
Se trata de un vehículo autónomo y eléctrico, de ahí que forme parte de la familia EQ, a modo de propuesta para el transporte urbano en las ciudades del futuro. Según la casa alemana, es un prototipo pensado para el car sharing, capaz de recogerte en la localización que elijas y llevarte a tu destino sin que tengas que hacer nada.

Las puertas, transparentes, pivotan sobre los pasos de rueda traseros para ahorrar espacio y facilitar el acceso, según la propia marca. Por dentro también incorpora pantallas para la interfaz de usuario, el entretenimiento y la comunicación con el vehículo, como la ubicada en el salpicadero, de 24 pulgadas, flanqueada por otras dos más pequeñas de 4 pulgadas cada una. Destaca la ausencia de volante y pedales, ya que no son necesarios. Para operar el vehículo sólo hace falta nuestro smartphone o comandos de voz. Y mirando al futuro, por supuesto, los asientos de tipo banqueta no están tapizados en cuero, sino en piel sintética de color blando, y pueden separarse mediante un reposabrazos central, que además ofrece espacio para guardar objetos.
Compartido y conectado

Como cabría esperar, la petición, el acceso y el control del vehículo se pueden hacer desde un teléfono móvil o una tablet. Además, sabremos que el coche que viene a por nosotros es el nuestro porque los displays exteriores podrán estar personalizados. Por último, y ya que se trata de un dos plazas, el primer usuario en subirse podrá elegir ir acompañado o no, ya que el coche sugerirá posibles usuarios en base a nuestros perfiles o al plan de viaje, y se podrán aceptar o no.
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