
Ogier suma su tetracampeonato del mundo en tierras españolas en un rally en la que no era fácil conseguir el título, aunque las dificultades de sus principales rivales le ha permitido coronarse. El jueves se levantaba Salou todavía mojado por las lluvias. Los pilotos se encontraron la pista con muchas humedades, especialmente en la zona de asfalto del corto tramo de Shakedown disputado en los alrededores de la localidad tarraconense, mientras que la tierra, mucho más compacta que en otras ocasiones se ha ido rompiendo con el paso de los coches.
En estas condiciones, Sébastien Ogier marcaba el mejor crono, sólo una décima por delante de Dani Sordo. La lluvia respetó el paso de los principales pilotos del WRC, permaneciendo los casi 2,97 kilómetros del recorrido en buenas condiciones hasta pasadas las 10:00, incluso secándose un poco con la sucesión de las pasadas, aun así, el barro en algunos puntos de frenada y trazadas complicaba el hecho de bajar los tiempos de las primeras pasadas.

Tras los tres primeros, gran tiempo de Ott Tänak, el cual trata de sacar partido a los neumáticos DMACK hasta la llegada del asfalto, superficie en la que los compuestos de la firma anglo-china han demostrado estar un paso por detrás de los Michelín. Kris Meeke completaba el Top 5, seguido de Jari-Matti Latvala y los otros dos Hyundai oficiales de nueva generación, Hayden Paddon y Thierry Neuville. El viernes las condiciones eran similares, mucha lluvia y grandes balsas de agua que recibían a los pilotos mundialistas en el ya enrevesado recorrido del tramo urbano que se realiza en Montjuïc. Ya con el paso del primer piloto, Lorenzo Bertelli, se evidenciaban los numerosos peligros que podía entrañar en una superespecial en la que como siempre es difícil sacar renta, pero en la que es muy fácil cometer un error y destrozar de forma muy temprana tu actuación.

Pasear por la asistencia de Salou era como un regreso al pasado. Y es que los pilotos habían confiado el trabajo de ouvriers a muchos pilotos de la pasada década, entre los que nos encontrábamos a Toni Gardemeister con los colores de Volkswagen, a Brendan Reeves con Hayden Paddon o la mayor sorpresa de todas, la Gravel Crew de Craig Breen, en la que destacaba Mikko Hirvonen, al cual se le daba por supuesto ligado a Toyota. El que sí lucía orgullosamente los colores de la firma nipona desde primera hora del día era su ex-copiloto, Jarmo Lehtinen y que ha asumido este año las funciones de director deportivo y mano derecha de Tommi Mäkinen. A pesar de las fuertes lluvias caídas tanto en Salou como en Barcelona, los tramos de la jornada de mañana permanecían en buenas condiciones, incluso bastante secos. Algunos pilotos como Andreas Mikkelsen aseguraban que en el shakedown no había gran diferencia entre la primera y la tercera pasada, por lo que esperaba un terreno que no se limpiara demasiado.

Los neumáticos DMACK y Pirelli no pudieron repetir el gran rendimiento, con Ott Tänak undécimo en Caseres y Bertelli, décimo sexto. Aunque en defensa del estonio hay que decir que por la mañana se confirmaban los problemas en el diferencial de su Ford Fiesta RS WRC. Tampoco tuvo suerte Kris Meeke, que sufrió un vuelco y perdió más de 40 segundos. En cabeza, el duelo entre Neuville y Ogier siguió a lo largo de los siguientes dos tramos, con el francés tomando la primera posición en Bot y expandiendo su ventaja hasta los 4,4 segundos en Terra Alta. El finlandés podría haber estado en cabeza de no ser por el tiempo perdido en el tramo espectáculo de Montjuïc y ocupaba la tercera posición justo por delante de Dani Sordo, que era cuarto a diez segundos de Ogier. Andreas Mikkelsen era quinto a tres segundos del español, mientras Paddon sufrió con los problemas técnicos en su Hyundai y no pudo evitar caer hasta la sexta posición tras ceder más de quince segundos respecto a los líderes en el tercer tramo del día. También tuvo que batallar con problemas técnicos Mads Østberg, en su caso relacionados con el freno de mano. Aún así, era el primer Ford en la general.

Los primeros en abrir pista por la tarde se encontraban con la necesidad de rehacer de nuevo las trazadas para los 4×4, algo que permitía a los que salían más atrás tener una base más sólida para atacar. Tras otro nuevo scratch para Sordo en Bot, las posiciones se clarificaban, estando Dani al frente de la general y sacando ya cierta renta a Sébastien Ogier. El mejor crono de Meeke en la especial de Terra Alta evitaba el pleno absoluto de Sordo en los tramos de la tarde, sin embargo, era suficiente como para irse a la asistencia para montar los reglajes de asfalto como primero de la clasificación del rally de casa. Todavía con los pilotos saliendo por orden de campeonato, eran los primeros clasificados de la general los que ensuciaban la trazada para los que salen más atrás. El que no saldría por delante de Sordo era Jari-Matti Latvala. El finlandés sigue con su pesadilla de temporada y tenía que retirarse en el quinto tramo tras dañar una rueda y la suspensión de su Volkswagen Polo R WRC.

Con un clima mucho más benévolo, sin lluvia y con tramos asfaltados en lugar de la tierra, las condiciones de pilotaje eran completamente distintas a las vistas a lo largo de los dos días anteriores. En teoría, todo ello favorecía a Dani Sordo, uno de los últimos especialistas en asfalto que con el paso de los años ha ido adaptándose a los nuevos tiempos en los que prácticamente todos los pilotos necesitan ser igual de competentes en cualquier tipo de superficie. Con todo, quien empezó la mañana tirando fuerte fue un decepcionado Jari-Matti Latvala, que se vio obligado a retirarse tras golpear un guardarraíl y volvía en escena con ganas de desquitarse. En el primer tramo del día, Sordo perdió solo una décima con respecto a Ogier, lo que suponía una forma ideal de demostrar que el objetivo era la victoria. En Alcover-Capafonts, de nuevo con Latvala con el mejor tiempo, Sordo aún consiguió aventajar a Ogier en más de medio segundo. Distancias mínimas pero que le ayudarían a ampliar ligeramente su ventaja.

Estaba claro que no se iba a conformar con el segundo puesto que le daba matemáticamente el título de pilotos, el cuarto de su palmarés. Sébastien Ogier salió a la primera etapa sobre asfalto del Rally de Catalunya dispuesto a dilapidar rápidamente la ventaja que le llevaba Dani Sordo tras la excepcional actuación del Cántabro, dispuesto a aguarle la fiesta a toda la afición. Sébastien Ogier iba mordiendo casi todas las cunetas, aprovechando su posición de salida a tramo para dejarlo todo mucho más sucio para los pilotos que le seguían. Entre ellos el propio Sordo, que salía quinto tras sus dos compañeros de equipos y optaba muchas veces por líneas mucho más limpias y menos agresivas que sus compañeros, cediendo por tanto algún segundo, especialmente por la mañana, cuando más se notaban las diferencias de agarre. El propio piloto de Hyundai reconocía ir absolutamente al límite, sin reservarse nada en la manga, mientras que a Sébastien Ogier poco le importaba recibir informaciones al final del TC12 sobre el accidente de su compañero Andreas Mikkelsen, del que afortunadamente la pareja noruega salía ilesa.

Por su parte, Neuville se destacaba en su particular lucha con Hayden Paddon, una batalla que ahora pasaba a valer un podio por la retirada de Mikkelsen. Eso sí, el anunciado como combate estrella entre Hyundai y Volkswagen era ganado con KO técnico por la firma coreana, algo que podía retrasar un fin de semana más el título para el fabricante germano. Ninguno de los dos contendientes marcaba los mejores cronos en la corta especial de apenas 2,24 kilómetros en Salou y en la que era el propio Kris Meeke el que se llevaba el scratch. Había que bajar hasta la 12ª plaza para encontrar el nombre de Dani Sordo, el cual reconocía haberse dejado llevar por los aficionados y tratar de recompensárselo deslizando en cada una de las curvas. Esa pérdida de tiempo le suponía a Sordo el irse a la asistencia a falta de los cuatro tramos habiendo perdido 5,8 segundos, pero con la pequeña ventaja táctica que le permitía salir el domingo por delante de Ogier. En cuanto al resto, Meeke llegaba a meta con gesto contrariado a pesar de llevarse el mejor tiempo. Le norirlandés es consciente de que ha cometido demasiados pequeños errores y que en 2017 no deberá repetirlos si quiere algo más que los objetivos propuestos por Yves Matton para el equipo.

Con una renta de 12,7 segundos tras anotarse un scratch y un segundo mejor tiempo en las dos primeras especiales, el francés se encaminaba irremediablemente hacia su título Mundial. Sin Andreas Mikkelsen ya en carrera, al no poder reengancharse por Rally2, sólo una victoria de Neuville y un cero de Ogier podrían haber cambiado el final del cuento, el mismo que ha narrado el cuarto título de Campeón del Mundo de Rallyes para el sucesor de Sébastien Ogier. No habría grandes cambios en los dos primeros tramos, únicamente los abandonos de Kris Meeke por problemas de motor y el de Martin Prokop, el cual arrancaba la rueda delantera derecha en la primera pasada por Duesaigües. Con el podio ya perfilado, sólo quedaba ver cómo se repartían los puntos de la Power Stage y la celebración especial que tenían reservada Ogier y Julien Ingrassia para este cuarto cetro intercontinental ganado con mucho sufrimiento, kilómetros abriendo pista y una mentalidad siempre ganadora.
Sería la segunda vez que lo lograba en tierras españolas tras hacer lo propio en la temporada 2014, Alsacia y Argentina fueron los escenarios del primer y tercer titulo respectivamente. De esta manera, Sébastien Ogier igualaba a Tommi Mäkinen y Juha Kankkunen en la lista histórica de campeones del Mundial de Rallyes, únicamente con los nueve títulos de Sébastien Loeb por encima de su marca. A tres pruebas del final, la pareja gala ya se podrá relajar y empezar a pensar en el año que viene, temporada muy importante con la llegada de los nuevos reglamentos técnicos. Por ahora se apunta una nueva victoria, la quinta del año, tras las conseguidas en Monte-Carlo, Suecia, Alemania y Córcega.

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