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Como reaccionar ante distintas emergencias

Generalmente, el conductor medio no tiene ninguna idea de cómo comportarse ante situaciones extremas al volante. Esto es algo normal, ya que cuando salimos de la autoescuela sabemos poco más que conducir el coche. A no ser que hayamos realizado algún curso de conducción avanzada o seamos integrantes de los cuerpos de seguridad del estado, no tenemos por qué saber cómo comportarnos ante este tipo de situaciones. A pesar de que el avance de la tecnología ha ayudado mucho a reducir la cantidad de imprevistos al volante y a que podamos salir de ellos de la mejor forma posible, hay muchas situaciones que se escapan de nuestras manos
Son muchas las variables que afectan a la circulación, como puede ser el propio conductor, el estado del vehículo y algunas externas que se escapan de nuestro control. Ante todo lo importante es mantener la concentración al volante, ser responsables y no bajar la guardia. Lo que está claro es que a pesar de que todo esté correctamente, nadie está a salvo de verse en la situación de realizar una maniobra extrema al volante. Y llegado el momento, cuanta más información dispongamos sobre cómo solventarla, mucho mejor.

Frenada de emergencia
La frenada de emergencia es una de las maniobras más comunes que se puede encontrar uno cuando va circulando. Lo cierto es que la técnica para realizar una frenada de emergencia no es demasiado complicada, pero conviene no olvidar algunos pequeños matices. Partiendo de la base de que el coche tiene ABS, lo que debemos hacer ante una frenada de emergencia es pisar el pedal de freno todo lo fuerte que podamos, a la vez que pisamos el embrague para evitar que el coche se cale, algo que haría que perdiéramos, por ejemplo, el servofreno. 
Puede ser que notes que el pedal de freno vibra. Es algo totalmente normal y además nos indica que el ABS está trabajando. Cabe resaltar la importancia de tener los neumáticos en buen estado. Por muy rápido que reaccionemos, si los neumáticos no están en las condiciones idóneas la distancia de frenado aumentará de forma importante.
Aquaplaning
La lluvia es uno de los factores que más afecta a la siniestralidad. Cuando un neumático no es capaz de evacuar todo el agua de la carretera, se produce el efecto conocido como aquaplaning o hidroplaneo. Esto se debe a que el neumático alcanza su límite de evacuación de agua. Llegado ese momento, se crea una película de agua entre el neumático y la carretera, de tal forma que este pierde la adherencia y patina. 
Dejaremos de controlar la dirección, y por mucho que frenemos el coche no responderá. Una cosa tiene que quedar clara: el límite legal de velocidad no siempre es la velocidad adecuada para circular cuando está lloviendo o la carretera está mojada. A más velocidad y mayor cantidad de agua, más posibilidad de sufrir aquaplaning. Por lo tanto, lo mejor es curarse en salud y adaptar la velocidad a la condiciones de la vía.
Los neumáticos también juegan un papel fundamental a la hora de evitar el aquaplaning. Cuanto menor sea el surco, menor capacidad de evacuación de agua tendrá el neumático. Debemos ser conscientes de que incluso si el neumático aún se mantiene dentro del límite legal de 1,8 mm de surco, no tendrá la misma capacidad de evacuar agua que uno nuevo. Si aun siguiendo todos estos consejos ocurre el aquaplaning, ni frenes ni gires el volante.
Lo que se debe hacer es levantar el pie del acelerador, de tal forma que el coche pierda velocidad y las ruedas pueden volver a estar en contacto con el asfalto. Si frenas, se bloqueará la rueda, algo que puede ser un problema cuando el coche deje de patinar. Por otro lado, si giras el volante, es posible que las ruedas no miren en la dirección de la marcha cuando el coche deje de patinar. Un problema si miran hacia la mediana, o peor, hacia el carril contrario.
Derrapaje
Un derrapaje ocurre cuando los neumáticos pierden adherencia. Puede ser consecuencia de un giro brusco, una frenada fuerte o ir demasiado rápido en un lugar donde las condiciones de adherencia no son las mejores debido a cosas como la suciedad, el agua, la tierra o el hielo. Si bien es cierto que las ayudas electrónicas ayudan a evitar este tipo de situaciones, hay situaciones en las que derrapar es inevitable.
Para evitar el derrapaje tenemos que ser conscientes del estado de la carretera, y reducir la velocidad si creemos que su estado no es el ideal. Es recomendable utilizar los controles del coche de forma suave, firme, pero suave. Hacer acelerones, giros o frenos bruscos aumentará nuestras posibilidades de sufrir un derrapaje. En el caso de que lo suframos, es conveniente conocer algunos consejos que nos permitirán salir airoso de la situación. Debemos diferenciar entre dos tipos de coches: de tracción delantera y de tracción trasera.
Si el coche es de tracción delantera, debemos efectuar el llamado contravolante. Ponemos el ejemplo de una curva de derechas. Si el coche comienza a derrapar de tal forma que la parte trasera nos quiere adelantar, debemos girar el volante de forma rápida pero no brusca en la dirección contraria, mirando hacia dónde queremos ir. Además, aunque parezca extraño, no debemos levantar el pie del acelerador ni pisar el freno. A veces incluso es recomendable acelerar más. 
Si el coche es de tracción trasera, debemos actuar de la misma forma, pero con una gran diferencia: será necesario levantar el pie del acelerador. Si el coche está derrapando es porque las ruedas traseras han perdido adherencia. En ese caso, acelerar es contraproducente, ya que eso hará que derrapen aún más.
Cuando revienta un neumático
Lo primero, debemos hacer todo lo posible para no llegar a esta situación. Esto incluye revisar el estado de los neumáticos de vez en cuando, comprobando que tengan la presión adecuada y que no hay abolladuras o grietas. Debes tener en cuenta que tres de cada cuatro accidentes se deben a defectos en los neumáticos, según Real Automóvil Club de España. Incluso el neumático puede llegar a reventar si se combina una presión demasiado baja con una carga excesiva. Sea como fuere, hay variables fuera de nuestro control que puede hacer que un neumático reviente. 
Llegado el caso, es recomendable saber cómo actuar. En caso de reventón, lo primero que debemos hacer es mantener el volante fijo, ya que el coche tenderá a girar hacia el lado del neumático reventado. Frenar en seco puede ser uno de los primeros impulsos, pero se debe evitar ya que puedes perder el control del coche por completo. Lo ideal es disminuir la velocidad con la caja de cambios y con la deceleración natural, de tal forma que el coche vaya frenando progresivamente y puedas situarte en un lugar seguro.
Esquivar un obstáculo a gran velocidad
Esquivar un obstáculo a gran velocidad es una de las maniobras más comunes que nos podemos encontrar en nuestro día a día. Uno de los consejos más importantes es mirar siempre hacia dónde quieres ir y no hacia el obstáculo. Hacia la solución y no hacia el problema. El siguiente paso es pisar el freno a fondo y girar el volante hacia el lado que nos permita esquivar el obstáculo de la forma más segura posible. De nuevo, el pedal de freno puede comenzar a vibrar, lo que nos indica que el ABS está funcionando. Si no tenemos ABS, es posible que los frenos se bloqueen, en ese caso hay que rebajar la presión que ejercemos sobre el freno. 
Una vez más, el estado del neumático será esencial en la distancia de frenado. Después de esquivar el obstáculo, debemos volver a nuestro carril de forma suave, y comprobando que no haya ningún obstáculo más en el camino. Una vez que hemos vuelto la situación inicial, podemos detenernos en un lugar seguro si fuese necesario. Se está impulsando la iniciativa VisionZero, que tiene como objetivo alcanzar un horizonte con cero muertes, cero lesiones y cero accidentes. Como autoridad en la materia, el objetivo es concienciar sobre la importancia que tienen los neumáticos y los sistemas de frenado en la seguridad vial.

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