
El fallo se basaba en el interruptor del dispositivo de arranque, que podía pasar de forma inadvertida a la posición de apagado si el llavero que acompañaba a la llave tenía un peso excesivo. El gigante de Detroit no estimó el daño que podría tener esto en sus cuentas y tampoco evaluó la necesidad de divulgar la información, según ha afirmado la SEC. Recordemos que el defecto en el diseño de los bombines fue la causa de 124 muertes y 275 heridos en Estados Unidos.

El anuncio oficial de General Motors y la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos sobre la multa que tendrá que pagar solo contempla la responsabilidad económica de la negligencia. La firma ni corrobora ni desmiente ningún error en la toma de las decisiones que afectaban a las cuentas de la empresa; se ha limitado a expresar su voluntad de cooperación durante la investigación, que dada la gravedad de los hechos, ha terminado bastante bien para los de Detroit.

Y parece que la hecatombe que vive la industria del motor no termina de calar en el consumidor, ni de influirle. Sabemos que General Motors ha roto un récord de ventas en México, con un aumento del 20,5% frente a lo que alcanzó en 2015. Pero quizá deban agradecérselo a Trump. El quid de la cuestión ante esta ola de escándalos reside en preguntarnos: ¿Podremos seguir confiando en que las compañías automovilísticas dejarán de engañarnos en algún momento? ¿Es suficiente que paguen solo económicamente por ello?
Comentarios
Publicar un comentario