El Citroën C4 Cactus recupera una de las señas de
identidad de Citroën. La originalidad. Que una marca que ha
dado al mundo del automóvil auténticos tratados de mecánica con el Citroën Traction Avant,
de funcionalidad con el Citroën 2 CV, de adecuación al uso el Citroën Méhari,
de belleza el Citroën CX,
de modularidad con el Xsara Picasso o de revolución automovilística en mayúsculas con el mítico Citroën DS, se
hubiera convertido en un constructor generalista al uso, fabricante de modelos
con plataformas compartidas con Peugeot, era algo que no cuadraba con una
historia rica en modelos importantes.
Además, Citroën es una marca que regaló al mundo del automóvil importantes aportaciones más
allá de los modelos, como ser la primera
en fabricar en cadena móvil en Europa, primera en construir coches 100% acero,
primera en aplicar estrategias de mercadotecnia, primera en crear una red de
concesionarios y ocuparse de su formación o primera en introducir la venta a
plazos, por ejemplo.
El C4 Cactus, por tanto,
recupera la originalidad. Pero no se queda ahí. Esta berlina compacta de 4,16 metros
de largo, apunta a las versiones menos potentes de los
compactos generalistas al uso, como el propio C4 y sus rivales directos, llámense Peugeot
308, Renault
Mégane, Ford Focus, Opel Astra, Seat León y compañía y, sobre todo, a esta nueva generación de SUV
urbanos cuyas ventas están disparándose. El C4 Cactus es, por
lo tanto, un rival directo para el Opel Mokka,
el Renault
Captur o el Peugeot
2008, por ejemplo.
Para arrancar clientes a
esos dos segmentos, el de los compactos convencionales y el de los SUV de
pequeño formato, el C4 Cactus apuesta por cuatro características muy concretas; el diseño, el confort, la
tecnología útil y un precio competitivo. Vamos a ver como
responde a cada una de estas cuatro intenciones.
Diseño
A primera vista, impacta. Hay dos aspectos clave en su
diseño exterior; el primero, la contundencia de una carrocería presidida por un frontal
robusto, casi sin parrilla y con los faros separados, en línea
con los C4 Picasso.
A esa contundencia que, sin embargo, no destila ningún tipo de agresividad
formal, contribuyen los pasos de rueda amplios, la altura libre al suelo propia
de un SUV, de 21 cm nada menos, mayor que la de un Renault Captur o que la del mismísimo Nissan Qashqai, las barras de techo de curioso diseño y el pilar
trasero, integrado por una amplia pieza esmaltada en el color de la carrocería.
La otra característica chocante
es la combinación de colores. El C4 Cactus tiene un color
base de los diez a elegir y una serie de elementos contrastados que tienen la
función de proteger la carrocería. Se trata de los airbumps laterales en las puertas,
un elemento añadido atornillado a la puerta por dentro y bajo la
contrapuertas, de manera que la unión es invisible, y de las protecciones en
las esquinas y en la zona del portón trasero, del mismo material pero sin aire.
Todos estos elementos están fabricados en termoplástico
de poliuretano y
los airbumps laterales tienen, además, pequeños colchones de aire
que absorben los pequeños golpes dados a las puertas en los aparcamientos en
batería o con los carros de la compra, por ejemplo. Citroën ha tardado tres años en desarrollar y probar
estos elementos y garantiza su estética original durante toda la vida del coche, ya que ha sometido al material a
intensas pruebas en climas extremos y a todo tipo de agresiones externas para comprobar su durabilidad en estos entornos.
Siguiendo con el exterior, los montantes delantero y
central están vinilados en negro, los retrovisores van a juego con las barras
de techo y los airbumps pueden elegirse en cuatro colores; negro, gris,
beige o marrón chocolate, lo que permite numerosas
combinaciones. A éstas habrá que sumar las que prevé la gama en sí integrada
por tres motores, cuatro en otoño, tres niveles de acabado y varias ediciones y series
especiales sobre esos
acabados. La marca ofrece además tres combinaciones de interior diferentes en
tonos negro, marrón y púrpura.
Ya que hablamos del
interior, vamos con él. Primero, el diseño. La verdad es que la primera impresión es muy
positiva. Los asientos tienen un tapizado agradable y son
enormes, el salpicadero está muy despejado y es muy plano y los elementos utilizados para
determinados usos, como el tirador de puertas o el acabado de la guantera, recuerdan con
un gusto exquisito las maletas y baúles clásicos.
En el diseño del salpicadero hay varios elementos
llamativos. En primer lugar, la guantera es muy grande y no tiene airbag, aunque no hay que
preocuparse; el acompañante está perfectamente protegido por uno de los
inventos del coche, un airbag de techo frontal. Al colocarlo en el techo se
mantiene la misma efectividad pero se ofrece a los diseñadores mayor libertad
en el diseño del salpicadero. Otra novedad son las dos pantallas de la
instrumentación. La primera, más pequeña, va situada tras el
volante y ofrece información digital de la velocidad, el kilometraje y el
combustible restante. Esta disposición, similar a
la del BMW i3 y
a la del C4 Picasso se completa con la pantalla central, idéntica en sus menús y su manejo a la que utilizan tanto el mencionado
monovolumen como el Peugeot 308.
Mediante siete botones
táctiles accedemos a los diferentes menús para la climatización, el seting de
algunos elementos del coche, la gestión del equipo de audio, el navegador, el
ordenador de a bordo, el acceso a determinadas aplicaciones descargadas de internet
y al teléfono Bluetooth. El equipo es compatible con todos los smartphones y todos los C4 Cactus llevan esta
pantalla, aunque
las funciones dependen de los niveles de equipamiento y los opcionales montados, como veremos después.
Debajo de esta pantalla
están las dos salidas de climatización y, en las versiones con caja de cambios
pilotada ETG, tres botones que sustituyen a la palanca de cambios.
Estos botones sirven para insertar la marcha adelante, la marcha atrás y la
posición de punto neutro y se acompañan de levas al volante para cambiar
manualmente. Hay que decir, no obstante, que estas versiones no tienen un modo de uso del
cambio manual y
que, por tanto, el uso de las levas es ocasional y no comporta que el cambio
deje de trabajar en modo automático.
Confort
Los asientos son, efectivamente, muy grandes y muy confortables.
Citroën afirma que están inspirados en los sofás y tiene razón ya que el
mullido es muy blando. Los traseros son de una sola
pieza y aptos para tres plazas. Citroën explica que se ha elegido una banqueta
corrida por motivos de peso, ya que el coche es realmente ligero, pero es evidente que
también existe una componente de costes. La banqueta tiene un mullido parecido
al de los asientos delanteros y el espacio es más que suficiente para cualquier persona en altura a techo.
Hay que tener en cuenta que
este tipo de asientos, sin forma en las plazas exteriores, facilitan que tres personas se
encuentren cómodas detrás de
manera que podemos afirmar que este C4 Cactus es más cinco plazas que la gran
mayoría de sus teóricos rivales. Al precio, eso sí, de no poder abatir la
banqueta por mitades. El
maletero tiene 358 litros de capacidad, una cifra correcta
para las dimensiones exteriores del coche. Cabe recordar que los compactos a
los que se enfrenta tienen maleteros de entre 350 y 400 litros, pero que todos
ellos miden entre 15 y 25 centímetros más. Abatiendo el respaldo trasero, la capacidad se va a 1.170 litros.
Tecnología útil
El elemento más destacado en
este apartado es la pantalla digital, que tiene el inconveniente que sólo puede utilizarse uno de los elementos al
mismo tiempo. Por ejemplo, si estamos parados programando el navegador
y tenemos calor, tenemos que salir de la navegación, irnos a la climatización,
regularla, y volver a navegación, como si de un iphone se tratara.
Hay, no obstante, otros elementos destacables. El
equipamiento no incluye los últimos gadgets de seguridad pero, en cambio, sí elementos como la cámara de retrovisión, el sistema de asistencia al
aparcamiento automático, unos limpias llamados magic
wash, que reparten el agua a lo largo de la escobilla para no malgastarla
y resultar más eficaces y un techo de cristal tratado de manera que no resulte caluroso.
La marca, que lo ofrece de serie en el tercer nivel de equipamiento, asegura que sólo deja pasar un 3% del calor solar
y que, por tanto, ha podido prescindir de la
habitual cortinilla interior de
este tipo de techos de cristal. El techo, por cierto, no es practicable pero sí
muy grande.
Precio de compra y de mantenimiento bajo
El cuarto elemento conviene
explicarlo bien. El C4 Cactus no es un coche low cost. Eso vaya por delante. Es
un coche diseñado para que resulte relativamente barato pero sin renunciar a ofrecer una
calidad percibida elevada, un equipamiento útil y un diseño atractivo,
aunque en este último apartado la palabra la tendrá cada cual ya que, como
todos los diseños originales, a primera vista puede generar tanto una atracción
inmediata como un rechazo absoluto.
Para conseguir hacer un
coche barato, Citroën ha elegido unas soluciones técnicas ya existentes y de
probada solvencia. El chasis, por ejemplo, no es la nueva plataforma modular para coches compactos que usan el 308 y
el C4 Picasso sino
una versión de batalla larga de la plataforma A de la marca, es decir, la que
utilizan el Citroën C3 y los Peugeot
208 y 2008, con el que comparte mercado. Para ello, se ha aumentado la distancia
entre ejes a 2,60 metros, cifra casi coincidente con la del C4, que es más largo y más ancho.
Además, la marca ha buscado hacer un coche muy ligero,la
versión de gasolina arranca en 1.040 kilos y no hay ninguna por encima de los
1.200, y para ello ha utilizado argucias como el uso de aluminio en el capó
delantero y las vigas del chasis, aceros ligeros de alta
resistencia elástica y otros recursos como la citada banqueta trasera corrida,
el techo de cristal, más ligero que el de acero o las ventanillas traseras, que
no disponen de apertura descendente sino que se abren
sólo ligeramente a compás. Esta es una solución que ahorra peso y ayuda a la estética al enrasar el cristal de la ventanilla con la línea de la carrocería.
Finalmente, los materiales
utilizados son sencillos pero muy aparentes. No hay plásticos blandos, por
ejemplo, pero el tacto de los mismos y la percepción visual son muy agradables.
Nada que ver, por ejemplo, con la calidad de materiales o el ajuste de los
modelos Dacia, que sí
reivindican la consideración de low cost.
El C4 Cactus tiene algunos tics de
coche económico, como las
mencionadas ventanillas traseras, los intermitentes laterales fuera del
retrovisor, el capó o las puertas sin dobles juntas de goma, pero no se puede considerar como un coche que
esté fuera de los estándares actuales de la producción europea y el ajuste de piezas y calidad es impecable. No se oyen problemas de ajuste de ningún tipo.
Mecánicas
Las dos de gasolina son dos variantes del nuevo motor
Puretech de tres cilindros, una atmosférica y otra
turboalimentada. La primera rinde 82 CV y es
atmosférica mientras que la segunda es turboalimentada y
rinde 110 CV.
La sensación de la mecánica de 110 CV a gasolina es que se trata
de un motor suficiente y muy interesante si el precio acompaña, ya que la de 82
CV puede quedarse ligeramente corta si el vehículo va a circular muy cargado o en zonas de fuertes pendientes. La respuesta es franca
al acelerador, con una buena capacidad de recuperación y unas prestaciones
generales honestas. Tiene una punta de 188 km/h. y un consumo medio de 4,7
litros a los 100.
La versión de 82 CV atmosférica se venderá con caja de
cambios manual de cinco marchas, el de 110 también, y con otra de tipo ETG, manual
pilotada sin pedal de embrague y funcionamiento automático.
Esta versión, con Stop&Start de serie, consume 4,3
litros por 4,6 de la variante manual. Huelga decir que todos los C4 Cactus están por
debajo de los 120 gr/km de CO2 y que muchos de ellos quedan incluso
por debajo de 100.
En el campo diésel hay dos
versiones del 1.6 HDi de PSA. La primera es el tradicional motor de 92 CV, asociado sólo a la caja ETG de 6 marchas
mientras que la otra es una nueva variante de este mismo motor pero con el
sistema de catalizador de urea más filtro de partículas que ofrece 100 CV, asociado a una caja manual de cinco velocidades.
Los consumos son espectaculares, al menos los homologados, con 3,6 para el ETG,
3,4 para el BlueHdi y 3.1 para una versión de este último con llantas de 15
pulgadas, aunque de serie todos los C4 Cactus llevan llantas de 16 y 17 pulgadas.
Del comportamiento dinámico
del coche, poco os podemos contar. El esquema McPherson delantero y barra de torsión
trasera es lo que se lleva en el segmento. La suspensión es cómoda aunque algo dura en compresión y no genera un balanceo excesivo de la carrocería en curva.
Una gama en la que resultará fácil
perderse
Citroën es la marca con las gamas más complicadas del
mercado. Coches como el C4 o el C5 tienen mil y un acabados y series especiales
que acaban siendo acabados por derecho propio con diferencias de precios
irrisorias entre ellos. El C4 Cactus no será una excepción y la gama inicial ya es un lío.
De entrada, aquí tenéis los precios. A todos ellos habrá que aplicar una serie
de descuentos ofrecidos por la marca más el plan PIVE, si se aplica, y además la marca ofrecerá dos sistemas de renting, uno
tradicional pero aplicado a particulares y otro en función del kilometraje.
- Citroën C4 Cactus VTi 82 CV Life: 14.750 €
- Citroën C4 Cactus VTi 82 CV Feel: 16.100 €
- Citroën C4 Cactus VTi 82 CV Feel Edition Silver: 16.700 €
- Citroën C4 Cactus VTi 82 CV Feel Fine: 15.730 €
- Citroën C4 Cactus VTi 82 CV Feel Cool: 16.880 €
- Citroën C4 Cactus VTi 82 CV Shine: 17.400 €
- Citroën C4 Cactus VTi 82 CV ETG Feel: 17.000 €
- Citroën C4 Cactus VTi 82 CV ETG Feel Fine: 16.630 €
- Citroën C4 Cactus VTi 82 CV ETG Shine: 18.300 €
- Citroën C4 Cactus e-HDi 92 CV ETG6 Live: 16.850 €
- Citroën C4 Cactus e-HDi 92 CV ETG6 Feel: 18.200 €
- Citroën C4 Cactus e-HDi 92 CV ETG6 Feel Fine: 17.830 €
- Citroën C4 Cactus e-HDi 92 CV ETG6 Feel Cool: 18.980 €
- Citroën C4 Cactus e-HDi 92 CV ETG6 Feel Hello: 18.800 €
- Citroën C4 Cactus e-HDi 92 CV ETG6 Shine: 19.500 €
- Citroën C4 Cactus e-HDi 92 CV ETG6 Shine Moonlight: 20.450 €
- Citroën C4 Cactus BlueHDi 100 CV Live: 16.950 €
- Citroën C4 Cactus BlueHDi 100 CV Business: 18.300 €
- Citroën C4 Cactus BlueHDi 100 CV Feel: 18.300 €
- Citroën C4 Cactus BlueHDi 100 CV Feel Fine: 17.930 €
- Citroën C4 Cactus BlueHDi 100 CV Feel Cool: 19.080 €
- Citroën C4 Cactus BlueHDi 100 CV Shine: 19.600 €
- Citroën C4 Cactus BlueHDi 100 CV Shine Urban: 20.300 €
Vamos a intentar poner orden en este caos. Las versiones
Live, lo que equivale a decir la versión de entrada de los C4 Cactus, lleva de serie ESP y control de tracción con
asistente de arranque en pendientes, 6 airbags, dos isofix
detrás, faros de día de LED, control de crucero con limitador de
velocidad, tiradores de puertas, airbumps y carcasas de retrovisores negros,
asiento del conductor regulable en altura, radio MP3 con mandos al volante, la pantalla de 7 pulgadas,
toma USB y elevalunas delanteros y cierre centralizado eléctricos.
Sobre este equipamiento, los
Cactus Feel añaden volante de cuero, barras de techo, retrovisores y elementos de
diseño en negro brillante, aire acondicionado, Bluetooth manos libres, faros
antiniebla y rueda de repuesto mientras que los Feel Fine prescinden de estos
dos últimos elementos y son algo más baratos. Sobre los Feel, existen los
Feel Cool, con climatizador, faros y limpiaparabrisas automáticos, una
segunda toma de USB, lunas traseras sobretintadas, llantas de 17 pulgadas y un
interior en color marrón o morado.
El acabado Shine no es superior al Feel Cool sino que
cambia algunos elementos. Mantiene el climatizador, los limpias y faros
automáticos y los cristales oscuros pero tiene llantas de 16 pulgadas e incorpora navegador con disco
duro para música, cámara de retrovisión, techo de cristal y retrovisores térmicos.
Sobre todo eso, hay paquetes
opcionales. Aire y Bluetooth para el Live cuestan 1.200 imprescindibles euros,
el Pack Feel Gris, con climatizador, faros automáticos, segundo USB, antinieblas y llantas
grises de 16 pulgadas vale 800 euros, el Feel Negro, igual pero con llantas
negras, 900 y el Pack Feel 17 con lo mismo pero llanta 17 y lunas sobretintadas
cuesta 1.100 euros.
Las pinturas deben pagarse también salvo que elijamos el color rojo.
El blanco vale 150 euros, los metalizados 400 y el blanco perlado 550. Luego,
los aibumps de colores cuestan otros 100 euros, los habitáculos marrón u
púrpura en otros acabados distintos del Feel o el Shine cuestan 200 euros y la tapicería mixta cuero tela,
sea en gris, marrón o negro, 750 euros.
Además, la mayoría de elementos de los pack pueden pedirse si la versión
elegida no los lleva de serie. La rueda de repuesto vale 80
euros, el climatizador con encendido de faros y sensor de lluvia, 390, los
antiniebla 150, los cristales oscuros 90, las llantas de 16", 100 o 350
dependiendo del color y las de 17, 250 o 350 si son negras, la cámara de
retrovisión con sensores traseros 350, el park assist 450, el navegador 700, el
techo de cristal para los Feel 400 y el Citroën eTouch, un botón en el techo que permite conectar con una
central de asistencia en caso de accidente, unos recomendables
300 euros.
Por si el lío no fuera
suficiente hay dos ediciones especiales Feel Silver y Feel Hello, una serie especial
Shine Urban, otra Shine Moonlight, estas son combinaciones de colores
concretas de lanzamiento, y un acabado Millenium exclusivo
para el mercado español que aparece en el configurador de la marca en internet
y que es un Feel con algunas opciones.
En definitiva, un coche diferente, interesante y
atractivo como
primer coche para familias jóvenes con niños, para séniors ya sin cargas
familiares que quieran un coche elevado y diferente a buen precio y como
segundo coche para familias que quieran poner algo de
diseño en sus vidas. Si quieres conocer el resto de accesorios, consulta el enlace.
Yo no quiero aventurar cosas pero creo que este coche, si
los descuentos son buenos, y los de Citroën suelen serlo ya que, de entrada, se
anuncian 1.600 euros en la página de la marca a sumar, supongo, al plan PIVE, va a ser un éxito. Tiene múltiples ventajas y, sobretodo, es un coche muy adecuado para las
necesidades del público al que se dirige y para los tiempos que corren.
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