
El llamativo color de carrocería de la unidad de las imágenes, denominado AMG Green Hell Magno, es un homenaje al habitat natural de semejante aparato, el circuito de Nürburgring Nordschleife, donde Mercedes-AMG asegura que se ha llevado a cabo gran parte del desarrollo de este radical deportivo, que tiene más tecnología heredada de la competición que cualquier otro Mercedes-AMG. Las primeras unidades llegarán en marzo de 2017, con reservas a partir de noviembre.

A cargo del cambio queda una transmisión automática de doble embrague y siete marchas, AMG Speedshift DCT 7, puesta a punto para una respuesta aún más rápida que, por supuesto, envía toda la fuerza del propulsor al tren trasero. El resultado es una aceleración de 0 a 100 km/h de sólo 3,6 segundos, una velocidad punta de 318 km/h y un consumo homologado de 11,4 litros a los cien kilómetros.
Soluciones de altos vuelos

Los paragolpes de nueva factura lucen entradas de aire más generosas, diseñadas para cubrir las necesidades de refrigeración. Las llamadas Air Curtains de los laterales del paragolpes también tienen el fin de refrigerar, pero en este caso los pasos de rueda. También hay toberas activas en el morro, que se mantienen cerradas hasta que se necesite refrigeración adicional, momento en que se abren, mejorando el flujo de aire. Hasta entre los pilotos traseros hay una pequeña salida de aire destinada a disipar el calor sobrante del silencioso trasero.

Este sistema de aerodinámica activa es novedad en el modelo y permite variar el perfil aerodinámico del coche según la situación. Se trata de un perfil aerodinámico ubicado bajo el splitter que en modo Race se desplaza hacia abajo 4 centímetros a partir de 80 km/h, alterando el flujo de aire y creando el llamado efecto Venturi, que pega el eje delantero al asfalto al aumentarse la carga aerodinámica. A pesar de todo, el GT R reduce la resistencia aerodinámica con respecto al GT, con 155 kilogramos más de carga a velocidad máxima.

El tren posterior incorpora ahora una barra estabilizadora más gruesa y el ESP tiene tres modos: On, Off y Sport Handling Mode. Por su parte, estrena un control de tracción que se puede ajustar en nueve niveles diferentes de intervención, que permiten más o menos deslizamiento del eje trasero, siendo 9 el máximo y 1 el ideal para conducción en lluvia. Además, el sistema también actúa sobre el diferencial autoblocante, que se controla de forma electrónica.
Otra de las grandes novedades es el eje trasero direccional, usado por primera vez en un modelo AMG, capaz de cambiar el ángulo de las ruedas en 1,5 grados. Hasta 100 km/h las ruedas giran en dirección opuesta a las delanteras, mientras que por encima de esa velocidad lo hacen en la misma. Esto supone mejores aptitudes dinámicas pero también más maniobrabilidad para el día a día.

En total son 1.555 kilogramos, lo que supone una relación peso/potencia de 2,66 kilogramos por CV. Son sólo 15 kilogramos menos que el GT S, pero incorpora muchas más soluciones técnicas. Por su parte, a cargo de la frenada queda un sistema con pinzas de color amarillo y discos de compuesto cerámico de 390 milímetros delante y 360 milímetros detrás. En opción también los hay de altas prestaciones, 17 kilogramos más ligeros y con discos de 402 milímetros en el eje delantero.
Un interior para echar la tarde

También de serie es el paquete AMG Interior Night, que incluye acabados en negro brillante para las levas, las molduras del volante o los listones de los umbrales de las puertas. El cliente que busque inserciones de fibra de carbono en acabado negro mate tendrá que pagar un extra, eso sí. Como es habitual, el conductor puede elegir entre varios modos de conducción a través del AMG Dynamic Select. Además, un botón M en la consola permite activar el modo manual del cambio, para tomar el control de la transmisión y evitar cambios de marcha indeseados. Y, para acabar, no puede faltar un botón para variar la nota de escape: de un dulce y elegante V8 a un enfadado y agresivo cazabombarderos. Tú eliges.
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