Con todo decidido antes de empezar la última prueba de la temporada, se disputaba un apasionante Rally de Australia marcado por las inclemencias del tiempo, los abandonos y accidentes y la confirmación de Neuville como subcampeón de la temporada al llevarse la victoria de la prueba. Eclipsado en gran parte por el anuncio
realizado por Sébastien Ogier y con el amparo de la noche europea, se ha
disputado el Shakedown
del Rally de Australia,
última cita del Mundial 2017, en un corto tramo de 5,02 kilómetros situado en Coffs.
Sin
la presencia de lluvia, la pista ha mejorado rápidamente, especialmente una
gran diferencia entre la primera y la segunda pasada, en la que los pilotos han
descubierto una superficie con mucho más grip una vez retirada la primera capa
de gravilla. Esto
ha quedado patente con el mejor
tiempo logrado por Thierry Neuville. El belga, se veía obligado a alterar su programa
convencional de tres pasadas por el shakedown después de que un problema
técnico en su i20 WRC le obligase a parar en el primer enlace y a ser remolcado
de vuelta al Parque de Asistencia para que Hyundai Motorsport solucionara el
contratiempo.
Neuville, que estaba luchando con Ott Tänak por ser subcampeón, regresaba
cuando la mayoría de pilotos había completado sus tres pasos obligatorios. La
segunda y la tercera pasada realizadas por Thierry eran incluso más rápidas que
el mejor tiempo realizado por el segundo, en este caso, Stéphane Lefebvre, el cual afrontaba su segunda participación en Australia
después de tomar parte de la edición de 2015. Recordemos que tanto al francés,
como a Craig Breen, Yves Matton
ha pedido públicamente que tomen más riesgos, por lo que era de esperar que con
todo decidido y después del rechazo de Sébastien Ogier a
fichar por la firma de los dos chevrones, vieramos algún mensaje en forma de
buenos tiempos por parte de ambos. Tras
el primer Citroën nos encontramos con Jari-Matti
Latvala, Kris Meeke y Ott Tänak,
teniendo que bajar hasta las últimas posiciones entre los pilotos prioritarios
para encontrarnos a los pentacampeones, Sébastien
Ogier y
Julien Ingrassia. Recordemos que no están inscritos
ni Juho Hänninen con Toyota, ni Dani Sordo con Hyundai.
Inicio ajetreado de la primera etapa del Rally de
Australia. La
prueba oceánica mantenía las temperaturas suaves y el suelo seco, con unos tramos que se limpiaban rápidamente lo que beneficiaba
especialmente a un Andreas
Mikkelsen que siempre se ha encontrado muy cómodo en esta cita, tal y como lo
demuestra su victoria en 2016. El noruego se ponía líder desde el primer tramo,
en una mañana que comenzaba con muchos problemas para la
mayoría de los pilotos. Empezando
ya por Sébastien
Ogier. El francés,
ya con el título asegurado llegaba tranquilo a la meta de la primera especial.
En su Ford Fiesta RS WRC algunas marcas de guerra en el frontal, fruto de una
fuerte compresión en uno de los pasos de agua que había en este recorrido
inicial. No parecía preocupado el de Gap, que llegaría sólo unos minutos más
tarde al final del segundo tramo asegurando que unos problemas en la caja de cambios
le estaban obligando a hacerlo de forma manual con el cambio secuencial. Aun así,
se mostraba sorprendentemente tranquilo, confiado en acabar el año con un buen
resultado y solventar lo antes posible un futuro que debe pasar por continuar
al menos un año más con M-Sport.
Algo
menos impertérrito se mostraba Ott Tänak tras el primer tramo. El estonio
comenzaba su último rally con la estructura británica con un toque en la parte trasera que
lo dejaba sin difusor.
Con menos apoyo aerodinámico que el resto, Tänak sufría en la rapidísima
segunda especial, siendo superado por Thierry Neuville en más de cuatro
segundos en la general y en la particular lucha que ambos mantenían por el
subcampeonato. Recordemos que el belga tenía una renta de 14 puntos, por lo que el ganador en Cerdeña y
Alemania debía esperar casi un descalabro del piloto de Hyundai para poder
terminar el año a espaldas de Ogier. A todo esto, debía sumarse los problemas
de intercomunicadores para Jari-Matti Latvala,
el paragolpes trasero semi-arrancado en el Hyundai de Andreas Mikkelsen o el
pinchazo de Stéphane Lefebvre en el primer tramo. El más afectado de esta primera
sección era Esapekka Lappi,
el cual sufría un trompo en el TC2 y además completaba la especial sin
dirección asistida. El joven finlandés se debía detener justo después de la
meta para tratar de averiguar la procedencia del aceite que caía de su Toyota
Yaris WRC. Recordemos
que aquí sólo había dos unidades del
coche nipón.
Hayden
Paddon se quejaba de que la base arenosa de los tramos estaba impidiendo que se
limpiaran rápidamente, sin embargo, el segundo
scratch consecutivo de Andreas Mikkelsen confirmaba que sí había cierta mejoría con el paso de
los coches a pesar de que el polvo en suspensión también era mayor. Algunos,
como Kris Meeke, empezaban a plantear la opción de aumentar la diferencia entre
coches para evitar este problema de visibilidad. En
el último tramo regresaba todo más o menos a la normalidad antes de dirigirse
todos los equipos participantes a la asistencia. Ogier recuperaba el cambio
secuencial por levas, mientras que Latvala sustituía el cable del
intercomunicador y Tänak compensaba la falta del difusor con los reglajes de su
Ford Fiesta RS WRC. Craig Breen
conseguía el segundo mejor tiempo en la primera pasada por Sherwood, especial
con la que se cerraba el primer bucle. Era la forma del irlandés de responder a
Yves Matton cuando este pidió a sus jóvenes pilotos que tomaran más riesgos. Craig terminaba entre lágrimas
este TC3,
declarando que cuando todo estaba en el sitio era increíble la sensación. El de Citroën sólo era superado por un
Andreas Mikkelsen completamente imparable que sumaba su tercer scratch
consecutivo. El noruego aventajaba en 16,6 segundos a Kris Meeke y 17,7 al
propio Breen. Cinco scratchs de seis posibles. Ese es el bagaje que presentaba Andreas Mikkelsen después de la primera parte de la etapa del viernes. Una vez
más, el noruego parece adaptarse mejor que el resto a los tramos del Rally de
Australia 2017, demostrando que su actuación hace precisamente un año no fue
casualidad. En cuanto al resto, pocos son los pilotos que no han llegado al
final de las especiales sin faltarles alguna parte del coche.
Los
tramos de la tarde comenzaban de nuevo con Ott Tänak llegando a meta sin
difusor trasero y con daños en la zaga. El estonio eludía hacer comentarios
sobre los motivos que habían provocado estos nuevos problemas en su Ford Fiesta
RS WRC, completamente consciente de que se estaba dejando unos segundos muy
importantes en su batalla
con Thierry Neuville por la segunda posición final del campeonato. La curiosidad
se extendía también al coche de su compañero de equipo, Sébastien Ogier, el
cual además de seguir sufriendo problemas con el cambio de forma intermitente,
también llegaba sin el
difusor alojado en el lugar que
le corresponde. Aun
así, la nota más curiosa entre los tres coches de M-Sport la pondría Elfyn Evans. El reciente ganador del Rally de Gales
llegaba a la meta del TC4 con el suelo de su
habitáculo completamente anegado por el agua. Los numerosos vados de la especial,
sumado a la rotura de uno de los sellos provocaba que el agua entrase en
grandes cantidades cada vez que tenían que vadear uno de estos pasos. Los tramos
se continuaban limpiando y
era normal que los tiempos mejoraran en más de cinco segundos entre pasadas a
pesar de no ser recorridos demasiado cuantiosos. Aun así, los pilotos seguían
quejándose de que la base arenosa de los tramos seguía ofreciendo un agarre menor
del que esperaban,
razón por la que muchos decidían incluir el compuesto blando entre los
neumáticos que portaban en sus respectivos coches, con el objetivo de montarlos
en el eje trasero y conseguir algo más de tracción.
La
situación era aprovechada por Andreas
Mikkelsen, el cual
conseguía acumular cuatro scratchs en el inicio de la prueba, racha que sólo
conseguiría terminar su compañero y amigo, Thierry Neuville. El tiempo del
belga le permitiría superar a Craig Breen en la general y situarse muy cerca de
Kris Meeke, segundo. Había que bajar
hasta la octava plaza para encontrarnos a un Sébastien Ogier al que le estaba pasando mucha
factura abrir pista y tener los problemas intermitentes en su cambio. Andreas
Mikkelsen cerraba el segundo bucle regresando a la senda del scratch. El noruego, muy
cómodo durante todo el día se presentaba en las dos pasadas por la superespecial
con una renta de 20,9 segundos sobre Kris Meeke y de
23,1 con respecto a su compañero de equipo, Thierry Neuville. En cuarta posición se instalaba
Jari-Matti Latvala después
de que Craig Breen tuviera que ceder algo de tiempo y renunciar a su estrategia
debido a la salida de uno de sus neumáticos duros de la llanta. Esto le
obligaba a montar el neumático blando que llevaba en su C3 WRC, perdiendo unos
segundos con el ganador del Rally de Suecia 2017. El irlandés pasaba a ser
quinto por delante de Tänak, Paddon y Sébatien Ogier que seguía octavo. Quedaban para el final la disputa de las
dos pasadas por la superespecial. Con el nombre de Destination NSW, el corto recorrido urbano 1,27
kilómetros en
Coffs Harbour fue mucho más tranquilo que el
resto de especiales de la jornada. En este caso, han tenido que esperar mucho
los pilotos punteros, los cuales deberían esperar a que el resto de pilotos no
prioritarios completaran los
dos pasos por el tramo antes de salir ellos a una especial que se ha desarrollado en su casi
totalidad sobre asfalto y que incluso contaba con dos saltos artificiales.
A
pesar de disputarse en la misma zona que en 2016, los organizadores han decidido
variar su formato, por
lo que era nueva para todos los participantes. De nuevo con la premisa de no
cometer errores y sabedores de que las diferencias iban a ser mínimas y casi
despreciables para la general del Rally de Australia 2017, los pilotos han
completado las dos pasadas sin grandes sobresaltos. Algunos como el propio Andreas Mikkelsen reconocían que
se habían encontrado más arena de
la que esperaban sobre el asfalto, algo que lo hacía aún más resbaladizo ya que
los reglajes de tierra limitan mucho el grip en este tipo de condiciones,
mientras que las suspensiones y los frenos de menor diámetro obligan a los
competidores a anticipar mucho más sus maniobras. En
lo referente a los tiempos, Mikkelsen ha dado algo de tregua tras dominar cinco
de los seis tramos disputados anteriormente, sin embargo, era Thierry Neuville el que
mantenía la imbatibilidad de Hyundai al sumar los dos scratchs con los que se daba por
finalizada esta primera etapa. Esto le servía al belga para encaramarse a la
segunda posición de la general, a 20 segundos de su nuevo compañero de equipo y
ganador de la edición del año pasado de la cita transoceánica.
Kris Meeke
finalizaba la jornada tercero,
agradeciendo que su salida de pista se hubiera dado en un lugar en el que
pudiera posteriormente regresar al tramo sin grandes daños. Esos 12 segundos
perdidos le permitirían estar más cerca del líder, sin embargo, el norirlandés
consideraba positivamente el no haber acabado allí su temporada 2017. Mientras
tanto, Jari-Matti
Latvala se establecía en la cuarta plaza, por delante de otro piloto Citroën, Craig Breen. En
cuanto al resto, Ott Tänak
bromeaba con sus dos percances de la jornada, en ambos perdía el difusor trasero y
diciendo adiós a gran parte del apoyo aerodinámico en el eje posterior. El
estonio, en actitud muy distendida durante todo el día aseguraba que tenía que
conducir mirando por las ventanillas. En el caso de Esapekka
Lappi y Hayden Paddon la sensación era distinta. En el caso del finlandés, la falta de
dirección asistida le arruinaba por completo el rally, mientras que el kiwi, el
cual corre prácticamente en casa, reconocía que seguía sin encontrar los
tiempos. Le tocó en esta ocasión a Andreas Mikkelsen comprobar en sus carnes lo que se
siente cuando se te escapa una victoria que tenías encaminada por un pinchazo,
en su caso por dos. La segunda
jornada del Rally de Australia 2017 comenzaba con la anunciada lluvia, la cual complicaba
mucho el paso por la especial de Nambucca, con sus 48,89 kilómetros, siendo un
de los tramos más largos del Mundial de Rallyes.
En
él comenzábamos a poder ver que la imbatibilidad
de los Hyundai podía no ser tan indiscutible. La mayoría de los pilotos que calzaban
Michelin apostaba por los blandos, en el caso de Citroën por 6 neumáticos de
este compuesto, en el de M-Sport y Toyota por sólo cinco, mientras que en
Hyundai se apostaba por montas mixtas, equipando Neuville su i20 WRC con 4
blandas y una dura, mientras que Mikkelsen y Hayden Paddon llevaban tres
blandas y dos duras. Tras
el paso de los primeros coches, la lluvia
comenzaba a caer con más fuerza en Nambucca, algo que lastraba a los pilotos que no
salían entre las primeras posiciones. En el caso de Hyundai, parecían verse
ciertamente sorprendidos por la aparición del agua, incluso Paddon reconocía
que no disponían de demasiados neumáticos blandos, razón por la que habían optado por dicha monta mixta: nunca había conducido tan mal en esta especial en toda mi vida, con la
lluvia, todo estaba mojado y cubierto de barro y de repente, estaba seco. Con
estas ruedas era complicado. Tenemos que mirar después las ruedas blandas, no
tenemos demasiadas. A pesar de que había tenido un cómodo
liderato hasta el momento, Mikkelsen
también advertía que la estrategia mixta no había sido la más acertada, viéndose superado por
Thierry Neuville y Jari-Matti Latvala en esta especial. El finlandés de Toyota,
con el segundo mejor tiempo en esta primera especial del día, reconocía estar atacando al máximo aprovechando las difíciles
condiciones que se encontraban presentes en este inicio de jornada.
Había
una pequeña tregua en la primera pasada por Newry, el cual contaba con casi el 90%
de su recorrido seco.
A pesar de ello, la mayoría de los competidores se quejaba de falta de agarre
incluso con la goma blanda, lo cual complicaba mucho a la hora de coger
confianza con el terreno. En estas condiciones, la carrera daba un vuelco, con
Andreas Mikkelsen sufriendo un doble pinchazo que no sólo le costaba el liderato al
piloto noruego, sino que también le obligaba a abandonar ya
que únicamente contaba con un neumático de repuesto. No sería el único en experimentar
problemas. Mientras que un
crecidísimo Jari-Matti Latvala se lanzaba de nuevo a recortar los segundos de
desventaja acumulados durante el viernes, Meeke, Ogier y Neuville se
saltaban un cruce y
perdían un tiempo vital. En
el caso del francés, pentacampeón del Mundo de Rallyes, reconocía haber perdido
la concentración y en gran parte la motivación ante la dificultad de salir de
Australia con un buen resultado, mientras que
el belga de Hyundai se quedaba sólo al frente de la carrera, también después de completar la
especial con la rueda delantera derecha fuera de la llanta. No las tenía todas
consigo el nuevo líder ya que reconocía que podía haber roto algo en la caja
de cambios también.
La
pasada por el tramo de Raceway, una pista de karting de 1,37
kilómetros con dos pequeñas zonas de tierra permitía
a Latvala recortar algo más de tiempo respecto a la nueva punta de lanza de
Hyundai, el cual ya sólo mantenía una renta de 6,3 segundos sobre el finlandés.
Neuville reconocía que se había quedado sin la primera en su caja de cambios,
por lo que sufría mucho en las curvas lentas. Ya después del paso por la asistencia y
con la caja de cambios ya en plenitud de condiciones, Thierry Neuville ha
tenido opción durante los dos tramos del bucle de la tarde de contener los ataques de un
Jari-Matti Latvala que
ha llegado a admitir que, ante este tipo de exhibiciones por parte del piloto
de Hyundai, poco tenía en su mano para darle la réplica. Y es que, a la
diferencia de 6,3 segundos con la que se llegaba a la asistencia del mediodía crecía hasta los 19 segundos
después de sólo dos especiales, las
pasadas por Welshs Creek y Argents Hill. Sólo
dos especiales ya que la última, que estaba programada de nuevo en Newry, debía
ser cancelada por los daños sufridos
en uno de los puentes que
se encontraba a mitad del recorrido, dejando la jornada seriamente recortada a
la espera de la disputa de las dos superespeciales con las que se cerraba esta
penúltima jornada del Mundial de Rallyes de 2017. Los 12,7 segundos que le
endosaba Thierry Neuville a Latvala en dos especiales eran lo suficientemente contundente
para que el propio piloto de Toyota reconociera que la opción de una monta no mixta no le estaba
dando la suficiente confianza como
para volver a atacar, cuando su unidad del
Yaris montaba cuatro neumáticos de compuesto blando y el suelo se mostraba con
bastante agua.
En cuanto al resto, Kris Meeke decía adiós a sus
opciones de
terminar la temporada volviendo a subir al podio. El norirlandés de Citroën
perdía la trasera de su Citroën C3 WRC y golpeaba contra un puente en el tramo
de Welshs Creek. Allí se dañaba la suspensión trasera, obligando al pupilo de
Yves Matton a tomar
el camino de la retirada y ceder la tercera posición a Ott Tänak. Craig Breen pasaba a ser
cuarto, con 25 segundos de desventaja respecto al estonio que deberá
conformarse con la tercera posición final en el campeonato. Por
su parte, Sébastien
Ogier seguía pagando la falta de concentración de la que estaba haciendo gala. A pesar de que tiene la decisión tomada y sólo
está a la espera de poder anunciar su futuro, el francés se está mostrando más
errático de lo que acostumbra y en este caso se traducía en una salida de pista
en Welshs Creek en la que golpeaba el frontal de su Ford Fiesta RS WRC, perdiendo el splitter delantero y
dañando parte del paragolpes.
A pesar de dejarse algo más de 10 segundos, los abandonos de Mikkelsen y de
Meeke le permitían al ya campeón ascender hasta la sexta plaza. Sólo restaban cinco especiales para terminar la temporada y a pesar de la brecha que mantenía Thierry Neuville sobre Jari-Matti
Latvala, por
encima de los 20 segundos de diferencia entre ambos, todo parecía estar
predestinado a mantener la emoción hasta el último minuto. Eran suficientes los tres primeros tramos del domingo
en el Rally de Australia 2017 para vivir una demostración de que la cuarta victoria de la
temporada del piloto belga podía resistirse.
De
nuevo el día amanecía nublado y amenazando con precipitaciones. La lluvia había
caído copiosamente durante la noche pero, aun así, los pilotos salían separados por
intervalos de tres minutos para
evitar posibles problemas con el polvo en las zonas más secas. La monta de
neumáticos predominante era la de cinco neumáticos blandos, a pesar de ello, era difícil encontrar el grip en muchos puntos de las
especiales, las cuales volvían a barrerse en su mayoría con el paso de los
primeros coches. La
primera especial del día comenzaba con sorpresa. Stéphane Lefebvre, que hasta
ahora estaba completando una actuación sin grandes incidentes ni tiempos destacables, arrancaba
la rueda trasera izquierda de su Citroën C3 WRC tras tocar un árbol. El francés
mostraba toda la frustración golpeando con fuerza su coche. Rabia contenida
tras una temporada en la que el francés ha sido uno de los grandes señalados,
perjudicado por la ostensible rapidez de
Kris Meeke y la regularidad de Craig Breen. Seguramente, con la no llegada de
Sébastien Ogier, él puede ser uno de los grandes beneficiados, después de
llegar a apuntarse durante el año que podría ser degradado al nuevo R5. Sin embargo, esta vez podía tener
consuelo el francés después
de que Craig Breen también tirara por tierra todo el trabajo y volcara en la siguiente
especial. El irlandés, al igual que su compañero en Citroën, debía abandonar a
sólo tres tramos para el final de la prueba, algo que reforzará las palabras
utilizadas por Yves Matton durante los últimos días en los que pedía a los dos
jóvenes pilotos de la firma de los dos chevrones que mostraran algo más.
La lluvia
caía con fuerza y esto pillaba por sorpresa a todos los participantes, los
cuales se quejaban no sólo de la falta de visibilidad, sino también de que el
coche flotaba en algunas secciones, casi como hielo reconocía Meeke. En estas
condiciones, Latvala
volvía a crecerse. El finlandés le daba dos bocados a la ventaja de Neuville y
llegaba al último tramo antes de la asistencia con sólo 9,9 segundos de diferencia
con el belga de Hyundai. Sin
embargo, Neuville no estaba dispuesto a dejar su presa, por lo que respondía
con rapidez al jefe de filas de Toyota en el primer paso por Wedding Bells,
dejando su renta en 14,7 segundos a falta de los dos últimos tramos del rally.
Más problemas vivía el resto, especialmente un Ogier que ya estaba quinto, a más
de dos minutos y medio de Neuville, pero que seguía teniendo problemas con el cambio en su
Ford Fiesta RS WRC. Este problema, que también afectaba a la unidad de Elfyn
Evans, provocaba instantes de tensión para la pareja Ogier/Ingrassia, los
cuales incluso entraban antes de tiempo en el tramo y eran penalizados con un
minuto. Finalmente, sólo restaba una especial
para finalizar el Rally
de Australia después
de que los organizadores decidieran cancelar el penúltimo tramo por la gran
cantidad de agua caída durante las primeras horas de la mañana. Si Thierry Neuville se veía muy
confiado a su llegada a la asistencia, la eliminación de este paso por Pilbara le servía para
afrontar con mucha más seguridad el desenlace de la última prueba de la
temporada, en la que además de anotarse su cuarto triunfo del año, también
lograba un subcampeonato que sabe a poco después de quedarse fuera en
Monte-Carlo y Suecia cuando era líder.
Siempre
quedará la sensación de lo que pudo ser y no fue tanto para Thierry como para
el equipo Hyundai. En un año en el que Sébastien
Ogier estaba lejos de su círculo de confort, la falta de regularidad y los errores
en la parte más importante de la temporada han terminado de dilapidar sus
opciones de convertirse en Campeón del Mundo de Rallyes. Ya
mirando a la próxima temporada, Neuville conseguía destronar por primera vez en
el último lustro al piloto de Gap como el piloto con más victorias en un año, por lo que se puede mostrar
confiado en
lo que respecta a la opción de batir al pentacampeón en ritmo de carrera en el
caso de que este decida continuar como piloto del WRC. Con seis victorias
acumuladas ya en la máxima categoría del Mundial en sus seis temporadas,
Thierry ha firmado su tercer subcampeonato. Con el segundo puesto de la general en
la mano, Jari-Matti
Latvala dañaba la suspensión delantera izquierda y se iba recto, teniendo abandonar en la última
especial del año y permitiendo a Ott Tänak y Hayden Paddon subir una posición.
En el caso del neozelandés, a pesar de las malas sensaciones, conseguía un
podio que servía para ayudarle a salir de la espiral negativa en la que se encuentra. Sébastien Ogier cerraba el año
con el mejor tiempo en la Power Stage y la
cuarta plaza por delante de su compañero de equipo, Elfyn Evans. Tres Ford
Fiesta RS WRC y dos Hyundai i20 WRC entre los cinco primeros, con Lappi y Meeke con su Citroën C3 WRC cerrando la clasificación general de los World Rally Cars.
Citroën
cierra una de las temporadas más difíciles de su historia en una profunda
crisis a pesar de las dos
victorias conseguidas por Kris Meeke a lo largo del año en México y Catalunya. Los dos
abandonos de Breen y Lefebvre, sumado al abandono de Meeke y la negativa de Ogier a recalar
en la firma francesa, deja entre la espada y la pared a los responsables del
equipo de los dos chevrones. La octava plaza de Kris tras
reengancharse por Rally2 no ayuda a hacer más llevadero el invierno en
Versalles. Nos
despedimos así de una temporada muy emocionante, en la que hemos visto hasta siete
ganadores distintos, el regreso triunfal de Toyota GAZOO Racing, el paso
definitivo de nombres como Elfyn Evans, Ott Tänak o el propio Thierry Neuville.
así como la deslumbrante irrupción de pilotos como Esapekka Lappi o Teemu
Suninen.
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