El Citroën C6 era una
berlina de representación a la francesa, una peculiaridad
automovilística que dejaba de existir en Europa cuando Citroën cesó la
producción de su peculiar buque insignia en 2013. Cuando supimos que Citroën planeaba
lanzar en China un nuevo C6, esperábamos un coche arriesgado e
innovador, con un diseño polarizador y una nueva suspensión neumática.
El Citroën
C6 presentado en el Salón de Pekín no tiene nada de
revolucionario ni de innovador. No parece un coche francés, porque realmente no lo es. Es un lavado de cara del Dongfeng Fenshen A9, una gran berlina producida
por Dongfeng, partner chino en la joint-venture del Grupo PSA en el país
asiático. No
han querido arriesgar produciendo un coche que el mundo recordará
décadas después de haber sido producido, y no les puedo culpar: el C6 no
disfrutó de buenas ventas, y arriesgar no funciona en China.
Construido sobre la plataforma del modelo chino, es una
berlina de tracción delantera y medidas generosas: unos cinco metros de
longitud y una batalla de casi tres metros. Y sin embargo, el gran voladizo
delantero y su diseño no le dan un aspecto inspirador o armónico. Sí tengo que
alabar el frontal, con una gran calandra frontal que se mimetiza con las ópticas y una tira de LEDs diurnos
situados justo donde termina el capó. El único detalle original de un coche
cuyo perfil lateral y zaga son de lo más anodinos, desafortunadamente.
En el
interior se aprecian unas calidades sobre el papel correctas y un diseño más marcado,
más correcto. Por ejemplo, el salpicadero está recubierto de cuero perforado y
la instrumentación es completamente digital. La consola central es escueta, con muy pocos
botones, y está presidida por una gran pantalla táctil. El volante está
forrado en cuero bitono y tiene un aspecto diferenciado al de otros Citroën.
El
habitáculo de este Citroën C6 parece minimalista donde se puede ser minimalista,
y detallado en lo tocante a diseño y personalización. Las plazas traseras
parecen tener un enorme espacio para las piernas, tal y como gusta en el mercado
chino. No hay aún información acerca de las
motorizaciones disponibles en el Citroën C6, pero creemos que se tratará de motores turboalimentados
de menos de dos litros y unos 200 CV.
No es mal
coche. Pero no debería llamarse Citroën C6. Es una
afrenta a un coche que en su momento era el máximo exponente de la tecnología y
el legado de Citroën. Una deliciosa
extravagancia que disfrutaba de punteros motores diésel de seis
cilindros, suspensión hidroneumática y un diseño sin igual. ¿Os acordáis de su
ventana trasera curvada y de su capó de tiburón? Si el Citroën C6
alguna vez regresa a Europa, espero que sea en homenaje a su pasado, y no de la
forma en que ha renacido en China.
Comentarios
Publicar un comentario