Intelligent Drive y el Future Truck 2025, otros dos prototipos autónomos presentados anteriormente.
Con una longitud de 5,22 metros, una anchura de 2,01 metros y una altura de 1,52 metros, este prototipo destaca por sus puertas traseras de apertura inversa, o suicidas, por sus cortos voladizos, por la ausencia de montante central y por ventanillas y lunas opacas, aunque lo más llamativo son los módulos LED del frontal y la zaga, que sirven tanto para funciones de alumbrado como para mostrar el modo de conducción en el que se encuentra: autónomo, en color azul, o manual, en blanco.
Además, estos LED delanteros y traseros permiten al coche comunicarse con peatones y otros usuarios de la vía. Por delante, por ejemplo, es capaz de hacer ver a un peatón que se encuentre frente a él que lo ha detectado, emitiendo destellos que siguen el movimiento de la persona. Por detrás, asimismo, avisa a otros vehículos de que hay un peatón por delante, mostrando la misma secuencia que los LED delanteros.
Bajo la piel del F 015 encontramos un sistema de propulsión eléctrico, de pila de combustible, basado en el del F-Cell Plug-In Hybrid de 2011. Combina dos motores eléctricos de 100 kW cada uno, ubicados en el eje trasero, que propulsan precisamente las ruedas posteriores y, juntos, generan una potencia máxima de 200 kW o 272 CV y un par motor máximo de 400 Nm, disponible desde el inicio de la marcha.
Según la marca, la autonomía es de 1.100 kilómetros, 200 de ellos gracias a las baterías y 900 facilitados por los depósitos de hidrógeno, fabricados por cierto en plástico reforzado con fibra de carbono o CFRP. Las prestaciones resultan en un 0 a 100 km/h de 6,7 segundos y una velocidad máxima de 200 km/h. Además, el consumo es de 0,6 kilogramos de hidrógeno cada cien kilómetros, lo que equivaldría a unos 2 litros a los cien kilómetros en un vehículo diésel.
Como en el salón de casa
Sobre todo en los trayectos diarios en coche, de casa al trabajo y viceversa, si eliminamos la obligación de mantener la atención en la carretera, se abre un gran abanico de posibilidades en lo que a diseño interior se refiere. Tanto conductor como acompañantes, pueden dedicar el tiempo a otra cosa: descanso, entretenimiento, trabajo.
De ahí que haya unos asientos giratorios, de curioso diseño y muy cómodos, materiales de gran calidad para sentirnos a gusto o pantallas de gran resolución para entretenerse. Se mantienen, eso sí, el volante y los pedales, puesto que la opción de conducir uno mismo sigue disponible. El futuro, según Mercedes-Benz, pasa por la conducción autónoma.
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