¿Quieres dejar tu coche lo más limpio posible pero
recelas de los túneles de lavado o no quieres gastar demasiado dinero en la
limpieza profesional? A continuación, detallamos diez consejos sencillos que te
ayudarán a dejar el vehículo reluciente invirtiendo el menor dinero posible.
Recuerda que circular con el coche limpio beneficia no solo a la higiene, sino
a la seguridad y a la conservación del mismo.
Si optamos por lavar nuestro coche a mano necesitamos,
como condición indispensable, un sitio adecuado donde poder hacerlo, a ser posible con posibilidad
de usar una manguera de agua a presión. En caso contrario, al menos debemos
contar con dos cubos de agua de unos diez litros cada uno.
Usaremos una manopla específica. De microfibra
o de lana de cordero resultan ideales, en lugar de las
tradicionales esponjas, para evitar pequeños arañazos en la pintura por
partículas que puedan quedar alojadas en la esponja. Se venden en tiendas
especializadas o en grandes superficies.
Necesitamos además el jabón, o champú, adecuado para
automóviles. Básicamente uno que ofrezca buena lubricación para evitar rayones
y que no sea agresivo con la pintura. También un producto especial para limpiar
las llantas y una bayeta con la que secar el coche una vez lavado. Una vez más,
la microfibra es la mejor opción por seguridad. Lo ideal es que pueda absorber
la mayor cantidad de agua posible por lo que las de pelo largo resultan una
buena opción.
Consejos
Prelavado. Remoja
todo el coche antes de comenzar a enjabonarlo y pon especial atención en las
zonas más sucias. La idea es sacar la mayor suciedad posible para no tener
problemas posteriormente con el guante de lavado. Empléate particularmente con
las llantas.
Un cubo para el jabón y
otro para el aclarado. La idea es tener un cubo de agua relativamente
limpia para aclarar el guante constantemente y eliminar así cualquier tipo de
residuo que se pueda quedar alojado en la palma y evitar arañazos.
El jabón justo. Demasiada
espuma dificultará el aclarado así que usa el champú con mesura. Uno o dos
tapones por cada diez litros de agua suele bastar.
De arriba abajo. Para
empujar toda la suciedad hacia el suelo y sin ejercer demasiada presión sobre
la chapa para evitar sustos.
Por partes. Trabaja
por separado ruedas, carrocería, cristales y el interior del vehículo. Hasta
que no hayas terminado una zona no pases a otra. Lo ideal es dejar las lunas
para el final porque es posible que puedas mancharlas mientras limpias el
salpicadero o los paneles laterales del interior.
Calor. No es
recomendable el uso prolongado de agua caliente, aunque pueda eliminar la
suciedad más enquistada, ni lavar el coche a la hora de mayor calor del día.
Puede resentirse la carrocería y el jabón dejar manchas indeseadas.
Productos especiales. Sprays
quitainsectos o cepillos especiales para llantas pueden ser las mejores armas
para completar un lavado exhaustivo y evitar daños en la pintura.
Secado. Mejor con
bayetas especiales que al aire, para evitar manchas que pueda ocasionar el agua
o los productos de limpieza. Lo ideal es desplegar la bayeta y posarla en la
carrocería hasta secar el agua. La capacidad absorbente del material consigue
que el coche se seque sin necesidad de fricción y reduce, por tanto, el riesgo
de daños.
La cera. Es una
excelente idea para preservar la carrocería de agentes externos. Aplica el
spray de cera cuando el coche esté completamente limpio y seco.
Aspiradora.
Imprescindible para trabajar el interior. Aprovecha las distintas boquillas del
aparato para llegar a todos los rincones y también a los circuitos de
ventilación del coche. No olvides las alfombrillas y sacúdelas antes para
eliminar los residuos de mayor tamaño.
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