
El
piloto de Gap, que precisamente aquí
consiguió su tercer título Mundial en 2015, ha aventajado en
una décima a su compañero de equipo, Andreas Mikkelsen que a su vez se estaba jugando el subcampeonato con los distintos pilotos de Hyundai. Ott Tänak, que
estaba llamado a ser el primer piloto de M-Sport la primera temporada antes de que el
anuncio del adiós de Volkswagen supusiera un terremoto en el mercado de fichajes, era tercero, a
casi un segundo del tiempo de Ogier y destacado entre los pilotos que se ponían
al volante del Ford Fiesta RS WRC en las antípodas.

No sólo
Ogier sufría abriendo pista.
Neuville, segundo en los tramos, también se encontraba con mucha sociedad,
en algunas zonas incluso se veía obligado a limpiar una nueva línea ya que le
era imposible seguir las trazadas del tetracampeón del Mundo. Los que salían más atrás se encontraban la pista con
mejor grip, especialmente los que montaban el compuesto duro, pero se veían
seriamente perjudicados por el polvo en suspensión. Entre
los candidatos a la victoria, el que no cumplía con las expectativas era de nuevo
Jari-Matti Latvala. Acosado todo el año por errores propios y
problemas técnicos, el finlandés se iba largo en una curva y chocaba con la
rueda trasera izquierda contra un puente. No debería retirarse, e incluso
podría hacer una reparación de emergencia en el enlace que sólo le suponía unos
segundos de penalización al llegar tarde al siguiente control, sin embargo, el ritmo que
mantenía el resto de bucle sería muy inferior, llegando a
dejarse en algunos tramos casi minuto y medio y temiendo incluso perder dicha
rueda por completo.

Las
segundas pasadas del primer día nos han dejado la imagen de ver como uno a uno
los pilotos de Hyundai han ido perdiendo posiciones hasta dejar que fuera Sébastien
Ogier el que guardara las espaldas a su propio compañero de equipo a pesar de tener que abrir
pista. Un mayor agarre ha permitido al cuatro veces Campeón del Mundo de
Rallyes atacar durante la segunda parte de la jornada, lo que le ha permitido
escalar posiciones, situándose por delante de los dos Hyundai de Paddon y
Neuville. Para
cuando daba comienzo el segundo bucle ya
conocíamos la penalización a Dani Sordo tras llegar tarde al control del cuarto tramo cronometrado
del rally. El cántabro pasaba de ser segundo tras Andreas Mikkelsen a salir de
los cinco mejores puestos y a partir de ahí las sensaciones no han sido las
mismas, reconociendo no saber la razón por la que se estaba dejando tanto
tiempo. Buena parte de culpa la han
tenido los neumáticos, los cuales con las altas temperaturas
han sufrido un desgaste mayor del que se esperaba, algo que Neuville o el
propio Paddon, con un estilo de pilota más agresivo que el de sus compañeros,
también sufrieron.

A
pesar de ello, el piloto kiwi tenía que lidiar con problemas en su habitáculo,
quejándose de que entraba demasiado polvo dentro de su Hyundai i20 WRC, lo
que le dificultaba seriamente la visibilidad. Los 50 kilómetros de Nambucca permitían al
neozelandés recortar más de 10 segundos a Mikkelsen, escalando
hasta la segunda plaza que hasta ese momento había ocupado Sébastien Ogier.
Sólo 13,5 segundos separaban a ambos, dejándonos entrever que Paddon estaba en
disposición de luchar por la victoria con el nórdico frente a centenares de
compatriotas desplazados hasta Australia. Las
variaciones en cuanto a estrategia eran contadas. La mayoría de pilotos
decidían apostar por el compuesto duro, del cual se decía que era demasiado
duro. Una de las pocas notas discordantes las ponía el tetracampeón del Mundo, Sébastien Ogier que
optaba por montar cuatro blandas en busca del grip que no tenía
abriendo pista. Neuville y Sordo cedían bastantes segundos, ambos aquejando
problemas con el polvo en suspensión. En el caso del belga, esto le alejaba de
la lucha por el podio, mientras que el cántabro se saltaba un cruce por la poca
visibilidad y tenía que engranar la marcha atrás, cediendo aún más segundos.

El
segundo paso por los tramos de la etapa ha dejado una pelea en
la que Ogier no ha partido prácticamente en desventaja, es más, el piloto de Volkswagen salía
a los tramos sin apenas polvo en suspensión, algo que ni Mikkelsen, ni Neuville
podían decir. El tetracampeón en esta ocasión no buscaba una estrategia alternativa,
y al igual que el resto montaba neumáticos de compuesto duro, teniendo en cuenta
que la temperatura iba subiendo. Ogier
salía al ataque después del paso por la asistencia, con el objetivo de
recuperar la segunda posición de la general, e incluso el propio Andreas Mikkelsen reconocía que Sébastien le había asegurado
que le ayudaría a
conseguir el subcampeonato, sin embargo, viendo los tiempos del galo, al piloto
nórdico de Volkswagen le empezaban a surgir las dudas sobre el compromiso de su
compañero de equipo, e incluso ambos demostraban estar rodando al límite después de llegar a la asistencia con
los frontales de sus Polo R WRC totalmente arañados y con los logotipos de la
firma de Wolfsburgo arrancados.

No
parecía que una jornada
de poco más de 50 kilómetros cronometrados nos fuera a deparar demasiada emoción
ni cambios en cuestión de la lucha por el podio en el Rally de Australia, sin
embargo, el primer bucle del domingo, formado por tres especiales nos ha dejado grandes dramas y un gran beneficiado,
Andreas Mikkelsen. El noruego tomaba aire después de que su
compañero de equipo y máximo rival en la lucha por el triunfo en la cita
oceánica cometiera un error en forma de trompo en la segunda especial del día. Para
entonces la carrera se había
apretado más si cabe,
con Ogier recortándole seis décimas de segundo en el primer tramo del día. Parecía
que íbamos a tener un intenso duelo en la lucha por la victoria, el último de
ambos vestidos con el mono de Volkswagen, pero un trompo del tetracampeón del mundo allanaba el
camino de Mikkelsen hacia
la que era su tercera victoria en el campeonato en apenas un año. Los
19,6 segundos que le caían a Sébastien, unidos a los dos que tenía de renta
Andreas, parecen una losa demasiado pesada para levantar en menos de 30
kilómetros.

Tan sólo restaban dos especiales para
finalizar la prueba australiana y para despedirse de la temporada 2016 del WRC,
de los actuales coches oficiales y de Volkswagen Motorsport, que
diría adiós con un doblete. No
ha habido más cambios en las dos últimas especiales que restaban para finalizar
el Rally de Australia 2016. Andreas
Mikkelsen lograba la que es su tercera victoria en el Mundial, la segunda con su nuevo
copiloto Anders Jaeger y una buena demostración de que el piloto nórdico se ha liberado de ese bloqueo que tuvo durante las primeras
temporadas como piloto oficial de Volkswagen. Seguro
que a Sébastien Ogier le quedaba una pequeña espina al no ser él el que le diese el último
triunfo al equipo germano, aun así, se firmaba un buen doblete que a buen
seguro ayudará a hacer más llevadero el mal trago para los miembros del equipo.
A partir de mañana
tocará pensar en 2017, en los nuevos retos, fichar por un nuevo equipo e incluso, en el caso de Ogier, en
probar esta misma semana uno de los coches en los que podría sentarse la
próxima temporada. Veremos cuál es el futuro para el tetracampeón.

No
había sorpresas en la Power Stage y Volkswagen también acaparaba una
nueva victoria en el tramo televisado que en este caso era de
nuevo para Sébastien
Ogier. Mikkelsen aseguraba y llegaba a meta como flamante
ganador de la prueba australiana, mientras que Neuville y
Sordo escoltaban al de Gap en la clasificación de esta última especial del año 2016. Se cierra de
esta forma una temporada que estaba llamada a ser de transición antes del verdadero terremoto que iba a suponer la llegada
del nuevo reglamento técnico, pero que ha terminado acaparando portadas. Ogier
e Ingrassia han vuelto a ser campeones, sin embargo, el adiós de Volkswagen ha marcado este final de 2016 y posiblemente también
supondrá un punto de inflexión para el campeonato, no sabemos si positivo
o negativo. A partir de ahora comienza la pretemporada 2017 del Mundial de
Rallyes, veremos con qué nos sorprenden.
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