Todos los esfuerzos industriales de los últimos años por dar con motorizaciones térmicas más compactas y pequeñas, en un fenómeno que conocemos como downsizing, pueden que hayan sido en vano. Muchos fabricantes van a tener que desistir de sus intentos de conquistar más segmentos con esta táctica, y todo por culpa de la contaminación y las nuevas normas.
Lo más triste es que no se trata de nada nuevo. Y es que muchos grupos ya habían puesto el grito en el cielo al comprobar desde hace años que la imperante moda de reducción de cilindradas traía consigo un aumento escandaloso de las emisiones en los propulsores de gasolina; también en los diésel, aunque bien es cierto que el downsizing no ha llegado tan lejos en esta parcela. La nueva norma Euro 6c y el cambio de ciclo NEDC lo van a poner en evidencia, y a los fabricantes no les queda otra que rectificar.
Esto es así debido no solo a que las normas de contaminación serán más exigentes, sino a que los nuevos modelos van a salir del laboratorio para su homologación, con el objetivo de tratar de ofrecer unos parámetros que al menos se acerquen a las condiciones de conducción reales. Hasta ahora la homologación de puertas hacia dentro había demostrado que el downsizing era un buen método para reducir las emisiones de CO2, perpetuando el último paripé entre autoridades e industria.
Claro que, la consecuencia era ese aumento colosal de las emisiones de otras partículas, como las PM, tan nocivas para la salud, una vez los modelos habían salido del laboratorio con una homologación impoluta. Algunos apostaban por una solución intermedia e inmediata, la de incorporar a los MEP filtros de partículas, tal y como se hace en los modelos diésel. La nueva normativa también traerá, por cierto, la obligación de hacerlo.
Adiós downsizing, hola upsizing
Diversas fuentes en la industria informan estos días del nuevo giro. Renault, General Motors o PSA planean ya un aumento de talla para sus próximos motores, y se espera que el resto de fabricantes no tarden en dejar sus intentos por tratar de extender esta solución industrial más allá de los segmentos A y B. Los nuevos modelos tendrán que cumplir con el nuevo régimen a partir del año que viene en lo que se refiere a emisiones de óxidos de nitrógeno, el problema es que esto afectará a todos los coches a partir de 2019, lo que podría desvelar que algunas tecnologías que se han vendido como estandartes del rendimiento y la eficiencia no lo son tanto.
A partir de 2021, la medición de consumo y emisiones de CO2 se incorporarán a esta fórmula más estricta de homologación. Los primeros pronósticos hablan de un aumento de las motorizaciones más pequeñas del mercado actual en torno a un 25% o 30%. Podemos decir así que comienza la época del upsizing, y por qué no, que esta rectificación supone una nueva alza de la credibilidad industrial de los proyectos eléctricos enchufables. Ya lo advirtió PSA al establecer un sistema de contaminación real en el protocolo de prueba de sus nuevo coches, cosa que ahora se pretende mejorar dadas las deficiencias del actual ciclo NEDC.
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