
Han pasado los años desde que se anunció aquel SST-e, el que estaba llamado a ser el primer autobús escolar eléctrico, pero la cosa no cuajó. Este pasado verano la Blue Bird Corporation, el fabricante más solicitado de los típicos school buses, anunció su proyecto de electrificación. Y ahora es el fabricante alemán, a través de su filial americana Thomas Built Buses, el que se propone plantar cara a Blue Bird. Saltan chispas en el transporte de menores de Norteamérica.
Blue Bird: más de 20 años detrás de un enchufe

El fabricante de Reno, que fabrica autobuses desde 1927 y acumula una cuota de mercado del 54%, comercializará su primer autobús eléctrico en 2018. Utilizará como base el archiconocido Blue Bird All American RE, un incombustible del asfalto nacido en 1950 que vive su sexta generación desde 2014. Las siglas RE hacen referencia a la posición posterior del motor, frente a los modelos All American FE. La versión eléctrica del All American RE contará con baterías de 100 y 150 kWh de capacidad, que según estimaciones de Blue Bird brindarán a los autobuses escolares eléctricos una autonomía teórica de entre 130 y 160 kilómetros, aproximadamente y dependiendo del estilo de conducción del chófer.
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¿Son viables los autobuses escolares eléctricos? Todo apunta a que sí. De hecho, hay terreno por recorrer en la electrificación de estos vehículos. Si nos atenemos sólo a datos de autonomía, sabemos que los Catalyst E2 Series ya anunciaban hace algo más de un año un máximo de 563 kilómetros con una sola carga. Eso era posible gracias a unas impresionantes baterías de 660 kWh de capacidad que se recargan por completo en 5 horas, lo que no parece nada complicado en unos vehículos que, al fin y al cabo, pasan la noche aparcados en una cochera. De todas formas, ¿quién necesita tanta autonomía, cuando se trata de llevar a los niños al colegio?
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