
Se trata de una calavera de metal hecha a mano que según palabras del propio preparador, simbolizan la brevedad de la vida. Que se lo digan a los animales cazados. Uno de los objetivos primordiales a la hora de preparar el coche, era que tuviese aspecto de bruto.

En el interior, la combinación de elementos de cuero y metal es realmente curiosa, y el uso de tonos marrones y cobrizos tanto en volante, molduras de las puertas o los propios asientos, marcan el aspecto de un coche que parece pensado para cazadores de lobos en los fríos montes de Siberia. El Wrangler en cuestión es un modelo del año 2012 con motor V6 de 285 caballos, 353 Nm de par, caja de cambios manual de seis velocidades, tracción a las cuatro ruedas y 1.914 kilos de peso. Una bestia capaz de atemorizar más que los propios cazadores.
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