El escándalo del fraude de las emisiones del grupo VAG no ha encontrado descanso desde que se destapara en 2015 la mayor crisis de la firma, y cada día la bola de nieve se hace más grande. Esta vez se trata del plan de reestructuración de plantilla que se ideó como consecuencia del engaño en las emisiones de sus vehículos diésel. El grupo alemán anunciaba el despido de 30.000 personas a nivel mundial, pero al parecer sus directivos han querido acelerarlo.
Los dirigentes sindicales de Volkswagen han acusado al CEO de la marca, Herbert Diess y al jefe de personal, Karlheinz Blessing, de querer agilizar los despidos previstos para 2017 y de profundizar en el plan de reestructuración. Mientras Diess afirma que la empresa no gana suficiente dinero, el gigante alemán quiere hacer borrón y cuenta nueva lo más pronto posible y sumergirse en una electrificación que les permita limpiar su nombre.
En una carta a Diess, los líderes sindicales afirmaron que tanto él como Blessing han roto los términos del pacto al que se llegó en noviembre, descartando posibles contrataciones en la primera mitad de 2017 y recortando puestos de trabajo de manera más rápida y drástica de lo que se había acordado previamente. El líder del comité de empresa, Bernd Osterloh y otros nueve representantes tratan así de minimizar las consecuencias de la peor crisis financiera de la firma poniendo los límites de cooperación en medidas que perjudicarían a los trabajadores.
La tinta de los acuerdos apenas se estaba secando, y la dirección de la marca ha infringido flagrantemente los términos y el espíritu del futuro acuerdo, ha afirmado un portavoz sindical. Recordemos que el plan de la firma alemana para poder ahorrar 3.700 millones de euros al año hasta 2020 incluía prescindir en Alemania, Argentina y Brasil de 30.000 personas. Alemania sería el país más afectado con hasta 23.000 puestos de trabajos eliminados.
El engaño que terminó en récord de ventas
Volkswagen se encuentra en una de las situaciones más surrealistas que se hayan dado en la historia de la industria automotriz. Por un lado, sigue inmersa en las consecuencias del escándalo que ha afectado a millones de vehículos; sus directivos y exdirectivos están siendo investigados y a su vez se convierte en 2017 en el líder mundial de ventas. La fiscalía alemana investiga a Martin Winterkorn por fraude, que afirma que nunca fue informado de las irregularidades, mientras que Volkswagen estudia emprender acciones legales contra el ex patriarca del grupo, Ferdinand Piech, por conocer supuestamente los detalles del engaño seis meses antes de que saliera a la luz el escándalo.
Los líderes del comité de empresa han negado que Piech les comunicara información alguna sobre el escándalo, porque de lo contrario habrían hecho saltar las alarmas, informa Automotive News. La multa millonaria a la que tiene que hacer frente de 4.100 millones de euros, los directivos detenidos por el FBI y la mala imagen que se supone que debe dar una empresa que ha reconocido engañar a sus clientes y a las autoridades medioambientales, no ha sido impedimento para que desbancara a Toyota como el fabricante con más unidades colocadas a nivel global. Aún así, el presidente de la marca afirma que no ganan suficiente dinero.
Una Ciudad Verde y 500 estaciones de carga
El gigante alemán se echa flores y reconoce que los resultados se deben a su esfuerzo por atajar la crisis y establecer una estrategia a largo plazo. De ser ciertas las acusaciones del sindicato de Volkswagen, una de las formas de capear el temporal pasa por un recorte brutal en su plantilla. Ahora quiere aumentar la productividad de sus plantas y emprender un camino hacia la sostenibilidad.
Este plan incluye a la movilidad eléctrica y a la digitalización: quieren instalar más de 500 estaciones de carga en Estados Unidos en un esfuerzo por satisfacer a la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense. La inversión podría alcanzar los 2.000 millones de dólares. El plan también incluye vender más de tres millones de vehículos eléctricos para 2015 y la localización de una Ciudad Verde en California. Mientras tanto, Osterloh y el resto de representantes sindicales esperan una respuesta de la cúpula directiva, que con probabilidad tratará de apaciguar la polémica y ganar tiempo para estudiar cómo iniciarán el camino hacia su transformación.
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