
Llega el momento de dar un paso más, de ir más allá, de buscar un resultado excelente y de proteger nuestro coche. Imagina que lo has lavado y apenas lo has utilizado en unos cuantos días, se ha llenado de polvo de estar parado pero en realidad debajo de ese polvo hay un coche limpio. Pues también tienes productos para que no tengas que repetir todo el trabajo y puedas salir a la calle con el coche brillante invirtiendo sólo unos minutos.

La carrocería se contamina
Ese brillo que tanto gusta en realidad es del barniz que protege la pintura. Y sí, has acertado, también hay calidades en la pintura y el barniz. Pero por muy bueno que sea, esa gruesa capa de protección se va estropeando con el tiempo, se le va incrustando contaminación como las partículas de los escapes, suciedad de la carretera, de los árboles, mosquitos, sal. Estos enemigos hacen que la superficie del barniz vaya haciéndose cada vez más rugosa y se vaya perdiendo el brillo.

En principio se queda enganchada, pero en una segunda o tercera pasada desliza perfectamente. Eso quiere decir que ya se han retirado esos agentes externos, limpiamos con una toalla de microfibra y listo, ya hemos descontaminado. No es muy notable a la vista, pero sí al tacto y debemos tener en cuenta que esta contaminación suele acumularse en puntos localizados: en el frontal, la trasera, tras los pasos de rueda y en superficies horizontales.
Un paso más, el pulido

Necesitamos pulimento, más grueso cuanto peor esté la pintura. Y también más trabajo, porque esta fase siempre finaliza realizando una pasada con el pulimento más fino. Por eso es mejor pulir con más frecuencia a darse la paliza. Además cada vez que pulimos reducimos el grosor de la capa de barniz y, cuanto más agresivo sea el pulimento, más capa de barniz se lleva.

Si hemos utilizado el pulimento más fino hemos terminado, si no, hay que ir dando pasadas con durezas cada vez menores, porque en caso contrario la pintura quedará muy mate. Las diferentes marcas suelen ofrecer unos tres niveles de pulimento y el más abrasivo es mucho más fino que el que te venden en las gasolineras para disimular arañazos.
Dar cera, pulir cera

Las ceras naturales duran poco pero consiguen más brillo y profundidad en el color de la pintura, las sintéticas sin embargo pueden durar hasta seis meses. Cualquier opción es buena, pero la combinación de ambas se antoja como la solución ideal para una correcta protección. Tenemos una muy buena base con el trabajo realizado hasta ahora, así que, ¡Manos a la obra! Cera líquida o de pasta, aplicamos una cantidad considerable en un aplicador de microfibra y la extendemos. Por piezas, siempre por piezas porque así tenemos control de lo que hemos trabajado y lo que no. Extendemos cera y luego la retiramos al principio con ese mismo aplicador y luego con uno limpio. No hay que apretar, que nos cebamos y lo único que conseguimos es cansarnos.

¿Hemos terminado? ¡Ni mucho menos! Todavía nos quedan los cristales, los interiores y detallitos exteriores, como los cromados, las piezas de fibra o plástico y unos trucos para que las llantas duren más tiempo limpias y en buen estado. Os lo contamos en la tercera parte.
Comentarios
Publicar un comentario