En 1962 Adolf Eichmann, uno de los arquitectos del Holocausto nazi, escribió una carta como último intento de pedir clemencia tras los juicios de Núremberg. Su excusa en el juicio en Israel que se celebró tras su captura años después fue singular: seguíamos órdenes.
Ese argumento se hizo tan famoso que acabó acuñándose el término de Defensa Núremberg cuando los responsables de algún delito lo utilizan para defenderse. Uno de los últimos en hacerlo ha sido James Liang, que ha sido condenado a 40 meses de prisión por diseñar el software de Volkswagen que mentía sobre sus emisiones de gases. Él solo seguía órdenes: ¿le exime eso de la culpa?
Una condena ejemplar
Según Reuters, Liang colaboró con la justicia norteamericana durante el proceso judicial que ha investigado todo el escándalo, y eso hizo que sus abogados pidieran que la sentencia se redujese desde los potenciales cinco años en prisión a un arresto domicilario y servicios sociales. En lugar de eso, el juez encargado del caso, Sean Cox, ha decidido condenarle a esos 40 meses de prisión y a pagar una multa de 200.000 dólares, 10 veces la que se había demandado por los fiscales del caso.
El objetivo de la sentencia es claro como el propio Cox explicaba: la idea era enviar un mensaje a la industria para que directivos e ingenieros se lo pensasen dos veces antes de volver a engañar a reguladores y consumidores. Los jefes de Lian le encargaron a él y su equipo que desarrollara un nuevo motor diésel con ciertas especificaciones para comercializarlo en Estados Unidos. Al no poder cumplir con los requisitos de emisiones del país norteamericano, Liang y sus subordinados desarrollaron un software que detectaba cuándo estaba pasando un test de emisiones para activar el sistema de control que se desactivaría durante la conducción normal. Siguió órdenes, y eso acabó siendo su condena.
El argumento
La excusa esgrimida ahora por la defensa de Liang no solo fue utilizada por Eichmann en los juicios de Núremberg: también ha sido utilizada constantemente a lo largo de la historia. La Wikipedia nos cuenta cómo en el primer juicio de guerra en 1474 Peter von Hagenbach fue condenado por crímenes de guerra y decapitado tras permitir todo tipo de atrocidades tras la ocupación de Breisach durante la guerra de Borgoña.
El argumento ha sido también utilizado en diversas películas, y uno de los ejemplos más famosos lo tenemos en Algunos hombres buenos, con un caso análogo en el que los acusados simplemente seguían órdenes. Allí se debatía sobre esa obligación moral a discutir esas órdenes, que tanto en la película como en los casos comentados no impidió que los acusados cometieran el delito.
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