Un año antes de que sus coches dejen de salir de la factoría de Adelaide, una nueva brutalidad de esas que tanto les gustan a los aussies llegará encarnada en un Holden Commodore que romperá la barrera de los 600 caballos. Una berlina más poderosa que algunos superdeportivos actuales. No será barato, ni será discreto. Escupirá un sonido más propio de los V8 Supercars autóctonos y levantará nubes de humo blanco.
Un Commodore absolutamente irracional que ha recibido luz verde desde Detroit para llevar a la producción el vehículo de serie más potente que se haya fabricado en Australia. El encargado de propulsar este canto de cisne será un viejo conocido para todos vosotros: el LS9 sobrealimentado de General Motors que monta el Corvette ZR1. Cuando ponga sus ruedas sobre el asfalto, el Commodore LS9 superará los 600 caballos, y serán gestionados por una caja de cambios únicamente manual. Se ha descartado montar una automática porque no soportaría tanta potencia.
De esta manera no sólo va a ser el Commodore más potente, ni el Holden más prestacional, va a convertirse en el coche más poderoso producido en Australia en los más de 100 años de vida de su industria del motor. Una industria que ama desde lo más hondo de su corazón los V8, lo que convertirá al mega-Commodore en un icono para el país oceánico. Con un precio estimado a partir de 165.000 dólares australianos, casi triplica el Holden Commodore más caro actualmente, el SS-V Redline con carrocería familiar y no llega por poco al doble de los 95.990 AUD del HSV GTS Gen-F2, el Commodore retocado por Holden Special Vehicules de 540 CV.
Su elevado precio se debe a que se fabricará a medio camino entre las instalaciones de Adelaide, de donde saldrá siendo un GTS, y las instalaciones de HSV en Melbourne, mágico lugar en el que se convertirá en el Commodore más especial de todos los tiempos. Pero vaya, seguro que pidan lo que pidan, esta edición limitada de Commodore se van a vender, serán los últimos de su estirpe, los más especiales y todo un oscuro objeto de deseo para los coleccionistas de nuestras antípodas. La cifra concreta de unidades que se fabricarán está aún por determinar, todo depende de cuántos motores puedan suministrar desde Estados Unidos, aunque se prevé que serán menos de 250.
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