Algo grande se estaba cociendo en Monteblanco, cuando semejantes coches comenzaban a descargarse de los cinco camiones aparcados al fondo del paddock. No quiero ni imaginarme el revuelo que se formó. Lo que no sabíamos es que todos estos coches pertenecían a un único dueño que se pasó varios días probándolos.

Pero como en el mundo del lujo tener algo único es algo que se aprecia mucho, había dos coches que destacaban entre tanto superdeportivo. Hablamos de las dos unidades del Ferrari F12 TRS. Teóricamente el F12 TRS era un one-off único, del cual solamente se iba a hacer una unidad. La semana pasada en Monteblanco había dos, uno rojo y otro negro, ambos del mismo dueño, y según dicen los que estaban por allí el asiático multimillonario estaba esperando una tercera unidad de color gris.
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