Muchos
coches actuales disponen, de serie o como opción, de una cámara trasera que
facilita y hace que las maniobras marcha atrás sean mucho más seguras. La cámara
trasera resulta especialmente útil en coches voluminosos, pero es un accesorio
que, cuando existe la opción, siempre es recomendable incluir porque supone un pequeño incremento en el total del precio
del coche a cambio de un gran añadido en comodidad y, sobre todo, en seguridad.
Tanto es así que en 2018 será obligatorio que todos los coches comercializados
en EEUU lleven cámara trasera. Pero la
cámara trasera no es una opción disponible en todos los coches y muchos coches
que ya están circulando salieron de fábrica sin ella. Siempre es posible
instalarla con un kit adicional, que se comercializan desde hace tiempo, pero
su instalación es engorrosa y cara y su instalación se limita aquel coche en el
que ha sido instalado.
Aquí es
donde RearVision se presenta como un
producto a tener en cuenta: se trata de una cámara trasera pensada para que
cualquier persona pueda instalarla por sí mismo, en cualquier coche y en
cuestión de minutos. El sistema
desarrollado por RearVision consta de tres partes: un soporte de matrícula que incorpora una cámara, un adaptador que se conecta al puerto
OBD del vehículo y un soporte para poner el teléfono móvil en el parabrisas o
en el salpicadero del coche.
El adaptador OBD es el elemento encargado de activar la
cámara y mostrar la vista en la pantalla del móvil cuando, a través del ordenador
del coche, detecta que se ha insertado la marcha atrás. No es
necesario hacer ninguna instalación más allá del soporte de la placa. La cámara
trasera tiene un ángulo de visión de 180° y se conecta de manera inalámbrica, sin
cables y a través de la conexión Bluetooth con el teléfono móvil del usuario,
que se convierte así en la pantalla de la cámara. La cámara actúa además como
sensor de proximidad, emitiendo un pitido cuando detecta la proximidad de un
obstáculo.
Entre los
posible peros a RearVision se cuentan el alto precio, la
relativa facilidad con la que se podría robar la cámara y el posible obstáculo
de tener conectado a la vez el móvil al sistema manos libres. RearVision
ha sido desarrollado por tres ingenieros procedentes de Apple que abandonaron
la compañía para fundar Pearl Automation con el objetivo de llevar la última
tecnología a los coches que ya están circulando o que no ofrecen ciertas
opciones de seguridad, caso de la cámara trasera.
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