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Volkswagen T-ROC

La firma de Wolfsburgo ha desvelado ya su nuevo SUV compacto, el Volkswagen T-ROC. El T-ROC marca el inicio de la renovación por completo de todas las gamas Volkswagen de aquí a 2020, pero sobre todo permite completar la oferta del Volkswagen Tiguan en las franjas del segmento que éste ha dejado libre al crecer con la nueva generación.
Derivado del Audi Q2, del cual se le notan los marcados aires que impregna el grupo VAG en sus modelos, como es el caso de estos mellizos, el Volkswagen T-ROC tiene por vocación ser uno de los modelos más vendidos del fabricante alemán, luchando en el lucrativo segmento de los B-SUV.

El T-ROC llega en un segmento abarrotado
La vocación del Volkswagen T-ROC no es la de abrir nuevos mercados sino entrar en un segmento del mercado del que Volkswagen estaba inexplicablemente ausente, el de los B-SUV. El T-ROC llega seis años después del Nissan Juke y cuatro años después del Renault Captur, por citar dos de los más vendidos del segmento. Con el crecimiento de la actual generación del Volkswagen Tiguan y un posicionamiento más alto, la marca alemana no tenía nada que ofrecer frente al Peugeot 2008.  
Con el T-ROC, Volkswagen ataca el mercado por la parte superior: mide 4,23 m de largo y no tendrá motorizaciones inferiores a 115 CV. Sin embargo, la mayoría de los B-SUV están en los 4,16 m de largo con motores de 90 CV de media, sólo el Maxda CX-3 de 4,27 m está en su franja. Es más, el T-ROC se acerca peligrosamente al SEAT Ateca, tanto en motorizaciones como dimensiones. Y es que para 2019, llegará el T-Cross. Más corto que el T-ROC estará únicamente disponible en tracción delantera y será el rival de los Citroën C3 Aircross, Ssanyong Tivoli y Opel Mokka X, por ejemplo.
Volkswagen T-ROC, el Audi Q2 de Wolfsburgo
Si bien el T-Cross tomará por base el SEAT Arona, el T-ROC por su parte comparte plataforma MQB y motorizaciones con el Audi Q2. Así, hereda sus motorizaciones. En gasolina, la gama comienza con el tres cilindros 1.0 TSI de 115 CV para seguir con el 1.5 TSI de 150 CV con desactivación de cilindros, que ya hemos visto en el Volkswagen Golf, y culminar con el 2.0 TSI de 190 CV. En diésel, también son tres las variantes disponibles. El 1.6 TDI de 115 CV abre la gama y el 2.0 DTI en versión de 150 y 190 CV cierra la oferta.
El Volkswagen T-ROC equipa suspensiones McPherson delante y, según motorización un eje torsión trasero o un esquema multilink con amortiguación adaptativa opcional. Las versiones de acceso a gama, es decir, las de 115 CV, sólo estarán disponibles con cambio manual de 6 relaciones, mientras que el cambio DSG de 7 relaciones será opcional en las variantes de 150 CV y de serie en las de 190 CV. A destacar que las versiones de 115 CV serán exclusivamente de tracción delantera. Estéticamente, si bien el T-ROC comparte elementos de diseño con el Tiguan y con el Audi Q2, su diseño rompe con el resto de la gama. A destacar la adopción de un techo y pilares A y B bicolor opcionales.
Diseño exterior evolucionado, interior clásico
A bordo, el diseño del salpicadero se inscribe en la tendencia de Volskwagen y SEAT. Al verlo, con su enorme franja en color carrocería, uno no puede evitar ver el parecido con el salpicadero del SEAT Ibiza y del Volkswagen Polo. Y no es una crítica, pues aportan algo de color y originalidad en la producción actual. Aún es pronto para hablar de habitabilidad, pero sí podemos hablar de la capacidad de su maletero. Volkswagen anuncia 445 litros, lo cual no está nada mal. 
Son 65 litros más que en un Volkswagen Golf y 170 litros menos que en un Tiguan. El respaldo de los asientos traseros es abatible de forma asimétrica pudiendo llevar la capacidad total hasta los 1.290 litros. El Volkswagen T-ROC hará su debut en el Salón de Frankfurt, evento en el que el público también podrá ver el debut de los Kia Stonic, Hyundai Kona, Seat Arona y Citroën C3 Aircross. La lucha va a ser dura en el segmento de los B-SUV. El Volkswagen T-ROC llegaría al mercado a finales de año con un precio para la versión más básica de unos 20.000 euros.

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