Mansory vuelve a la carga, en esta ocasión le han echado el guante a un AMG GT S que ha preparado especialmente para convertirlo en un one-off exclusivo para un cliente llamado Bandar. El resultado es un coche con bastantes menos estridencias que las preparaciones que solemos ver de la casa. Aunque bueno, algo siempre queda. El color elegido para vestir al AMG esta vez es un gris mate bastante discreto en contraste con un rojo rubí intenso con el que han pintado algunas nuevas piezas de la carrocería fabricadas en fibra de carbono.
Un color perfecto para lucir el nuevo kit de carrocería embrutecido. Según comentan, en los ingenieros alemanes han prestado especial atención a la zaga para darle un aspecto mucho más rudo. El enorme alerón fijo parece salido directamente de los circuitos y genera la suficiente carga aerodinámica como para mantener al biplaza pegado al suelo trazando curvas a velocidad de carreras.
En la zona baja nos encontramos un paragolpes con difusor integrado que respeta en gran medida las formas del original. Por delante, las formas inferiores del paragolpes y de la parrilla se realzan en el mismo rojo y se remata por la parte inferior con un splitter plano. Por encima, el capó recibe un buen corte para extraer el aire caliente a través de una gran salida.
Las formas sobrias del deportivo alemán dejan paso ahora a un kit de carrocería ensanchado y mucho más agresivo. Los laterales se abren para dar cabida a unos nuevos pasos de rueda con branquias en ambos ejes, y tras las ruedas delanteras unas prominentes salidas de aire y taloneras a juego. El motor también ha sido retocado al gusto del cliente. Para mejorar la respiración, se han utilizado unos nuevos turbos que insuflan el combustible al interior de los ocho cilindros, filtro de aire de mayor caudal y una línea de escape realizada en acero inoxidable.
Ahora suena mucho mejor, pero no es sólo una cuestión de apariencia. Los 510 caballos del modelo original se han convertido ahora en 730, 220 equinos extra que paran el crono en 3,4 segundos para el 0-100 km/h y alcanzan una velocidad máxima de 330 km/h. Para que el deportivo germano pise con más firmeza aún, las llantas de aleación ligera 7spoke ahora combinan medidas más generosas en 21 pulgadas y calzan neumáticos en dimensiones 245/35ZR21 delante y 305/25ZR21 detrás, mientras que las suspensiones han sido puestas a punto con unos nuevo muelles.
Y en el interior siguen los cambios con respecto al AMG GT S de serie, el volante es de nueva factura, los pedales de aluminio también, y los panelados reciben un nuevo cuero de máxima calidad cosido a mano con inserciones en fibra de carbono. Los colores elegidos para el habitáculo combinan el rojo y negro con detalles en blanco. El precio no se sabe, pero como es un one-off seguro que no le ha tenido que salir barato. Ahora bien, el toque picante no le queda mal al AMG GT S, demasiado recatado para algunos.
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