
Al igual que en el caso del Eclipse Cross, la firma de los tres rombos toma un nombre icónico dentro de su historia deportiva para reinterpretarse en forma de SUV eléctrico que hace las veces de ejercicio de diseño e incorpora tecnologías en desarrollo para futuros modelos. Dentro de la hoja de ruta de Mitsubishi, el camino a seguir pasa por buscar modelos de éxito que para cumplir sus objetivos deben satisfacer las tendencias de mercado.

Estos motores se alimentan de un paquete de baterías de alta capacidad colocado bajo el suelo del vehículo. EL 4WD System utiliza un motor para las dos ruedas delanteras y dos para las dos ruedas traseras, acoplando y desacoplando los traseros mediante el denominado Active Taw Control que controla dinámicamente el comportamiento ofreciendo teóricamente una respuesta directa y ágil en cualquier situación. Exteriormente destaca por una parrilla frontal Dinamic Shield en negro escondida bajo una capa de cristal y con contrastes en color azul que denotan su naturaleza eléctrica.

En su interior, al que se accede a través de puertas suicida, como en todo prototipo que se precie predomina el estilo minimalista, horizontal y futurista con cuadro de mando totalmente digital y un mando que aspira a ser un volante. El cuadro de mandos es una pantalla corrida que va de lado a lado y que está flanqueada por dos pantallas más pequeñas que proyectan las imágenes de las cámaras de visión delantera, trasera y de las que hacen las veces de retrovisores. Por si fuera poco, el AI System introduce la inteligencia artificial pudiendo leer las condiciones de la carretera, del tráfico y la intención del conductor, aprendiendo de cada situación para responder en consonancia y sugiriendo cambios en los hábitos de conducción una vez se ha creado un perfil del usuario habitual. Todo controlado mediante voz.
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