Renovarse o morir. El presidente del anteriormente conocido como Salón Internacional del Automóvil de Barcelona, Enrique Lacalle, lo tiene claro. Tanto, que el evento ha pasado a llamarse Automobile Barcelona, un espacio en el que se abre el juego a empresas como Google, Facebook, HP, Ericsson o IBM, para que estas puedan explicar sus pareceres sobre el futuro del automóvil.
Si esto te recuerda al enfoque del Mobile World Congress en cuanto a coches, no es casualidad. Los salones del automóvil como los conocemos van a desaparecer, y es lógico que eso suceda. Y lo último que quiere Enrique Lacalle es ser el director de la orquesta del Titanic. Sin embargo, no es esto lo más destacado del Salón de Barcelona de este año. O, mejor dicho, del Automobile Barcelona 2017.
Tesla, y alguna novedad más
Que Tesla se haya presentado por vez primera en España, y lo haya hecho con un éxito rotundo al menos en el estreno ante la prensa, es un punto que conviene destacar. Los de Palo Alto están trabajando todavía en la mudanza para montar su sede en nuestro país, pero aun así ayer mismo ya había clientes avanzados a las jornadas abiertas, interesados en comprarse un Model X. Y los de Tesla, que no daban abasto para atender a todo el mundo. Que lo de Mahindra y el Ateca FR sean las grandísimas novedades del Automobile Barcelona 2017 es un chascarrillo que ayer resonaba de corrillo en corrillo.
Hace años que el planteamiento de Barcelona es el de un salón comercial, sin grandes revelaciones, de manera que lo que hay es mucho stand con pinta de exposición de coches para la venta, y mesas donde cerrar operaciones. Con todo, quienes no hayan podido disfrutar de los BMW Serie 5 Touring, Honda Civic Type R, Hyundai Ioniq, Jeep Compass, Kia Stinger, Mercedes-Benz Clase S, Nissan Qashqai, SEAT Ibiza, Toyota Yaris, y poco más, lógicamente los podrán ver allí mismo. En ese sentido, el Automobile Barcelona todavía merece la pena para quienes quieran recuperar lo que se ha ido presentando en los últimos meses en los diferentes salones, acercándose simplemente en tren, metro o autobús.
Ausencias muy sonadas
Ni Audi, ni Škoda, ni Volkswagen, ni Ford, ni Peugeot, ni Citroën, ni DS, ni Opel han dado su apoyo al Automobile Barcelona entre las marcas generalistas de renombre. Se trata de una decisión que, a la práctica, puede chocar al visitante que busque información sobre los modelos que más le pueden interesar de cara a una compra de vehículo. BMW y MINI; Fiat, Jeep y Alfa Romeo; Hyundai y Kia; Jaguar y Land Rover: Mahindra; Mazda; Mercedes-Benz y smart; Mitsubishi, Nissan y Renault; SEAT; Suzuki, Tesla, Toyota y Lexus. Además del rincón de Ferrari, son las bazas con las que cuenta Barcelona como exposición comercial.
Pese a los 115.000 m² que ocupa todo el certamen, puede parecer que el de Barcelona es un salón pequeño. Sólo hay dos pabellones repletos de coches. Sin embargo, las marcas se han empleado a fondo. Apenas hay stands enanos, y cada uno de los expositores de automóviles ha desembarcado con toda la gama, dispuesto a mostrar al visitante lo mejor de su catálogo. Los espacios son amplios y permiten ver los coches a fondo. A la práctica, es un enorme concesionario.
Connected Hub: necesita mejorar
Junto a la Connected Street, situada en la Plaza del Universo, donde las marcas muestran sus avances de cara al futuro de la movilidad conectada, el llamado Connected Hub es la gran apuesta del Automobile Barcelona para no perder fuelle en el altamente cambiante panorama automovilístico. Se trata de un espacio habilitado para que las startups del sector puedan dar a conocer sus trabajos en un marco que sigue siendo un buen expositor. También en ese lugar anexo al Salón se realizan ponencias sobre el futuro de la movilidad, según las grandes empresas tecnológicas. En las dos primeras jornadas, 70 conferenciantes de todo el mundo están pasando por aquí.
En el acto inaugural del Automobile Barcelona, celebrado ayer, el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, no dudó en calificar esta edición del antiguo Salón del Automóvil como rompedora. Y la idea lo es. Sin embargo, la realización de la idea, relegando el Connected Hub a un mero espacio anexo a la exposición de coches, a donde se accede bien directamente desde la calle o bien a través de una triste y poco habitada sala de transición, es lo que transmite al visitante una cierta sensación de oportunidad perdida. Si lo que se quiere es aunar la cita con el Motor más tradicional con esa idea de qué nos depara el futuro y cómo se está preparando, sin duda el Connected Hub debería ocupar una posición más destacada en el centro del Automobile Barcelona.
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